Joan Maria Thomàs (Palma, 1953) es profesor de historia contemporánea de la Universitat Rovira i Virgili de Tarragona, además de miembro de la Real Academia de la Historia. Los ejes de sus investigaciones son la Falange, la guerra civil y el franquismo, además de las relaciones entre España y Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial, asunto que le llevó a trabajar en la universidad de Wisconsin. Prepara un libro sobre el falangista Manuel Hedilla.

-Para que se haga cargo del tipo de entrevista: "¿El franquismo es una lengua muerta?"

-Lo es en tanto que fenómeno histórico, pero la sombra del franquismo es alargada. En asuntos de memoria y de algunos comportamientos políticos, llega hasta hoy.

-Un hotelero mallorquín acoge a Tejero en un apartamento con parafernalia franquista.

-Este dato no explica la realidad de Mallorca, sino de España, donde hubo muchos franquistas en contra de lo que se nos hizo creer en la transición. Fueron un bando numeroso, algunos siguen vivos y hay un contingente de nostálgicos.

-¿La crisis puede incubar otro Franco?

-En absoluto. La historia es irrepetible, así como las circunstancias que propiciaron el franquismo. Hoy avanza en toda Europa el populismo, que en Cataluña lleva a un veinte por ciento de votantes a apoyar a opciones no tradicionales como Ciutadans o Plataforma.

-¿El populismo tiene peligro?

-El populismo es la apelación directa al pueblo, con unas maneras democráticas compartidas por buena parte del electorado. Cuestiona usos como la participación sólo a la hora de votar. Es un toque de atención para los partidos tradicionales.

-¿Por qué la pacífica Mallorca mató tanto durante la Guerra Civil?

-Si alguien ha formulado la visión idílica de una Mallorca calmada y remanso de paz, no tiene nada que ver con la realidad de aquellos años, con una sociedad polarizada y con odios muy fuertes. La represión franquista fue brutal durante el primer año de la Guerra Civil, en todos los lugares donde triunfó. Tenía una voluntad aniquiladora.

-Usted es hijo de un juez de Franco.

-Y que también fue subjefe de Falange Mi padre comenzó su carrera como juez de la República, y se alistó voluntario en el frente para no juzgar una represión que rechazaba. Fue un hombre del régimen pero, el ambiente de discusiones sobre estos asuntos que viví en casa, probablemente despertó mi interés profesional como historiador.

-El PP llama "nazis" a quienes participan en los escraches, pero no "franquistas".

-Es curiosa la extraña relación del PP con el franquismo. Por un lado, es un partido democrático, Sin embargo, a nivel de memoria y sociológicamente, proviene en parte de sectores franquistas. Es una situación complicada, y le resulta más fácil hablar de nazis.

-Su trabajo sintetiza la memoria histórica.

-Soy un profesional de la historia, no de la memoria. Buceo en el estudio y reconstrucción de los hechos, no de la huella que han dejado en el recuerdo. En España hay dos memorias históricas. La diferencia radica en que la franquista comportó una tarea de reparación como política de Estado. En cambio, la otra memoria sufrió una política de blanco y negro, que negó el pan y la sal a los vencidos. En democracia, ¿era tan difícil crear una Agencia Estatal para muertos de la represión?

-En enero escribió sobre un clima "ilusionante en el ámbito nacionalista" catalán, ¿se ratifica?

-Sí, lo que une a los catalanes es una aspiración a ser más reconocidos como tales, de corte transversal. En cambio, el sentimiento independentista no es transversal. El café para todos no ha resuelto los problemas, Cataluña y Euskadi son casos específicos.

-No habrá referéndum catalán en 2014.

-En estos momentos no lo sabe nadie, pero la cosa pinta que no. La meta sería una amplia reforma de la Constitución, con claras asimetrías en Cataluña y Euskadi, y que permita los referenda de autodeterminación. No hay que tenerles miedo, sino fuerza para defender las ideas propias. Derecho a decidir no significa independencia.

-¿Mallorquín es quien vive y trabaja en Mallorca?

-Supongo que sí. Mallorca es como una tarta de capas, con gentes de orígenes múltiples y difíciles de interconectar. No acabo de ver clara una identidad mallorquina. Hay una idiosincrasia, pero no un regionalismo político, es una de sus carencias.

-¿Dónde deja a Balears una hipotética independencia de Cataluña?

-No estoy muy seguro. Mallorca, Menorca y Eivissa tienen especificidades diferentes de Cataluña. Con todo el respeto a los pancatalanistas, no creo que el sentimiento mayoritario en las islas sea el de formar parte de una identidad política con Cataluña. En cambio, hay un mimetismo o fascinación con la política catalana, con formaciones que se denominan Convergència, Lliga, Iniciativa...

-¿Berlusconi es un fascista?

-No, es un populista con gran capacidad para conectar con una parte del electorado, aunque haya tenido alianzas con neofascistas. Italia puede haber sido el laboratorio de lo que ocurra en España en el futuro.