No pueden "vivir sin él". Olvidárselo en casa es peor que dejarse las llaves. No pasan ni cinco minutos sin que los jóvenes a los que DIARIO de MALLORCA ha preguntado necesiten comprobar la pantalla del teléfono. Los nuevos terminales, capaces de realizar multitud de tareas, se han convertido en la nueva droga de los adolescentes. Son los esclavos del móvil.

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