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Música

Joan Miquel Oliver: "'Pegasus' es un viaje personal por Mallorca"

El guitarrista y compositor lanzará el próximo día 14 su nuevo disco, el primero después de la disolución de Antònia Font - Su tercer álbum como solista, "muy electrónico", incluye todo tipo de novedades técnicas

Joan Miquel Oliver, ayer, en Palma.

La búsqueda es el motor de Pegasus y la fascinación, su combustible. La investigación de Joan Miquel Oliver para conseguir nuevas soluciones dentro del pop le han llevado, en su tercer álbum en solitario, a experimentar más con la electrónica y a dejarse llevar por patrones de música tropical y latina. El resultado es muy rotundo y sorprendente. Bailable incluso. El músico presentará el disco, con libreto ilustrado por Albert Pinya, en los festivales más importantes del circuito estival: Guitar BCN, Primavera Sound, popArb, Vida, Festival de Pollença (18 de julio) y Cap Roig, entre otros. El single Flors de cactus, que habla de un autor que no quiere esconderse detrás de su personaje, ha tenido traslación en imágenes: un vídeo futurista rodado en el aeropuerto de Alguaire (Lleida) por los realizadores Mai Balaguer, Jordi Fàbregas y Óscar Lorca.

Concepto

"Pegasus es un viaje personal por Mallorca y un divagar sobre nosotros mismos como animales civilizados y con emociones". "Las canciones forman parejas de dos. El disco empieza en el mar, en la zona del Cap de Ses Salines hasta Santanyí, que es lo que se escucha en Marès a radial. Luego se traslada a la noche en Pegasus, con la imagen de una playa desierta (aquí veo el Migjorn de Formentera). Después el viaje pone rumbo hacia el interior de la isla -Porreres por ejemplo- con Orthopedic Ragtime y Teuleres tancades", donde se evoca una Mallorca que acaso está desapareciendo. "Pese a ello, creo que vivimos en un paraíso, aunque éste esté disimulado", opina Oliver. Con Ecos d'ambulàncies y Fèmurs, el disco se adentra en la ciudad, a través del Polígon de Llevant, y en la civilización para desembocar en el paisaje natural de Esferes y Món vegetal. La última parada del viaje son las relaciones personales, recogidas en Flors de cactus y Mil bilions en estrelletes. El título, comenta como anécdota el músico, "fue cosa de Quimi Portet". "Bromeando, me dijo que un disco que se llamara Marès a radial, como yo lo quería titular, no podía pasar a la historia". "Además, Pegasus también me gustaba porque físicamente es imposible venir de esa constelación enorme y tan lejana", señala.

Grabación

Es un disco confeccionado desde la lentitud y la fascinación. "Tenía por una parte unos acordes de guitarra, por otra un fragmento de letra, los combinaba, luego volvía a atrás, etc. Ha sido un proceso muy distinto a otros discos, cuando a veces podía hacer hasta tres canciones en un día", explica Oliver. El artista revela que la producción ha sido como encajar las piezas de un puzzle que en ocasiones había que desmontar para volver a empezar. "No cabía la pereza", agrega. La producción hercúlea del álbum, editado y distribuido por Sony Music, no está reñida con una escucha más inmediata y superficial del mismo. "Que cada uno le preste oídos como quiera", aconseja el compositor, que se concentró en este trabajo en paralelo a la gira del Col·lectiu Eternity y después de terminar la crónica Setembre, octubre, novembre.

Producción

Unipersonal. "He ido probando muchas soluciones artísticas y técnicas distintas con cada uno de los temas", comenta. Sin cansarse. "Cuanto estás solo, la meta te la pones tú", comenta. "Mi límite fue el de la fascinación absoluta". "Cuando tenía una pista grabada, si a la mañana siguiente al volver a escucharla no me quedaba absolutamente fascinado, probaba otra cosa distinta", reconoce. "La búsqueda constante ha sido lo más importante en este disco", subraya.

Estudio

"Lo he grabado en mi centro de operaciones de Palma", detalla. Un espacio inspirador y con detalles que uno relaciona sin esforzarse demasiado con su poética personal: unas lamparetes que son regadoras, un piano de juguete en las vigas, etc. "Este nivel de trabajo tan elevado e intenso sobre un disco no se puede hacer en un estudio de fuera ni tampoco con cinco personas más", señala. "En Pegasus he trabajado yo solo entre siete y ocho horas diarias durante medio año. Probando soluciones diferentes. Por ejemplo, cambié una cuestión técnica de los bajos que me produjo una gran satisfacción. Y repetí todos los bajos de las canciones en una semana a pesar de ya tener todo el disco grabado", relata.

Sonido

Pegasus suena muy electrónico. Tiene patrones de samba y de cumbia. Incluso un reggaeton. "Es electrónico porque trabajo solo", argumenta Oliver. "Es una cuestión práctica". "Por otra parte, me encantan esos ritmos latinos porque escribir sobre ellos te permite explotar la riqueza fonética de las letras", opina.

Voz

Oliver ha explotado más los resortes de su voz. Portet jugó un papel muy importante en este campo. "Tenía muchas dudas en cuanto a la interpretación y a algunos aspectos técnicos", refiere. En el estudio del catalán, recién trasladado a una sala en Music Lan (Girona), grabaron las voces. Portet animaba a Oliver a cantar de diversas maneras frente a cinco micrófonos. "Con Marès a radial fue curioso porque no daba con el tono. Y fue cuando me levanté de una siesta, con una voz distinta y en ese estado de duermevela, que pude cantarla con los matices justos y necesarios", revela.

El directo

Las canciones estarán en mano de un power trío formado por el también ex Antònia Font Jaume Manresa, frente a los teclados, y el batería Xarli Oliver. Según el compositor de Pegasus, uno de los temas que más cambia en directo sin perder su esencia es Orthopedic Ragtime, con abundante instrumentación.

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