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Grandes amores

Onassis y Callas, una turbulenta relación de tragedia griega

El naviero llegó a la isla acompañado de la soprano en octubre de 1961. Se alojaron en el hotel Formentor y después en el Castillo de Son Vida, donde bebieron champán hasta el amanecer

Una fiesta en el hotel Son Vida.

Amores flotantes los de Aristóteles Onassis en Mallorca. En octubre de 1961, el naviero llegó a la isla acompañado de Maria Callas. Fondearon en Palma, frente al hotel Mediterráneo. En el lujoso barco, les acompañaban dos invitados de alto copete: Grace y Rainiero de Mónaco. Hacía cuatro años que la pareja se había conocido durante un baile de máscaras celebrado en el hotel Danieli de Venecia. Los presentó Elsa Maxwell, la decana organizadora de fiestas de la alta sociedad de aquella época. Él tenía 53 años y ella, 33. Fue un encuentro muy discreto, pero fue suficiente para que ambos se dieran cuenta de que tenían las mismas raíces. El idilio estalló durante un crucero en el yate del naviero, el Christina, en el verano de 1959. Fue entonces cuando empezó una historia apasionada de amores y desamores, de infidelidades y reencuentros.

Dos años después, Onassis se alojó con la soprano en el hotel Formentor y en el Castillo de Son Vida. En ambos hoteles, protagonizaron las trifulcas que dieron fama a la pareja. En presencia de Maxwell, el armador y la cantante consumieron cantidades apreciables de champán en el hotel palmesano, acabando la velada en sus jardines. Durante su navegación por Formentor, el Christina se cruzó con los duques de Kent, que se encontraban de luna de miel.

El magnate y la soprano estaban casados cuando iniciaron su romance. Maria había contraído matrimonio con Giovanni Battista Meneghini, 30 años mayor que ella. Y él, con Athina, Tina, hija menor de Stavros Livanos, lo que le permitió entrar en el selecto club de los grandes armadores griegos.

Onassis había nacido en 1904 en Smirna y era ya multimillonario. Maria Cecilia Anna Kalogeropoulos, verdadero nombre de la Callas, nacida en Nueva York en diciembre de 1923, era una diva famosa, capaz de cantar en italiano, alemán o francés. Ambos eran dos fuerzas de la naturaleza.

El asalto en serio de Onassis a la Callas se inició en París, el 19 de diciembre de 1958, cuando ella actuaba en una gala benéfica. Llenó su camerino y su casa de rosas rojas. Poco después, Ari y Tina invitaron a los Meneghini a un crucero a bordo del Christina. Maria contestó que no sabía, que tenía la agenda muy llena, que se iba a Londres para una Medea en el Covent Garden. Aristo, como ella lo llamaba, replicó que iría a Londres a por la respuesta. Y fue. Le organizó una fiesta impresionante y la convenció. Meneghini, receloso, puso todos los obstáculos posibles, pero Maria no dio su brazo a torcer. El 22 de julio de 1959, el Christina levó anclas con varios pasajeros ilustres a bordo. Todos ellos asistieron estupefactos al idilio de Maria y Aristo. La diva se entregó en cuerpo y alma al naviero. Se cortó el pelo porque él se lo pidió, se quitó las gafas porque él lo quiso... A principios de 1963 no quedaba nada en la vida de Maria salvo su relación con Onassis. Fue un amor tormentoso de tragedia griega.

El magnate regresó a la isla a mediados de los setenta, cuando Jacqueline ya era su esposa. Al fondear Palma, la exmujer de Kennedy se trasladó hasta el Club de Mar a bordo de una motora y recorrió pausadamente la Catedral.

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