­Imposible elegir un triunfador en la noche. En todo caso ése sería el público, el que da sentido y vida a una Nit de l´Art que sorprende, con sus propuestas, en cada edición.

Jugando a elegir, la gran bola de papel que está instalada en la entrada del Casal Solleric, obra de Alicia Martín, cuyo trabajo puede verse en el Espai Quatre del edificio, resultó impactante para unos, y "demasiado grande y molesta para moverse" para otros. Cuestión de gustos.

Pride, de Pep Llambías, obra ante la que se pararon todos aquellos que entraban en Pelaires, muchos para hacerse una fotografía ante el árbol-instalación, también se erigió en protagonista de la noche.

La música no faltó a la cita y volvió a hermanarse con el arte, no solo en los escenarios, también en las galerías, como en K (Carrer Can Verí), donde colgaba un enorme cuadro con sus Satánicas Majestades, los Stones, mirando desafiantes al visitante.

Las instalaciones de Nakamura (La Caja Blanca) y las formas desnudas de Isabel Castro Jung, proyecto comisariado por la crítica de arte de este periódico Georgina Sas, fueron otros trabajos elogiados por los espectadores.

Para los tránsfugas de las galerías, una de las piezas más fotografiadas fue la novia hecha de ensaimadas de Maria Genovard. La artista se tiró toda la mañana en la plaza del Mercat para dar forma a una especie de muñeco dulce. Necesitó 750 espirales mallorquinas para levantarla del suelo. Luego, prometió que habría festín del bueno. Una obra efímera, un concepto en boga en los últimos tiempos.

Llamó mucho la atención al paseante la performance que Carolina Chacártegui desarrolló frente a la tienda de ropa Angel Schlesser. Sin mucho misterio, la joven pintora intervino con sus figurines de estilo pop las cajas en las que llegaron los vestidos de la nueva temporada de otoño-invierno.

Los pintores del consciencialismo también hicieron de las suyas. Carlos Quintana, Juan Montañez y Anthel Blau fabricaron un rótulo callejero para rebautizar la plaza del Mercat, ayer el ágora del consciencialismo.

Los dibujos descarados de Las taradas gustaron mucho en Sant Feliu: féminas en actitudes desafiantes, alguna superwoman perdida entre las proyecciones.

Parece algo muy tópico, pero hubo un grafiti que hizo la función de grafiti: esto es, hacer reflexionar sobre lo que Palma estaba viviendo anoche, esto es la Nit de l´Art. ¿Un Banksy?