Diario de Mallorca

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Entrevista

Toni Nievas: "Sé que soy difícil de encajar, estoy adelantado a mi tiempo dos horas"

"Querer ser dibujante de cómics desde niño me salvó de las cocinas de los hoteles del Arenal" - "La pintura es el peor arte que hay en estos últimos tiempos" - "Me gusta el líder de Podemos, pero creo que ese partido ha sido un imán para mucha gente fracasada que no sabía qué hacer con su vida"

Paula y Toni Nievas posan en un banco de la calle Blanquerna. Guillem Bosch

En los directos, se viene arriba. "En los shows es donde verdaderamente puedes hacer humor", considera. Sobre todo cuando el Gobierno ha amordazado por ley ciertos chistes cibernéticos. Los días 18 y 19 de septiembre actuará en Trampa. El 9 de octubre, en el Mar i Terra, en el marco del Fes Jaja!!! Espera cerrar fechas con Visto lo visto en Madrid y Barcelona, y en enero de 2016 girará con Ignatius Farray por el norte de España. Vive la miel de los escenarios. Los vídeos, casi diarios, con su hija Paula, se disparan hasta las 2.500 visitas en internet. Nievas ya no sufre. O cada vez menos. De la pena a la sonrisa de Mona Lisa.

-¿La playa que ha dibujado está en el Arenal?

-Sí. Soy un hijo del Arenal. Es un calificativo que siempre me pongo. Todo lo que soy es gracias a ese lugar; un espacio con sus horrores que me provoca nostalgia y me recuerda a mi infancia.

--¿Tuvo una infancia feliz?

-Feliz, luminosa y al lado de la playa. Una infancia en la que ignoraba lo que era el Arenal, un barrio de emigrantes que vinieron a hacer dinero en los hoteles, formaron sus familias y tuvieron sus hijos. Si lo analizamos bien, esa generación fue mejor que la nuestra. Nuestros abuelos sí lo pasaron mal, pero sus hijos tuvieron trabajo y consiguieron lo que se habían propuesto: pagar la hipoteca, tener una casa, tener hijos, comprarse un coche o incluso una segunda residencia. Luego, cuando vas creciendo, te das cuenta de que el Arenal es una pesadilla y piensas, "como me quede aquí, me puedo morir". El Arenal es muerte mental. Un lugar que no ofrece salidas. La única que hay es meterse en un hotel y triunfar como camarero o camarera de pisos, o friegaplatos. De hecho, yo mismo estuve trabajando muchos años en los hoteles fregando platos. Parte de la educación que yo he tenido viene de todo eso. Gracias a las inquietudes artísticas que tenía desde niño, me espabilé para salir de ahí.

-¿El lápiz le salvó de las cocinas de los hoteles?

-Querer ser dibujante de cómics desde niño me ha salvado de todo. En el Arenal no hay librerías, exposiciones, conciertos... De repente, me topé con un cómic de superhéroes en un quiosco. Yo venía de leer Mortadelo y Filemón, que es veneno, y doy con uno de la serie Secret Wars de Marvel. Y veo la luz: todo ese universo de fantasía me estimuló mucho. Eso y descubrir también los videoclubs. Los que rondamos los 40 fuimos niños que realmente recibimos la educación de los tebeos y los videoclubs. Somos una bomba de información y conocimientos pop que no sirven para nada.

-Empezó a publicar tarde.

-Mis libros no son publicaciones sino autoediciones. Polvo cósmico con Fonart fue una tirada pequeña gracias a una ayuda que consiguieron. No cobré nada y nunca llegué a saber qué paso ahí. Es un libro tirado a la basura porque a pesar de ser una buena edición ni se hizo presentación ni se movió bien en los medios de comunicación para que salieran artículos. Un libro sin reseñas en ningún sitio es invisible. Así que lo sigo defendiendo como autoedición. Libros físicos tengo tres: Autor en tiempos de crisis, Polvo cósmico y Autor bajo demanda. En web, en iTunes Store, con Underbrain, está Porno fino. El último, en pdf, me lo ha escaneado Voltereta. Me han escaneado casi 400 dibujos en pdf que voy subiendo al Facebook. Es un resumen de lo que he ido haciendo este último año. De ahí había ideas para varios libros: Gente de internet, que son todas las viñetas con el humor de internet y del fracaso de la viralidad, y En la época, un libro de generación e iniciación que está quedando muy bien. Éste sí que lo veo como físico.

-En Polvo cósmico reflejó la cara B del turismo.

-Es un libro nostálgico sobre el Arenal: amor y odio. El turismo que tenemos en Mallorca es un desastre: el de calidad y el de morir. Hablo de los hoteles, los alemanes, el turismo de vomitar, pero es lo que hay.

-¿Con la ecotasa seremos más felices?

-Ya tuvimos una ecotasa. Son demasiadas ecotasas las que pagamos. Poner la ORA ya es una ecotasa. O pagar el autónomo. ¿La ecotasa la invertirán en destrozar otra área natural como Ses Fontanelles?

-¿Fue antes el dibujo o el vídeo?

-El dibujo. Lo primero que llegó a mis manos fue un catálogo de una exposición de Picasso. Me quedé fascinado. En el colegio había un profesor que daba una extraescolar de pintura y empecé a copiar dibujos del malagueño. Luego pasé de pintar a dibujar. También dibujaba cuando trabajaba en los hoteles y estaba muy quemado porque veía que no iba a ningún lado. Luego me junté con pintores, gente mayor, pero vi que estaban muy mal, destruidos. Los pintores que conozco de 50 ó 60 son para mí como una señal de alarma. La pintura es el peor arte que hay en estos últimos tiempos. No te puedes desarrollar bien como pintor a no ser que vengas de una buena familia, tengas galerista o seas millonario y lo puedas hacer por hobby. Hay muy pocos casos de gente que viva de la pintura actualmente. Después conocí a otros artistas jóvenes, gente que también está con el multimedia. Por ejemplo a Biel Salas, quien me puso las pilas con el tema de la edición. Me gusta mucho el vídeo. Yo pensaba que era imposible hacer una película sin millones. Después llegó la renovación del analógico al digital, que fue cuando cambiaron las cosas y todos pudimos ser creativos.

-Si hubiera tenido dinero, ¿habría optado por esa fórmula low cost que ha hecho tan suya?

-No lo sé. Lo que hago es fruto de arreglármelas para que salga con lo que tengo. Pese a ello, es cierto que lo que me funcionan son personas normales alejadas de la interpretación. No sé si el tipo de comedia que hago funcionaría con actores profesionales. Me gustaría hacer en el futuro una película con una productora de verdad. Los guiones que estoy escribiendo últimamente son para hacer un plan de rodaje de verdad. Por ahora no pienso hacer otra película Como todas las mañanas porque es perder la salud y bajar escalones. El low cost que he hecho está bien para tenerlo en el currículum, pero es tirar buenas ideas por el váter. Son películas que apenas tienen distribución y no se han estrenado en salas. Al menos he tenido la suerte de que alguien las haya subido al torrent para que la gente las baje y las vea.

-El suyo es un dibujo poco elaborado, defectuoso. ¿Vale más el chiste que el trazo?

-El dibujo es un medio para expresar una idea o un chiste. Y yo me considero humorista. Lo que hago en dibujo no deja de ser un añadido a mi humor. Los dibujos me han servido luego para meterlos en el directo o en un vídeo. Tampoco tendría mucho sentido que elaborase un dibujo durante cinco horas. Éstos son tiempos líquidos, muy rápidos. Es la era de internet. Y también son viñetas, no es un Batman o Los cuatro fantásticos de John Byrne.

-¿Podría hablar de algo que no fuera usted mismo?

-Hablo de mucha gente que no soy yo. Lo que analizo es el fracaso, el mundo del artista, el paso del tiempo, mi generación. También hago mucho humor de los nuevos tiempos. Soy un cómico de su época. Sí que digo cosas muy burras y eso sí es muy personal y difícil de encajar. A lo mejor estoy adelantado a mi tiempo dos horas (risas). Hay cosas que digo que tampoco sé si se pueden decir. Un humor así no lo encuentras en ningún lado.

-¿Rencoroso con Buenafuente?

-No. ¿Cuánto tiempo ha pasado ya de mi participación En el aire? ¿Un año? Gracias a ese programa me ha conocido mucha gente. Me siguen parando por la calle por aquello y me preguntan cuándo voy a volver. El recuerdo para el público que me vio es genial. No es, "ostras, fracasé". Es a él que no le encajo en el programa. Yo quería hacer una cosa muy libre, muy de ir a hacer el burro, y eso no se podía hacer. Pero también me pasa con el Yu de los 40 Principales. Cuando me quitas la burrada, como que pierdo los poderes. En los directos me siento un superhéroe de Marvel. La gente se mea de risa conmigo. En Visto lo visto, con 700 personas, cada show es un subidón de ego y de adrenalina. Pero funciona cuando soy yo y hago lo que me da la gana. Cuando me dicen blanquito o por aquí no o cuidado a ver... Vas con tantas cosas en la cabeza que te bloqueas un poco y no funciona.

-El intermedio también se interesó por Nievas pero aún espera esa llamada. ¿Su vida se reduce a esperar una llamada que nunca llega o es lo que sucede mientras espera que suene el teléfono?

-Hago muchos chistes y humor sobre la espera. Pero es que al final me he convertido en un personaje al que le han pasado cosas muy gordas que no le han pasado a nadie que yo conozca. Son cosas gordas que luego no se llegan a cerrar. Lo de El intermedio fue algo único. No te llaman de El intermedio cada día. Me llamaron para una colaboración en un programa especial que se iba a hacer en verano. Hubo no sé qué problema de la cadena con el Gobierno y al final no se hizo. Si no haberlo hecho en verano, me sirve para que ahora se produzca una llamada y pueda ir haciendo cosas con ellos, no lo descarto. Ojalá.

-¿Espera que le den algún programa en IB3?

-No, ni con los nuevos ni con los viejos. IB3 está bien tocada desde que se crea. Está fallida. IB3 es el juguete de cuatro empresarios que tienen productoras. Empresarios de la construcción o de los medios de comunicación que además tienen sus productoras. Pero eso no es televisión. Lo de IB3 es un gran misterio. Es como lo de Canal 9, Telemadrid, son desastres que no se sabe para qué están ahí. Hay mucho dinero que se invierte, pero luego yo no conozco a nadie que vea IB3. Luego se pone la excusa de que se hace para la gente mayor. Siempre que la he puesto me sale un señor pescando mayor o un jubilado presentando un programa en fires o gente subiendo un pino. Cinco horas de un directo de gente subiendo un pino, hay que respetarlo, pero dentro de ese horario creo que se podría dar trabajo a gente joven que está aquí en Mallorca. Yo el trabajo lo tengo fuera gracias a Dios. Pero me encantaría hacer un programa de humor aquí si me le ofrecieran. En catalán, en chino o en euskera.

-La mayor necedad que ha visto últimamente para dibujar es...

-El otro día vi una foto en la que salía un grupo de gente viendo un museo. Era el Louvre o algo parecido. En su interior, todo el mundo se estaba haciendo un selfie. Nadie miraba el arte. Ostras, la humanidad realmente se ha ido a la mierda. Lo que vemos a diario en internet es un chiste. En los nuevos tiempos del Facebook, esa necesidad de que te vean, la exhibición... Ves fotos de gente que no conoces, gente que se está metiendo en una edad muy mala, gente con la operación bikini... Ahí hay siglos de humor.

-¿Dentro de qué piel sentiría urticaria?

-En la de cualquier gobernante. De la derecha o de la izquierda.

-¿Y de Podemos?

-El líder me gustaba hace un año. Ahora ha perdido un poco de fuerza. Me siguen gustando partes del discurso. De hecho, he sido votante de Podemos. Lo que pasa es que Podemos ha sido un imán para mucha gente fracasada que no sabía qué hacer con su vida y se ha metido ahí. Gente que ni es política ni tiene idea de nada ha encontrado ahí una salvación y eso tampoco será bueno en el futuro. Sí veo unos líderes que son buenos pensadores, con un discurso nuevo, energía y ganas de cambiar el mundo. Carmena me parece un diez. Me gusta de presidenta. Colau también es buena.

-¿Se considera un autor bien entendido por la crítica y el público?

-Hay gente que me dice que no me entiende, que estoy solo o soy un freak. Con el tiempo me he dado cuenta de que no es cierto porque he conectado en los shows con las 20 ó 700 personas que han venido a verme. Hay gente de mi generación haciendo un humor muy raro que ha encontrado su público. Noguera, por ejemplo. O Ignatius Farray, cuyo El fin de la comedia es el último soplo fresco de humor. El problema es que todo esto al final se queda en minorías, pero con muy buena crítica. Al estar en España, al final siempre pasa lo mismo: lo que triunfa es el mains-mal-gusto, tipo serie El barco o Gym Tony. Si te fijas, siempre es la misma serie con muchos actores en plano. Porque no hay guionistas que sepan crear situaciones. Una serie como Louie, con un tío, en la que pasan muchas cosas y con pocos actores, es imposible en nuestro país. Aquí siempre hay que meter a los 50 actores de turno, que entren todos en el plano, que griten un montón y con esos decorados y esa iluminación... Es el mal gusto. Venimos de una herencia mala del Franquismo, de incultura, del Toro de la Vega... El tema es que viniendo de ahí finalmente no se le puede dar salida a otro tipo de humor. Sí creo que tuvimos un humor después de Franco. Voy a defender a Tip y Coll, Faemino y Cansado incluso a Andrés Pajares y Esteso. Pedro Reyes, Eugenio... Todo eso es impensable. Un tío como Eugenio, fumando y bebiendo, contando chistes así lentos... Ahora no tendría cabida.

-¿Mallorca trata mejor a sus triunfadores o a sus perdedores?

-No lo sé. Hay gente muy mala, vaga, necia y sin talento que está en el mundo del espectáculo. No voy a decir el nombre, pero tenemos al humorista oficial que tiene sus programas de tele. También te salen cosas si te disfrazas de mujer o de cura. Vuelvo a los tiempos antiguos, a lo cutre, zafio, al chiste machista. De todos modos, ¿qué vas a hacer aquí como artista? Mi jefe Toni Garrido como productor audiovisual aquí no podía hacer nada. Tenemos nuestra isla, que está muy bien, pero para desarrollar temas artísticos, no tanto.

-Cuando se acabe la crisis, ¿tendrá que reinventar su obra?

-No, porque el artista está en constante crisis. No hago nada que no encuentres en viñetas de los setenta de Forges o Chumy Chúmez.

-¿Pero no se siente más deudor de Daniel Clowes?

-No. Más de Robert Crump quizá. Me siento deudor de los autobiográficos. El primer autobiográfico que encuentro que habla de sus fracasos es Robert Crump. Daniel Clowes dibuja muy bien, pero también tiene viñetas de artistas decadentes, de gente que está estudiando arte. Los cómics de Bola Ocho, por ejemplo. De humor español, siempre menciono a Carlo Padial, que es con el que más conecto en ideas y lenguaje. Habla de los nuevos tiempos de internet, de la gente que tiene destrozada la cabeza con el tema de lo viral. Tiene un vídeo muy bueno que se titula "soy adicto a los eventos del Facebook". Es lo más fresco que veo ahora mismo en España. Y Noguera por supuesto.

-De cómica a cómico, ¿qué ha aprendido de su hija Paula?

-Con ella me río de verdad. Tiene una perspectiva de niño maravillosa. Ves el mundo a través de la mirada de un niño. Es una fuente de aprendizaje diaria. Tú ya estás acabado con casi 40, nada te sorprende, todo es una mierda, y a los niños hay que explicárselo todo, lo van disfrutando. Ahora tiene siete años y empieza a tener conciencia de la interpretación. De todo lo que creo, lo que más fuerza tiene es lo que hago con la niña. Porque es puro, de verdad y porque lo que hacemos no existe en España. No hay píldoras de humor con un padre y su niña de siete años. Es algo muy único.

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