Ser un icono para muchos jóvenes músicos del mundo no ha convertido a Lang Lang en un semidiós sobre la Tierra. Es agradable, irónico, educado y generoso. En el Hotel Barceló Formentor, donde esta noche actúa, accede a que los flashes le radiografíen en abundancia y que las preguntas se formulen sin cesar. "Me siento realmente feliz de estar aquí, y lo digo de verdad, no sólo por educación", aclara el pianista chino. "He estado grabando durante diez horas un DVD en París, y con sólo haber pasado una noche aquí ya me siento fresco", agrega.

El programa del recital (el único que ofrece en España este 2015), que arrancará hoy a las 20.30 horas, lo conforman un conjunto de piezas "que combinan bien con el ambiente de la isla" y con las que el célebre intérprete está familiarizado: Las Estaciones de Chaikovski, el Concierto Italiano en Fa Mayor BWV971 de Bach y los Cuatro Scherzos de Chopin. "El escenario del Formentor Sunset Classics en el que las voy a interpretar ya les va a dar un toque diferente y estoy seguro que sonarán mejor que nunca", comenta el pianista, que pisa Mallorca por primera vez. "Hasta ahora no había encontrado el momento, pero siempre había intentado venir a la isla por las recomendaciones de mis amigos y por Chopin; ahora comprendo que él se inspirara aquí", asegura.

Lang Lang ha colaborado con muchos artistas de música popular como Pharrell Williams o Metallica y asegura que esa fusión ha conseguido atraer nuevo público a la clásica. "De todos modos, lo único que importa en la música es la calidad y no los géneros", sostiene. En este sentido, confiesa que le gustaría incorporar más clásica contemporánea a su repertorio. "Sí he colaborado con el oscarizado Alexandre Desplat, que es muy amigo mío, pero cuando salgo de la clásica me inclino más por el pop", reconoce.

El sueño del chino de engrandecer y popularizar la música clásica no se ha quedado en una mera utopía. "Creé la fundación porque quiero cambiar algo en este sentido, o al menos necesito intentarlo. La enseñanza de música clásica en el mundo pasa por un mal momento y desaparece de los planes de estudios", opina. Según Lang, en las escuelas musicales chinas hay mucho talento, "y quiero que éste crezca". "En los países desarrollados -continúa- se ha visto finalmente que hay menos cultura y afición por la clásica de lo que se esperaba: cuando fui a EE UU faltaban pianos clásicos en las escuelas", evoca.

A pesar de tener el síndrome del número 1 -a causa de la exigencia de su padre, de quien habla profusamente en su autobiografía Un viaje de miles de kilómetros-, asegura estar vacunado contra la frustración y el fracaso. "No les temo, soy un luchador, pero es importante tener los pies en la tierra. Soy muy apasionado y siempre intento hacerlo mejor cada día tratando de dar con nuevas tendencias e ideas sobre la música", refiere. Sin límites. "Decidí ser pianista cuando tenía cinco años y cuando tenga ochenta espero tocar mejor", agrega.

Llegar tan alto a nivel musical requiere mucho sacrificio, un hecho que desmitifica Lang con su sentido del humor. "En serio, hace poco estuve en el Roland Garros 2015 y viendo a los tenistas agradecí que mi profesión no fuera tan dura".

A los jóvenes instrumentistas les aconseja que dejen abrir su corazón y su imaginación a la hora de interpretar. "Para ser un buen pianista has de ser un buen comunicador, por eso es importante trabajar la vertiente humana, que es la que te brindará esa conexión con el público", prosigue.

De muy pequeño, confiesa que su referente era Horowitz, pero también sus compañeros de clase. Cuando llegó a Occidente, su faro fue Barenboim.

Augura un futuro "brillante" a la juventud china, al menos en el campo de la música. "Todo el mundo habla de economía, pero para mí son más importantes el medio ambiente y la educación porque pueden cambiar el futuro", explica. Dos cuestiones en las que el país "se está empezando a implicar".

La estrella de la clásica deja de hablar. Se despide. Continúan los flashes en la terraza. Suena jazz. Lang tiene un recuerdo. "Yo tocaba esta canción". Sonríe hacia dentro.