El fotógrafo francés Jean Marie del Moral, hijo de exiliados españoles republicanos, visitó a Joan Miró en su taller de Palma en 1978. "Vi los cuadros y los objetos tal y como están hoy, y a un hombre acogedor de ojos fascinantes que hablaba poco", recordaba ayer. El impacto de la atmósfera mágica que respiró en el lugar de trabajo del genio catalán fue tal que desde entonces se empeñó en recorrer los estudios de los mejores creadores del siglo XX, esos "lugares de pintores entendidos como espacio mental, como autorretratos del artista". Casi cuatro décadas después, Del Moral ha retratado durante un año con paciencia, sabiduría y amor todos y cada uno de los objetos que pueblan el estudio Sert y Son Boter donde el artista "educado y discreto" creó hasta su muerte, recopilándolos en el libro El ojo de Miró, una magna obra presentada ayer en la Fundació Pilar y Joan Miró.

En el fondo, Del Moral no ha hecho sino cumplir una encomienda que Miró se propuso a sí mismo, anotándola en su Cuaderno en 1941: "Editar un libro con bellas fotos de objetos encontrados por mí, y para enriquecerlo añadir un grabado o una lito en color con un texto poético o un poema, o incluso un poema mío, si encuentro uno". El resultado es, en palabras del nieto del artista, Joan Punyet Miró, "una escultura poética, que tiene el espacio y el ojo mironiano. Los estudios de los artistas son tesoros que en muchos casos no se conservan, por eso resulta tan importante". El hecho de que a sus 85 años, el genio se fijara en el joven fotógrafo, "atrevido, indisciplinado y valiente, y le permitiera conocer sus secretos, es porque vio en él la mirada del poeta", agregó Punyet, antes de agradecer la donación a la Fundació que Del Moral ha hecho de las 30 fotografías que componen la exposición L'ull de Miró que podrá verse en su sede de la calle Joan de Saridakis hasta el próximo enero.

Algunos de los objetos recolectados por Joan Miró, con formas, materiales y colores que luego se verán reflejados en sus obras, retratados por Jean Marie del Moral. Jean Marie del Moral

Recolector compulsivo

La directora de la Fundació Pilar i Joan Miró, Elvira Cámara, se congratuló por la edición de un libro que no es un mero catálogo, pues respira la pasión de un Miró "recolector compulsivo de formas y materiales. Él decía que sólo permitía entrar en su taller 'cosas que necesito como atmósfera'. Su pasión por el objeto, que no trata como algo banal sino que nutre e el proceso creativo, se remonta a sus años de juventud. Conocida es también la importancia capital de los objetos para los surrealistas". Además, Cámara resaltó que "Joan Miró no miraba como todos los demás. Tampoco Jean Marie del Moral lo hace. En El ojo de Miró confluyen ambas miradas", un círculo que se cierra remitiendo a los lectores al mundo de las ideas del genio catalán.

Del Moral ha retratado la arquitectura, el mobiliario, las herramientas, la luz, las postales pinchadas en las paredes, los grafitos y su colección de curritos, las marionetas populares que se asemejan tanto a los cuadros de Miró para componer un libro "muy alegre". El fotógrafo ha reconocido a lo largo de su empresa la atmósfera que respiró cuando visitó el taller de Miró de su propia mano. "Le interesaban mucho las formas, el círculo y el óvalo, los ojos de los objetos. En los objetos se nos revelan los colores que luegos vemos en su obra. En esta época que vivimos saturados de imágenes, de palabras, necesitamos silencio y otra forma de ver. Si puedes estar diez minutos ante un objeto elegido por Miró te cambia la perspectiva. Él seleccionaba sus objetos de una forma poética, libre y sencilla", concluyó Del Moral.