El Pegasus de Joan Miquel Oliver alzó el vuelo el pasado sábado en el claustre de Sant Francesc. Fue un vuelo alto y perfecto en el que las canciones de su último disco se estrenaron con un buen directo poco encorsetado. La fórmula de interpretar uno tras otro los temas del cedé, por orden estricto, fue sustituida por un procedimiento más relajado y cercano y que intercaló canciones de discos anteriores. El recital arrancó con Marès a radial, acaso la joya de la corona del disco, con permiso de Pegasus y Flors de cactus, cajitas de música de engranaje poético y electrónico.

Oliver estuvo cercano y participativo con el auditorio -cerca de 300 personas- que llenó el claustro y le acompañó durante un viaje de más de veinte canciones.

El músico se subió al escenario con el exteclista de Antònia Font Jaume Manresa y con el batería Xarli Oliver. La sorpresa llegó cuando se le sumó en las tablas el guitarrista Toni Pastor.

Las teloneras fueron Codo, grupo formado por Clara Ingold y Antònia Fuster. Tras la actuación, la fiesta continuó en el Museu de la Jugueta.