Joana Maria Palou lo resume muy bien: "La reforma del Museu de Mallorca posibilitará que el edificio tenga un verdadero uso de museo". La directora del centro recorre junto a DIARIO de MALLORCA las dependencias de Ca la Gran Cristiana, que tras la reforma concebida por el arquitecto Pere Rebassa -el mismo que rehabilitó Sa Llonja- han ganado en amplitud, luminosidad y accesibilidad. En estos momentos, el grueso de la obra está finalizada, comenta. Sin embargo, la reapertura no llegará hasta el último trimestre del año, cuando se haya ejecutado el plan museológico de la sección de Bellas Artes. "El ministerio de Cultura está a punto de sacar a concurso el proyecto museográfico para esta sección, para lo que ya ha aprobado una partida de aproximadamente 600.000 euros", indica la directora.

En el patio del inmueble, hay señales de que el museo todavía se está poniendo a punto. Hay pintores y operarios que trabajan sobre la piel del centro, muy mejorada desde que se trasladara hace más de año y medio al Centre Cultural Sa Nostra. La visita con Palou arranca en el ala derecha del inmueble, el dedicado a arqueología, una sección que no podrá abrirse hasta 2015. "En estos momentos, estoy trabajando en el nuevo proyecto museográfico de esta zona, aunque sobre todo está en ello la otra facultativa, Rosa Aguiló", refiere. Lo primero que llama la atención de este flanco de Ca la Gran Cristiana es la desaparición de la excesiva compartimentación de las salas de exposición. Lo que eran recovecos y estancias de pequeño tamaño han mutado en espacios diáfanos, "por lo que expositivamente vamos a ganar en amplitud", indica Palou. La directora observa que, en realidad, lo que se ha hecho es recuperar las salas originarias del casal, convertido ahora -tras la rehabilitación- en una sede museística del s. XXI. Durante el recorrido explica que en la exposición permanente de arqueología se está estudiando integrar algún almacén visitable. "A la gente también le gusta ver las entrañas de los museos", asegura. La instalación de nuevas rampas -por ejemplo hay una de gran tamaño en la sala de los guerreros- es muestra de las mejoras en la accesibilidad al centro. Otra clave de la reforma, que asciende aproximadamente a 3 millones de euros, ha sido la de recuperar los elementos primigenios de la casa de origen gótico, integrándolos en el espacio. Éste es el caso del aljibe, reutilizado para los sistemas antiincendios.

El Museu de Mallorca también ha dejado atrás la oscuridad que le caracterizaba. La apertura de ventanales -algunos de ellos tapiados- ha sido otro de los trabajos llevados a cabo. Una de las salas en las que puede contemplarse sobremanera el resultado de la entrada de un gran haz de luz es la dedicada a las piezas romanas. Las cristaleras miran al pintoresco y elegante patio interior, desde donde puede gozarse de la belleza de la arquitectura. Palou gira la vista y señala la primorosa ventana gótica de Can Pont i Vic.

La directora considera que el inmueble se ha convertido, tras la restauración, en un espacio elástico "que permite una mejor adaptación entre arquitectura y discurso expositivo, un discurso que va cambiando con los años porque el museo no se queda congelado en el tiempo", apunta. Junto a la última estancia de la sección de Arqueología, que estará dedicada al momento de la Conquista, hay tres espacios que son una novedad para el museo: la cafetería, la tienda y la sala de didáctica, preparada para llevar a cabo talleres para escolares, estudiantes u otro tipo de colectivos. Una parte del museo que permitirá acercar más la institución a la ciudadanía. Para otro tipo de actividades, se ha habilitado una amplia sala de actos, situada en el ala izquierda de Ca la Gran Cristiana. Desde aquí, subiendo las escaleras o el ascensor, uno accede directamente a la sección de Bellas Artes. "Hemos dejado aquí todas las obras -algunas de ellas se han enmarcado de nuevo- que conformarán la exposición permanente para no manipularlas demasiado", advierte Palou. Gracias a la rehabilitación, cada una de las salas cuenta con su propia climatización. "Así podemos decidir la temperatura y la humedad relativa que se necesita en cada una de ellas en función de las piezas mostradas", refiere. En el último piso, desde donde se divisa la Catedral -que se integrará en el discurso expositivo-, ha habido una gran mejora que la directora enfatiza: "Ha sido complejo conseguirlo, pero finalmente se han podido nivelar los suelos de las dos casas góticas que componían el inmueble", indica. Dos salas temporales, la biblioteca, varios almacenes, los despachos de los facultativos y de administración o el laboratorio están irreconocibles después del respetuoso y elegante lavado de cara. La restauración, que hace lucir la gran belleza del museo, también ha alcanzado a los tejados y a la fachada, revestida de nuevo.

El reto: musealizar una excavación

En el propio Museu, hay una excavación en mitad del recorrido arqueológico. Palou indicó que dicho espacio también se ha de musealizar. En 2011 y 2013, han estado realizando trabajos Noemí Prats y Llorenç Vila, quienes están realizando un estudio que probablemente contendrá novedades sobre esta zona de edificaciones islámicas.