­Mario Suardiaz inauguró ayer su exposición Desnudos, una muestra de seis esculturas creadas a propósito para el Palacio de Can Vivot. El artista ha querido crear con esta intervención un escenario "fenomenológico" donde la "realidad ingenua de una manera evidente abandona lo estático para mostrar lo precario, la óptica de lo invisible, es decir, lo visible in-visible".

Los visitantes a la exposición recorrieron el palacio casi a oscuras ya que la intención del creador ha sido iluminar solo las esculturas creadas para la ocasión. Suardiaz explicó que los pilares centrales de la muestra han sido el hombre, la escultura y la arquitectura del propio palacio. Una pieza sonora compuesta específicamente para la ocasión acompañó a los espectadores. "Son sonidos de la naturaleza combinados con otros que he creado gracias a distintos utensilios", detalló.

Asimismo, un personaje interactuó con la obra y el espacio arquitectónico con el fin de "agudizar el abismo entre realidad y percepción", además de cuestionar el formato expositivo. "Un niño de 10 años de Nigeria se paseará entre los visitantes, pero solo podrá hablar su idioma nativo con los espectadores", concretó Mario Suardiaz en la inauguración de su Desnudos en Can Vivot.