Director, actor y guionista de cine, teatro y televisión. Superviviente de cáncer y blindado frente al pesimismo, el autor del superventas ´Si tú me dices ven lo dejo todo... pero dime ven´ participará el próximo día 24 en el II Congreso ´Lo que de verdad importa´, presidido por el tenista Rafael Nadal. Su turno en Trui Teatre será a las 12.30 horas

El rumbo que han tomado los proyectos profesionales de Albert Espinosa (Barcelona, 1973) ha sido meteórico. Creador de las películas Planta 4ª, Va a ser que nadie es perfecto o Tu vida en 65´, asiste al encumbramiento por parte de crítica y público de la serie Polseres vermelles, salida de su puño y letra. Los articulistas de televisión coinciden al afirmar que lo que hace Espinosa no es cursi, sino sentimentalismo bien entendido. Los derechos de la ficción autobiográfica –basada en su larga estancia en los hospitales a causa del cáncer y emitida por TV3– los ha adquirido Steven Spielberg para producir la versión americana, que será lanzada en el canal ABC.

–Empecemos con la primera cuestión que le planteó Jean Paul Gaultier a Lady Gaga. ¿Qué pregunta Espinosa no quiere que le haga?

–(Risas) Yo creo que siempre contesto a lo que me piden. A priori, no hay preguntas difíciles de contestar. Lo que sí creo es que dar mi opinión cuando no tengo datos suficientes me cuesta mucho. No es que haya temas espinosos, sino que simplemente hay veces en las que a uno no le toca contestar.

–Su gran tema de ficción son las largas estancias en los hospitales vistas como una escuela de vida. ¿Sabe usted crear más allá de su propia autobiografía?

–Yo creo que sí. De las más de 15 obras de teatro que he escrito, en realidad sólo hay una relacionada con la época hospitalaria. Por otra parte, he hecho muchas series, y también sólo hay una que está directamente relacionada con ello.

–Se lo pregunto de otra manera, ¿es posible la creación sin la experiencia personal?

–Sí. En mi caso, he tenido la suerte de usar mi experiencia en historias que han tenido mucho éxito. Por ejemplo, en el caso de mi libro Si tú me dices ven lo dejo todo... pero dime ven, ha sido una gran noticia conocer que ha sido el más vendido en España. Es cierto que yo escribo mucho sobre mis experiencias. En realidad, creo que sería difícil para mí escribir sobre cosas que no me hayan sucedido personalmente.

–En sus libros siempre es muy importante el amor, en el último también. ¿Por qué deberíamos estar de acuerdo con la sentencia "Amar sólo se puede conjugar en pasado"?

–Con Si tú me dices ven lo dejo todo... pero dime ven tenía ganas de hacer una historia en la que el protagonista cree conocer todas las respuestas, pero el universo le va cambiando todas las preguntas. Esa frase me la dijo uno de esos desconocidos que me topé en el hospital, una de esas personas que a veces se convierten en nuestros aliados, que no tienen una opinión preconcebida de las cosas, y cuyos consejos tienen mucha fuerza. Me dijo que se quiere en el presente y se ama en pasado. Amar es recordar que has querido y te han querido.

–¿Qué diferencia hay entre sus novelas y un libro de autoayuda?

–Pues sobre todo que yo no intento hacer autoayuda. Uno tiene que escribir libros en los que se lo pasa bien y disfruta. De todos modos, agradezco que la gente me diga que mis historias les han ayudado. Yo recuerdo, por ejemplo, el libro que más me tocó emocionalmente: Martes con mi viejo profesor [de Mitch Albom]. Está bien que un libro emocione, que las frases toquen a la gente, pero de verdad que sería muy vanidoso por mi parte pensar que con un libro puedes cambiar la vida de la gente y ayudarla.

–Como guionista de series, ¿cree que hay una burbuja de televisiones autonómicas?

–No estoy seguro. Ves, en esta pregunta me faltan datos. Sólo puedo hablar de TV3, que hace un trabajo magnífico. Creo que hubiera sido difícil emitir Polseres vermelles en otra televisión. Que TV3 lo haya hecho y encima en prime time demuestra mucha sensibilidad.

–¿Por qué el nivel de las series españolas es el que es?

–No se puede generalizar. Con esta última serie hemos podido abrir un camino interesante. Pau Freixas y yo hemos tenido un poder específico a la hora de hacer el casting y llevar a cabo el montaje.

–El suyo es un caso aislado. ¿En general faltan buenos productores ejecutivos detrás de los proyectos?

–En España el director y el guionista deberían ser productores ejecutivos, en el sentido de que deberían participar en las decisiones. Eso en este país es difícil, porque las cadenas y las productoras acaban teniendo el poder. En el caso de Freixas y mío hemos hecho un poco de show-runner, esa figura que existe en EE UU que dota de coherencia al producto. Me acuerdo ahora de Marta Kauffman, cocreadora de Friends, [quien ahora colabora en el proyecto americano de Polseres vermelles, que será producido por Steven Spielberg]. Para mí, TV3 y Filmax sí son dos entidades respetuosas con la autoría.

–Usted es partidario de que se establezca una fuerte conexión entre enfermo y cuidador, hasta el punto de poder saber cuál es su libro o película favorita. ¿Vamos a tener que resignarnos a ello ante el desmantelamiento de la sanidad pública?

–Espero que no. Tengo muchos amigos médicos. Hay algo muy pasional en su profesión. Lo de los recortes es tremendo porque la salud es lo más importante. Los que recortan deberían estar una semana en el hospital para que vieran lo que es. En estos momentos de crisis, lo que hay que hacer es confiar en el poder de cada persona individualmente. Por otra parte, conozco a médicos que han cambiado de punto de vista sobre la cuestión de la comunicación con sus pacientes cuando se han puesto enfermos.

–Con esto de superar una grave enfermedad, ¿se echa uno al carpe diem?

–Claro. Lo que aprendes es a perderle el miedo a la muerte. Perdí una pierna, un pulmón y medio hígado. A mí morir no me parece triste. Tengo muchos amigos que se han muerto y todos ellos viven en mí. Teníamos un pacto en el hospital que era que teníamos que vivir la vida de los niños que muriesen. En aquellos diez años, me tocó vivir 3,7 vidas más la mía.

–Guionista, novelista, actor, director... Señor pluriempleado, ¿qué le diría a los más de cinco millones de parados?

–Sobre todo que no desfallezcan y no se entristezcan. Deben confiar mucho en el apoyo de su familia y amigos. Sé lo que es estar sin trabajo, porque estuve durante dos años sin que me saliera nada.De todos modos, creo que las pérdidas se acaban convirtiendo en ganancia. Todos los que te apoyan durante los momentos duros son la ganancia de la pérdida.

–Entre una aspirina y Dios, ¿con quién se queda?

–Con ninguno de los dos. Me quedo con la gente que puede solucionar un dolor de cabeza y ser una motivación. Me entusiasma la gente buena. Creo que en ella está Dios.

–¿Creamos una casilla del IRPF para la ciencia?

–Yo la daría a la sanidad. Debería haber un plus para sanidad. Yo estoy vivo gracias a los impuestos de la gente. Y te puedo asegurar que costé mucho dinero.

–¿Cuál es su talón de Aquiles?

–El aire acondicionado es mi criptonita porque sólo tengo un pulmón.

–¿Le faltó guión a la gala de los Goya?

–Me dio igual si le faltó o no porque celebré mucho que dos amigos míos, Fernando Trullols y Jan Cornet [ayudante de dirección y actor, respectivamente, en No me pidas que te bese porque te besaré], gente con la que he trabajado, ganara uno. El veredicto me pareció justo, pero igualmente podría haber ganado a mejor película La piel que habito.