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Jo qué noche

Pollença viaja entre culturas de la mano de Ute Lemper

Ute lemper, en su homenaje al cabaret. H. G.

Las paredes del claustro de Santo Domingo, en Pollença, retumbaron ayer con la música de Ute Lemper, una de las actuaciones más esperadas del Festival de Pollença 2015. De hecho, el público parecía intuir la mágica noche, pues poco antes del concierto no quedaba ni una localidad que vender a los menos previsores, que tuvieron que contentarse con oír desde fuera del recinto.

Lemper apareció en escena acompañada por Vana Gierig al piano y Víctor Hugo Villena al bandoneón, un pequeño abanico de instrumentos que, junto a la voz personal de Lemper, no dejaron indiferente al público. La cantante inauguró el show con la canción Want to buy some illusions de F. Hollaender para después presentar al público lo que ella calificó como "un viaje entre culturas, tiempos, vidas y experiencias. Un mosaico intercultural hecho con los capítulos de una vida, compuesto por el éxito, la soledad y el amor". Así, canción a canción, fue deteniéndose en lugares diferentes para contar un pedazo de la historia de los mismos y de la suya propia.

Homenaje a grandes poetas y artistas

Emotividad y risas fueron las protagonistas indiscutibles de la noche entre homenajes a grandes poetas y artistas, desde Charles Bukowski o Pablo Neruda, hasta la misma Edith Piaf. El mundo personal de Bukowski protagonizó uno de los momentos más emblemáticos de la noche, pues Lemper, a partir de la mirada del escritor hizo referencia al mundo de los artistas incomprendidos y a los soñadores en general mediante la célebre metáfora del "pájaro azul" a la que hizo referencia Ruben Darío en sus cuentos. "Viajaremos por ese mundo secreto de Bukowski, un mundo roto en los bares de whisky, un mundo que no representa la emoción, sino sencillamente imaginación en estado puro. Recordemos al pájaro azul que llevaba en su pecho, escondido, y que de vez en cuando simplemente se escapaba, y cantaba", explicó la artista justo antes de comenzar a cantar Blue bird.

Hispano América tuvo también un importante papel en el show, pues Lemper hizo también su propio homenaje a la pasión y al tango argentino con la canción Yo soy María, una divertida interpretación que despertó las carcajadas del público. Ahora bien, América Latina no fue solamente vista a partir de la pasión y el desenfreno, sino que también tuvo lugar el romanticismo desaforado de la segunda época de Pablo Neruda, con versiones musicadas de poemas como Tus manos.

"En Mallorca siempre hay un cabaret"

La felicidad de los cabarets alemanes que había aparecido en las primeras canciones se transformó en tristeza cuando Lemper hizo referencia a la Segunda Guerra Mundial y a todos los grandes artistas y personas que perecieron en la terrible contienda. "Este año es un año triste, porque hace 75 años que empezó la II Guerra Mundial, tal día como hoy, nuestros iguales estaban luchando, muriendo y sufriendo calamidades", explicó la artista justo antes de interpretar uno de los temas más emotivos del show.

El viaje terminó en Berlín, con una última referencia al Cabaret alemán, de la mano del clásico Life is a cabaret. No obstante, Lemper no dudó en introducir en su canción agradecimientos a Pollença y a la isla en general, así como la exclamación: "En Mallorca siempre hay un cabaret", que el público recordaría con emoción. Lemper se despidió del público, que se puso en pie para romper en aplausos hasta después de que los artistas ya hubieran desaparecido entre bambalinas.

Cuando el auditorio abandonaba sus asientos, embriagado por un show inolvidable, Lemper volvió a aparecer en escena para poner punto final a su viaje interpretando el clásico Non, Je ne regrette rien de Edtih Piaf. Los gritos de emoción y la letra, conocida por todos, sonó entre los asientos del auditorio hasta el final del tema, el toque de gracia para una noche mágica en el corazón del Pollença.

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