„Usted presume más de su faceta de pedagoga que de la de compositora. ¿Qué le ha brindado la docencia?

„Muchísimos años para expandir mi vocación, que empezó a los cuatro años, cuando empecé a estudiar música con un gran profesor, Jaime Roig, director del Conservatori de Palma.

„¿Cuál fue su primera lección?

„Roig me enseñó un gran amor por la música, la ternura hacia los alumnos, lo que debe ser la dedicación al alumnado y un sistema de pedagogía de enseñanza. Suyos son mis primeros recuerdos musicales, los de la infancia, que nunca se olvidan. Luego llegaron otras cosas, como el estreno de una obra o un alumno aventajado, el último, David Costa, un barítono fantástico que entrará en el Conservatorio de París junto a otros ocho después de haber sido elegido de entre cien alumnos.

„¿Cómo hay que introducir a los más pequeños en el mundo de la música?

„Yo aconsejaría que los bebés escuchen, antes de irse a dormir, cada día, diez minutos de música de relax. Y a medida que vayan creciendo, llevarlos a algún concierto. Pero hoy en día todo esto es muy difícil porque la juventud no aprecia los beneficios de la música clásica. Prefieren otra, la ruidosa, que perjudica el oído. Hoy en día existen muchos tipos de escuelas que no son aburridas, como las del sistema japonés suzuki, en el cual, los niños, desde los dos años, acuden a clases pero no estudian ni tienen libros, les ponen un violín en las manos, se sienten importantes y descubren, poquito a poco, el amor por la música.

„¿Qué cualidades debe reunir un pedagogo musical?

„Para un buen resultado se necesita la unidad de los padres, el profesor y el alumno. Lógicamente la juventud nunca aprecia el sacrificio, el estudio, excepto algún caso particular, algún talento musical que te puedas encontrar. Hay que saber hacer una enseñanza que no sea la clásica aburrida, sino trabajar mucho individualmente según el carácter de cada alumno, al que hay que estimular, al igual que a los padres.

„¿Dice que la juventud no aprecia el sacrificio?

„Ni ahora ni antes. El de un instrumento no es un estudio normal como muchos creen. Se necesitan horas, horas y horas. El sacrificio que requiere es muy grande para un niño.

„¿Podemos presumir de profesorado?

„No se puede generalizar, hay de todo. Habrá muchísimos profesores que tienen vocación y otros tantos que no, de los que sale el fracaso del alumno. Si el profesor es constante y se dedica plenamente a sus alumnos no se suele dar el fracaso. Detrás del fracaso puede haber un mal profesor pero también unos padres no implicados en el estudio.

„¿Es usted amiga de los exámenes?

„Sí, en el sentido de que el examen es una estimulación y una obligación. Si no hubiera exámenes no existirían las metas ni esa presión para que estudien más. Como cualquier carrera exige unos exámenes para valorar el sacrificio y el esfuerzo del alumno.

„¿La música nos hace más inteligentes?

„No dejan de publicarse estudios científicos sobre este asunto que apuntan a que el trabajo que realiza el músico, desde el punto de vista de los hemisferios cerebrales, es más intenso que en otras disciplinas. Incluso se utiliza como terapia para los disléxicos.

„Con la Lomce la música pasará de ser obligatoria a optativa. ¿Un paso atrás?

„Me duele, mucho. A la música no se le da el valor que tiene y se enseña muy ligeramente. En España tendría que dársele la consideración que se le otorga en el norte de Europa, por ejemplo. Si la asignatura desaparece también lo harán muchos talentos, porque el instinto musical no se despertará entre los más jóvenes. Un mundo sin música es como una persona a la que le falta un sentido. Tendría que ser imprescindible.

„La carrera de música dura catorce años. ¿No es excesivo?

„Los conocimientos teóricos podrían aprenderse mucho más rápidamente pero la madurez de la interpretación y del virtuosismo en un instrumento requiere muchos años.

„¿Cómo le sientan los homenajes?

„Son agradables porque demuestran que hay un aprecio por el trabajo que uno ha hecho, y más en este caso, porque me lo brindan en mi tierra, la cual hace ya unos años que no piso.