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Entrevista

Paco Tomás: "El error de la política cultural española ha sido convertir a los artistas en enemigos"

Paco Tomás (Palma, 1967), en una imagen reciente.

El columnista de DIARIO de MALLORCA acaba de publicar su primera novela, ´Los lugares pequeños´ (Punto en boca), un relato fragmentado sobre la vida de un personaje oscuro y perturbador que usa la ficción para mejorar la realidad.

-¿Son los lugares pequeños más difíciles que los grandes?

-En la novela, los lugares pequeños no son sólo físicos sino también emocionales. Es en estos últimos donde nos refugiamos cuando nos sentimos solos o buscamos nuestro lugar en el mundo. Por lo general, son mundos claustrofóbicos. Por otra parte, da la sensación de que en un pueblo o en una ciudad pequeña, donde sucede esta novela, la vida es monótona. Y es precisamente en esos mundos en los que parece que no pasa nada donde se esconden historias cotidianas tremendas.

-¿El hecho de que la acción suceda en un lugar pequeño intensifica la carga dramática o emotiva?

-Sí. Es un libro en el que hay mucha claustrofobia: en la papelería, en la casa del protagonista, en sus propios pensamientos. Incluso la estructura de la novela lo es.

-Como isleño, conoce bien lo que es un lugar pequeño en el que lo privado es de dominio público.

-Claro. Nací en Palma, me fui a vivir a Madrid con mis padres, luego regresé a la isla y después volví a la capital. Toda mi vida ha sido así. Cuando vienes a Ciutat te das cuenta de que sí hay un componente de que lo privado es de dominio público. Vas a un lugar y todo el mundo se entera de que has estado allí. En esos lugares que no conoce la gente, algo olvidados y alejados de los grandes núcleos, se nota que hay muchas historias escondidas. Ésas son las historias que a mí me fascinan.

-Fidel despierta sentimientos contradictorios. ¿Le ha creado de manera ambigua conscientemente?

-Cada vez estoy más fascinado con el personaje. Es uno de esos personajes que cobran vida propia más allá de lo que has construido. Por otra parte, cada uno tiene una percepción de Fidel distinta. Yo creo que hay tantos fideles como lectores. Cada lector se sitúa de un modo distinto frente al personaje. Hay gente que lo detesta, otros lo entienden. Es un personaje torpe y toda su frustración familiar arranca de esa torpeza.

-¿En realidad es tan torpe?

-Ni mucho menos. Es un maestro haciendo collage, pero lo de la torpeza es lo que le inculcan. Percibe que si es torpe y se dan cuenta de ello va a sufrir mucho. Por eso se esfuerza en pasar desapercibido, y es en ese intento cuando el personaje se va llenando de matices. Es un personaje que acaba muy oscurecido porque es él quien decide quedarse en la sombra para que a la luz no se vea quién es realmente. Y es en esa sombra donde se inventa un paraíso artificial. Pero eso es algo que todos hacemos cuando estamos en un ambiente hostil. O nos adaptamos, o cambiamos, o creamos un paraíso artificial, un lugar en el que somos nosotros mismos.

-¿La ficción nos ayuda a sobrevivir?

-Sí. Para mí ha sido un refugio desde muy pequeño. Creo que se me entiende más desde la ficción que desde la realidad. Con nuestros gustos damos más información que en una entrevista, por ejemplo."Si el domingo hay una abstención enorme, pensaré que tenemos lo que nos merecemos"

-La forma y el fondo de la novela están vinculados. No en balde la estructura también es un collage.

-Era mi idea desde el principio. Quería que mi novela fuera fragmentada como las fotos del collage de Fidel. Me interesaba que las piezas narradas estuvieran desordenadas y que el lector las fuera encajando.

-La novela es de 2013. ¿Le costó encontrar editorial?

-Un poco. La estructura de collage me creó un primer conflicto. Los primeros editores no lo vieron tan claro. Querían que fuera una línea argumental más tradicional. Pero yo quería contar así la novela. Creo que ahora mismo hay una habilidad lectora distinta a la de antes porque la gente tiene más cultura visual. En mi caso, mi bagaje viene sobre todo del mundo audiovisual, del cine y de la televisión. De hecho, mi primer contacto con la ficción es audiovisual y creo que escribo de manera muy visual. Mi generación ha visto Perdidos o una película de Inárritu sin un orden lógico, por eso está totalmente capacitada para hacer una lectura fragmentada. En este sentido, creo que a veces ciertos productores y editores sobreprotegen al lector y al espectador de ciertos productos, como si en realidad no estuvieran capacitados para consumirlos.

"´Alaska y Segura´ no ha sido una apuesta de TVE, no nos han querido; una televisión pública ha de ser otra cosa"

-¿Es eso aplicable al programa Alaska y Segura, del que es guionista?

-Sí. Creo que ése es el gran error cultural de este país: convertir al mundo de la cultura en una especie de enemigos, en los subvencionados, en los que viven del cuento... La piratería es una absoluta falta de respeto a los creadores, está instalada en la sociedad, y a los políticos no les ha dado la gana de explicarle a la gente que somos una superpotencia en cultura. Si España ha aportado algo al mundo es cultura.

-¿Se sienten maltratados con el horario al que les ha relegado TVE?

-Yo lo siento así. Pienso que TVE no nos ha querido, no hemos sido su apuesta. Para mí la televisión pública debe ser un lugar en el que se puedan hacer cosas que no se hacen en otras televisiones comerciales. No vas a programar un concierto de Benjamin Clementine en Sálvame; algo así sólo tiene sentido en una televisión pública que tiene en cuenta otras cosas y no las audiencias.

-"España siempre opta por el mal menor", "este país tiene una gran capacidad para olvidar"... La novela está trufada de reflexiones sobre nuestro país.

-La cuestión de olvidar es una frase que dice Agustín, el dueño de la papelería. Hay una generación en este país que sabe que ha sufrido mucho para conseguir cosas y a la que no le compensa ese sufrimiento. Es una generación que prefiere olvidar a cambiar las cosas para evitar ese sufrimiento. Creo que en otro país del mundo, si hubiera sucedido lo que ha pasado en España, se habría producido una revolución. Y aquí ha habido cero dimisiones, el corrupto se mantiene... La única esperanza que me queda es pensar que la población no está tan dormida y que espera su momento; es decir, las elecciones del domingo y luego las generales. Si hay una abstención enorme, pensaré que tenemos lo que nos merecemos. Sabiendo lo que sabemos, que en realidad no es más que la punta del iceberg, me parecería de una irresponsabilidad absoluta que volviera a salir el PP. La misma que suponía votar al PSOE en el 96, después del escándalo de los GAL.

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