­Hace poco más de un año que el centro de protección Pare Montalvo está en pleno funcionamiento. Así lo afirma Margarita Vidaurreta, directora del recinto: "Durante el 2011 la ocupación del centro fue de una media del 93 por ciento y en lo que llevamos de año la cifra es similar. De hecho, hasta el mes de abril de este año hemos tenido un cien por cien de ocupación, mientras que de mayo a junio ha sido de un 85 por ciento".

El centro tiene una capacidad para acoger a 20 niños y niñas. Está gestionado por la Associació Pare Montalvo per a Infants sense Llar con la finalidad de dar acogida residencial a menores de entre 3 y 13 años, que tienen expediente abierto en el Servicio de Protección de Menores, bajo una medida jurídica de protección. "Son menores que generalmente no pueden vivir con su propia familia por motivos de desestructuración familiar, falta de competencias parentales, negligencia, maltrato, abuso sexual, etc. –explica Vidaurreta–, como consecuencia de ello presentan desajustes psicológicos de gravedad variable, requiriendo una atención encaminada a reparar el daño emocional". Además de cubrir todas las necesidades básicas de los menores también se ofrece atención psicológica individual, así como refuerzo escolar individualizado, educación afectivosexual y prevención del abuso y se fomenta la creatividad a la hora de resolver los problemas.

Balance totalmente positivo

La residencia se inauguró el día 14 de enero de 2011, "pero vivimos en ella desde el 9 de mayo de 2011. El balance es totalmente positivo –remarca la directora del centro–, ya que las instalaciones están específicamente diseñadas para cumplir con los requisitos que requiere un centro de protección. Tiene un espacio común que comprende aseo de cortesía, sala de estudio, sala de atención individual, cocina, comedor, despensa, lavadero, y despachos de administración, así como una zona exterior con jardín y zona de juego, y un pequeño huerto urbano.

Además hay dos zonas de convivencia con capacidad para 10 niños en cada una de ellas, en la que disponen de cuatro habitaciones dobles, dos habitaciones individuales, una sala de estar, un despacho para los educadores, y un armario vestidor, y dos baños".

La asociación ha contado con la ayuda de la Obra Social Sa Nostra que, según Vidaurreta, ha supuesto siempre un apoyo importantísimo para la puesta en marcha y para la continuidad del programa de atención psicosocial que llevan a cabo.

"Este programa se dirige a cubrir necesidades dado que los menores acogidos presentan diferentes problemáticas como impulsividad, falta de habilidades sociales y comunicacionales, dificultad para aceptar y elaborar su historia personal, secuelas por la negligencia y los malos tratos padecidos, etcétera."