El de 2013 fue el último verano en que la duquesa de Alba disfrutó de su querida Eivissa, a la que acudió incluso cuando una de sus operaciones la obligó a ir en silla de ruedas. Cogida siempre del brazo de su marido, doña Cayetana disfrutó de las playas de la isla, en las que se bañó, y de sus nietos, que pasaban siempre algunos días con ella en la casa de Punta Galera. De hecho, el verano anterior se los llevó al circo, donde disfrutaron el espectáculo desde la primera fila.

Ese año, además, la duquesa se llevó un recuerdo muy especial de sus vacaciones en Eivissa: Uc, un cachorro que adoptó en el centro de recogida animal de sa Coma. El matrimonio recorrió las instalaciones acompañado de los voluntarios del centro y, entre las jaulas, encontró al animal, que cogió en brazos en ese mismo momento y del que ya no se separó. "Ha sido muy bonito y nos llevamos un recuerdo", señalaron la duquesa y Alfonso Díez antes de salir de la perrera.

La duquesa de Alba eligió Eivissa para pasar sus vacaciones aconsejada por los que creían que su carácter liberal encajaría en la isla de los hippies. Inició un largo idilio que la convirtió en visitante fiel.