Durante el período de entreguerras, Balears se convirtió en refugio de gentes llegadas de todos los puntos del globo, entre los que se encontraban reconocidos artistas e intelectuales, además de refugiados políticos, aunque fue durante los años de la República, entre 1931 y 1936, debido al aire de libertad que se respiraba en nuestro archipiélago, cuando los extranjeros inspiraban entre los isleños sentimientos opuestos de desconfianza y admiración.

Uno de los ejemplos más vivos de aquellas colonias de extranjeros de la década de 1930 fue la establecida Cala Rajada, con una concentración dominada por los alemanes, algunos de ellos judíos, además de otros forofos admiradores de Hitler. Su cuartel general se situaba en el hotel Casteller, según testimonios de la época. No hay que olvidar que en Palma funcionaba desde 1932 una delegación del Partido Nazi germano. Aunque solo durante unos seis meses, uno de aquellos personajes -quizá el más excéntrico y esperpéntico de todos- fue el izquierdista Hugo Cyril Kulp Baruch, más conocido como Jack Gunner Bilbo quien, en su libro autobiográfico Al servicio de Al Capone, contaba haber prestado diversos servicios al famoso gángster de Chicago, entre ellos el de guardaespaldas. Bilbo, como se le conoce mundialmente, tuvo una vida de aventura, pero siempre relacionada con el arte y las letras, con incursiones en el mundo del boxeo.

Es muy posible que en la Cala Rajada de hoy, dominada por el turismo alemán, les suene a chino el nombre de Bilbo, ya que la mayoría de los que fueron sus convecinos ha ido desapareciendo, llevándose a la tumba buena parte de la memoria histórica de esa localidad costera de Capdepera. Quizá quede algún testimonio, posiblemente escrito, sobre la llamativa presencia del citado personaje, alemán de padre judío que, entre finales de 1932 y principios de 1933, se estableció en Cala Rajada abriendo, cerca del puerto, un curioso y famoso bar, el Waikiki, cuyo diseño estaba inspirado en un bungalow hawaiano y se convirtió rápidamente en refugio para una serie de europeos residentes en Cala Rajada, la mayoría de izquierdas y por lo general refugiados.

En aquella época, Cala Rajada, dominada por el palacio del matrimonio March-Servera, construido unos años antes en lo que fue sa Torre Cega, tenía entre sus residentes extranjeros más famosos a Bram van Velde, reconocido pintor holandés, así como al grafista, ilustrador y pintor germano Friedrich W. Kleukens o al también huido de su país por el nazismo en 1932, Heinz Krashutzki, nacido en Danzing, cuando aun era territorio alemán, en 1891, exmarino de guerra, pacifista y antinazi, que fue muy conocido en dicha población costera, por haber creado un próspero negocio de artesanía, bajo la marca Cuatro Estrellas. Su principal producto eran unas alpargatas de rafia que exportaba a varios países. La guerra cogió a Krashutzki en Mallorca, siendo encarcelado por los levantados contra la República, iniciando un itinerario por campos de concentración y cárceles franquistas hasta 1945.

Bilbo, a pesar de ser un aventurero nato y arriesgado, tuvo buena estrella. Buscó nuevos horizontes, por lo que después de unos meses de residir en Cala Rajada, en mayo de 1933 vendió el Waikiki y abandonó Mallorca en el barco correo que unía Palma con Barcelona, acompañado de Billi, su nueva compañera. Buscaron un lugar tranquilo y con alguna chispa de cosmopolitismo en la costa catalana. La pareja eligió Sitges e inició su estancia en dicha localidad alojándose en el lujoso hotel Terramar, situado al final del Paseo de Los Ingleses. Nadie ha aclarado, hasta el momento, cuáles eran los recursos económicos de Bilbo y de donde procedía, si bien la tapadera eran varias novelas escritas a su regreso de los Estados Unidos a Europa y la venta de su bar hawayano de Cala Rajada. Si bien Bilbo, con la idea de echar raíces en Sitges, se hizo construir una chalé en la zona del Vinyet, al que llamó ´Fort Bill´, este personaje se hizo popular en su nuevo asentamiento tanto por sus excentricidades, como por montar un pequeño zoo en su casa, en el que un león que solía pasear por Sitges, era el rey. Se convirtió en personaje de referencia al abrir el ´Bar SOS´, con barra americana, ubicado en el centro de la población, al que sumó posteriormente ´El Barco´, dedicado a recuerdos para turistas.

De vez en cuando, Bilbo aparecía en la prensa, especialmente en mayo de 1934, con motivo del combate de boxeo, a celebrar en el estadio de Montjuïc, entre el español Paulino Uzcudun y el germano Max Schmeling, excampeón mundial, que fue organizado por Daniel Strauss, introductor de la famosa ruleta trucada de Formentor, cuerpo del delito del escándalo del ´Straperlo´. Bilbo, de cara a dicha pelea que terminó en combate nulo, se convirtió en sparring de Schmeling.

En esa localidad le cogió la sublevación militar de Marruecos cuando tramitaba la concesión de la ciudadanía española. Su primera reacción fue encaminarse a Barcelona para ofrecerse al Comité de defensa allí constituido, dominado por anarquistas, haciéndolo en un taxi, acompañado por tres empleados y llevando en un bolsillo su pistola. Fue bien acogido por el comité de Milicias Antifascistas, siendo encargado de organizar la evacuación de los residentes extranjeros sorprendidos por la rebelión militar en Sitges, cuyo número alcanzaba el centenar, dominando los ingleses, entre ellos varios intelectuales y artistas. La mitad de estos residentes extranjeros fueron trasladados a la Ciudad Condal, engrosando el número de extranjeros que pudieron embarcar a bordo de un navío británico. Una segunda expedición de extranjeros residentes, entre los que se encontraba Billi y la hija que había tenido con Bilbo, salió de Sitges y embarcó a bordo de un destructor inglés, fondeado en las proximidades. En cuanto a Bilbo, después de diversos servicios de guerra para la República, liquidó sus negocios en Sitges y embarcó hacia Marsella, en donde le esperaban su mujer y su hija, desde donde lograron llegar a Londres. En la capital inglesa, Bilbo se dedicó a escribir, aunque tuvo problemas con las autoridades de inmigración por carecer de pasaporte y se convirtió en apátrida.

El inicio de la II Guerra Mundial sorprendió en Inglaterra a unos 75.000 alemanes, entre los que se contaban 60.000 cuyo estatus era el de refugiado, por ser contrarios al nazismo. Entre estos proscritos por Hitler y sus secuaces, se encuentran muchos intelectuales y artistas de renombre, incluido Bilbo, que además de ser antifascista, era judío y ´rojo´ por haber luchado al lado de la República española. A pesar de ello, fue catalogado por las autoridades británicas como ´de lealtad incierta´, por lo que le restringieron sus movimientos. Ante la ofensiva imparable de las fuerzas nazis contra Francia, y de cara a una posible invasión de Inglaterra, Bilbo al igual que varios miles de sus compatriotas es recluido en la Isla de Man, en el Canal de la Mancha. Es allí, durante su internamiento, cuando muestra de nuevo su vena intelectual y artística, fundando una universidad, con sede en el campo de Ochan. Pudo librarse de su internamiento, presentándose como voluntario en el ejército británico, pero debido a su mala salud fue dado por inútil para el servicio.

En otro campo similar, también en la Isla de Man, se encontraba otro artista plástico alemán, muy conocido por su oposición al movimiento Dadá, y uno de los padres del Op-Art, Kurt Schwitters, nacido en 1887, en Hannover y antinazi, huido a la Gran Bretaña desde Noruega al producirse la ocupación hitleriana. Aunque ambos compatriotas y disidentes germanos no se conocieron personalmente, ni entraron en contacto durante su permanencia obligada en Man, sus caminos si llegaron a encontrase a finales de 1941, cuando Bilbo abrió una pequeña galería de arte, convertida también en lugar de tertulia y encuentro de artistas e intelectuales. Con motivo de la primera y última exposición individual en diciembre de 1944, en la Modern Art Galllery de Bilbo, ya trasladada a la zona de Picadilly Circus, el artista escribió a su amigo Raoul Hausmann, uno de los primeros en experimentar con técnicas de sonido y fotomontaje, que había tenido que huir de Alemania, en donde residía al estar en las listas negras de los nazis refugiándose en Eivissa, en 1933, en donde desarrolló una labor, especialmente fotográfica. Tuvo que abandonar la isla en septiembre 1936, a punto de ser ocupada por fuerzas rebeldes. Haussman, el cual tenía referencias de Bilbo por sus estancias en Cala Rajada y Sitges, además de sus actividades, informa sobre él a Schwitters en 1946 al cual tilda de ´gangster del arte´.

Bilbo abandonó el Reino Unido en 1949 y se trasladó a París. Su regreso a Alemania tuvo lugar en 1956. Se instaló en Berlín, hasta su muerte en 1967. El citado vividor y trotamundos dedicado al arte y a las letras escribió varios libros, especialmente sobre su vida.

El paso del tiempo fue diluyendo el recuerdo de su estancia en Cala Rajada, aunque en ocasiones, investigadores, historiadores y periodistas han ido rescatando su memoria.