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Crítica de teatro

Motivo de honda satisfacción

El Teatre del Mar ha conseguido, entre otras picas clavadas en Flandes, "fidelizar" a algunos nombres punteros que periódicamente le rinden visita. Entre los más destacados, el gran Toni Albà: inauguró la sala en 1994 con su maravillosa L'ombra y ahora ha regresado (brevemente, sólo dos funciones) con esta Audiència i-real en la que explota, en solitario, el personaje (el monarca emérito) que lleva caricaturizando brillantemente trece años, en escena y en los platós.

Con la que está cayendo y además en campaña electoral, uno se espera que esta propuesta (el rey padre se encuentra con un grupo de ciudadanos, los espectadores, dispuesto a responder a nuestras preguntas) constituya una sucesión de pullas a la política en sus diversas vertientes. Y así es, ciertamente, con abundantes referentes mallorquines. Pero a Toni Albà, que prácticamente inició su trayectoria en la pantomima, le puede su vena de composición de fábulas delirantes. Así que la representación constituye un combinado de ambas facetas. Se detectan algunos decaimientos del ritmo, pero en cambio otros momentos resultan divertidísimos, de los de llorar hasta las lágrimas.

Ciertamente, éste es un montaje con un significativo margen de improvisación. Y por eso mismo de irregularidad, en cierto sentido. A los espectadores les cuesta un poco arrancarse con las preguntas y, para cuando le cogen el gusto a la práctica, la representación ya anda muy avanzada. Así y todo, quede constancia de la prodigiosa habilidad dramática, en voz y en gesto, de este excepcional comediante. El lleno prácticamente absoluto, el domingo (con fútbol y todo), así lo constata.

Audiència i-real

Teatre del Mar

***

Autor, director e intérprete: Toni Albà. Vestuario: Moichido Watashi.

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