Sin duda su ´ph´ es bajo, pues su acidez es altísima. El éxito de Raphael crece de forma exponencial, no logarítmica. En eso no se parece al ´ph´

Y ya que hablamos en términos científicos, sin duda la química que se establece entre el cantante y su público es realmente intensa. El artista (porque si una cosa se puede asegurar de Raphael es que es artista en el sentido puro del término) se entrega y da, canta y hace sobre el escenario lo que de él se espera. Él es aquel; sigue siendo aquel que hace más de cincuenta años empezaba a provocar escándalos. Musicales, se entiende ya que su vida privada ha sido eso, privada, digan lo que digan... los demás.

El recital, de tres horas de duración (¿quién da más a esa edad?), estuvo muy bien planteado desde el principio, alternando los temas de siempre, las joyas de la corona como él llama a esas canciones que le han hecho famoso (muchas de ellas compuestas por Manuel Alejandro como En carne viva, Estar enamorado o Hablemos del amor), con las últimas incorporaciones a su repertorio: Tangos, boleros y rancheras. Todos los títulos clásicos de cada uno de esos géneros. Volver (a dúo con la voz de Carlos Gardel sonando desde un antiguo aparato de radio), La última noche, Grítenme piedras del campo y tantos otros que hicieron levantar al público de sus asientos. De hecho en casi todas las canciones el público se levantaba de sus asientos para corear los temas, para aplaudir o para gritar eso de "¡torero!", "¡guapo!" y muchas cosas más. Y es que Raphael encandila, atrae, levanta pasiones, con su buen hacer y actuar. Algo de teatro hay en sus modales. La puesta en escena es fundamental. Sabe cuando salir mutis por el foro y cuando entrar para reanudar el final de una canción que parecía ya terminada. Y todo con elegancia. No deja nada a la improvisación, aunque lo parezca. Todo está dentro del guión. Incluso el bis.

Otro valor añadido al espectáculo es la banda musical. Ocho muy buenos solistas, a los que el líder permite un pequeño momento de gloria para cada uno. Así por ejemplo se marca un diálogo con el trompetista en la Balada triste de trompeta o juega a la provocación con el bandeonista en uno de los tangos. Una formación de primera clase que conoce al dedillo, compás por compás, los modales del ídolo.

Raphael

Raphael en concierto. Lugar: Auditòrium de Palma Día: 14/10/2011