Margalida Gili (Palma, 1967) es profesora titular de Psicología de la Universitat, donde además desempeñó la secretaría general en el equipo rectoral de Llorenç Huguet. Junto al psiquiatra Miquel Roca, ha publicado el artículo "Los riesgos para la salud mental de la crisis económica española" en el ´European Journal of Public Health´, a partir de datos de atención primaria.

-Para que se haga cargo del tipo de entrevista: "¿La crisis nos ha vuelto locos?"

-Un poco más de lo que estábamos, aunque loco no es una palabra científicamente aceptada.

-¿Qué alteraciones mentales provoca el paro?

-Provocar es un poco fuerte, pero el paro aumenta el riesgo de los trastornos habituales -depresión, ansiedad-, no así de los graves -esquizofrenia-. Si te quedas sin trabajo, se multiplica de tres a siete veces la probabilidad de sufrir una enfermedad mental.

-¿Sufren más los parados o las paradas?

-Las mujeres afrontan mejor las situaciones de paro, pese a sus desventajas laborales. Disponen de mejores estrategias, porque desarrollan más vínculos.

-Habría que organizar cursos para aprender a estar parado.

-No serían bien recibidos. La prevención en salud mental es muy complicada, los psicólogos y psiquiatras también se deprimen. La gente no querría prepararse para una enfermedad que todavía no padece.

-¿Hay relación entre desahucio y suicidio?

-Hay que matizar el titular "Se mata porque iban a desahuciarlo". La pérdida de la vivienda puede ser el desencadenante, pero el suicidio es siempre multicausal y ha de haber algo detrás. De hecho, los suicidios han disminuido en España durante los años de la crisis.

-¿Habría depresiones si no hubiera fármacos antidepresivos?

-La industria juega un papel muy fuerte. En la hipertensión y el colesterol, se baja el umbral de riesgo para aconsejar la medicación. Ahora bien, en el caso de depresiones se producirían las mismas, y más graves. Resulta más fácil recetar un antidepresivo en atención primaria que iniciar una terapia psicológica, pero el paciente pide estos medicamentos, y además son eficaces.

-¿Ya han aclarado ustedes la diferencia entre ansiedad y depresión?

-Son dos primas hermanas, por eso las llamamos comórbidas. Cuando van juntas, empeora el pronóstico del paciente, y la depresión suele ir acompañada de una carga ansiosa importante.

-¿El parado tiene más tiempo para beber o más necesidad de beber?

-Los parados tienen más tiempo y menos responsabilidades. Te dicen: "Si yo tuviera un trabajo, no bebería". Se dejan ir y después se dan cuenta del proceso que han seguido con el efecto retrovisor, pero es difícil dar marcha atrás en una adicción. Siempre sin culpabilizar a nadie, muchos de nosotros haríamos lo mismo.

-¿La situación personal del experimentador influye en el experimento?

-Siempre, aunque muchos compañeros rechazarían esta afirmación. Te acercas a la investigación con tus creencias, expectativas y valores. Los buenos investigadores saben que existen estas variables, e intentan controlarlas. Quienes se creen neutros, se equivocan.

-Entre tanto trastorno, con la crisis no nos ha dado por hincharnos a comer.

-Los trastornos de la conducta alimentaria no han aumentado con la crisis. La anorexia y la bulimia son patologías eminentemente femeninas.

-Los próceres no quieren solucionarlo aumentando el empleo, sino la medicación.

-Sería mejor controlar el factor de riesgo, el paro. Es difícil dar una solución global al sufrimiento individual, pero hay que esforzarse para no sucumbir a la pandemia de desesperanza.

-¿Los mallorquines nos tomamos el paro con más calma?

-No. Aunque la situación en Balears es menos grave que en otras comunidades, nos deprimimos y angustiamos igual. Además, el miedo a perder el trabajo o la casa es tan duro psicológicamente como la pérdida en sí.

-¿Y lo que ahorramos en muertes por accidentes de tráfico?

-En efecto, hay menos fallecidos en la carretera y, a corto plazo, la crisis beneficia la salud en general, porque las personas tienen más tiempo libre para cuidarse o se lo toman con más calma. En épocas de bonanza, suben las enfermedades y muertes.

-Ha escrito usted el primer artículo de psiquiatría que critica al Fondo Monetario Internacional.

-Lo hicimos conjuntamente con investigadores ingleses, que fueron más atrevidos. Incluso querían mencionar a Zapatero. Tratamos de recordar que los recortes en sanidad pagan factura. Lo que no se invierte hoy, se gastará mañana en tratamientos.

-¿A las víctimas del paro depresivo les consolará formar parte de una estadística?

-Has de tener cuidado con lo que les dices, pero el mensaje a transmitir es que "no estás sólo en esta batalla. Hay otras personas que lo han pasado, y han salido a flote". Sobre todo, lograr que no se culpabilicen.