"El tiempo que estás donando es un precio muy bajo a pagar por salvar vidas". Con esta afirmación, José Miguel Morey justifica su presencia asidua en el Banco de Sangre. Este hombre de 49 años asegura llevar donando desde hace 28 años, después de que un duro episodio marcara su juventud: "Mi madre falleció de forma repentina cuando yo tenía 21 años. Me sentí impotente, no pude hacer nada por ella", afirma.

Después de esto, su conciencia le impulsó a hacer su primera donación: "Fue un impulso. Quería hacer algo para ayudar a los demás y me decidí a donar. Me di cuenta de lo importante que es cuando me dijeron que una bolsa de sangre puede llegar a salvar tres vidas", asegura.

La Fundació Banc de Sang i Teixits de les Illes Balears ha hecho varios llamamientos a través de los medios para que se realicen donaciones debido a las pocas reservas, sobre todo de los grupos Rh negativo. "Los que donamos podemos intentar concienciar a los demás de lo transcendental que es esto, pero una persona tiene que convencerse a ella misma para hacerlo. Yo, por ejemplo, pienso en la cantidad de vidas que puedo salvar", sentencia José Miguel.

La extracción de sangre de una persona es un proceso que no dura más de media hora y Catalina, una de las enfermeras del Banco de Sangre, cuenta que "es un acto humanitario que no duele" y tranquiliza a los donantes primerizos: "Nuestra labor es que el que venga esté a gusto y cómodo, está acompañado en todo momento y al menor signo de incomodidad, mareo o dolor, paramos".

Toni se encuentra tumbado en la camilla con un trozo de algodón en el antebrazo cuando afirma que es la primera vez que dona. "Escuché por la televisión que necesitaban donaciones y quise venir. Además, la familia de mi novia está muy implicada en todo este tema y sé lo importante que es. Es algo que no duele, la sangre no se puede fabricar y mucha gente necesita estas donaciones", afirma este joven de 24 años.

Otros de los que se han animado a donar por primera vez es Fran, un chico de apenas 20 años que explica mientras rellena sus papeles en la sala de espera que ha decido donar por puro altruismo. "Muchos amigos son donantes y como sé lo necesario que es me he decidido a venir".

Los requisitos a cumplir son muy sencillos: "cualquier persona sana de entre 18 y 65 años, que pese más de 50 kilos y que no tome drogas puede donar", afirma Catalina, aunque explica que existen otros requerimientos algo más protocolarios. "Después de hacerse piercings o tatuajes hay que esperar cuatro meses o si alguien se ha sometido a una operación también deberá esperar un tiempo. Son requisitos específicos que se aclaran tras pasar el formulario y que cualquiera puede venir a consultar", asegura.

Desde la Fundació explican que no es conveniente donar en ayunas, pero sí haber hecho la digestión, por lo que aconsejan esperar 30 minutos después del desayuno o la merienda y tres horas tras la comida del mediodía o la cena. Los hombres pueden donar sangre cuatro veces al año y las mujeres, hasta tres veces.

Francisca acude recurrentemente a donar desde hace seis años. "Es algo voluntario, pero sé que también es importante porque mucha gente lo necesita. A mi hermana le hicieron una transfusión y sin este tipo de acciones no hubiera sido posible".

La entidad organiza más de 1.600 campañas al año para que la población balear done con mayor facilidad. Para hacerse una idea, en intervenciones quirúrgicas se emplean hasta 20 donaciones y en un parto complicado pueden necesitarse de 6 a 8. Todos coinciden en la importancia de ser donante y en que un simple gesto, puede salvar vidas.