"Actuar como un buen padre de familia lo hace respecto de sus hijos", esa es la definición que realiza el código civil a la hora de explicar en qué consiste tutelar a una persona. Y ese papel de gran padre es el que juega una entidad como la Fundación Aldaba, que desde hace 10 años ejerce en Mallorca funciones tutelares de aquellas personas que han sido declaradas incapaces de su propio autogobierno por una resolución judicial. En esta década de trabajo ya son más de 800 las personas de la isla que han estado bajo el paraguas de esta entidad.

La delegada balear de la fundación, Elizabeth Raya, explica que "ser tutores es una gran responsabilidad que nos sitúa al lado de esas personas para cubrir todas las necesidades que puedan tener. Eso significa ayuda en alimentación, trámites administrativos, recursos laborales y de ocio, o, por ejemplo, a la hora de tomar una decisión como puede ser la autorización de una intervención quirúrgica".

Aldaba comenzó su camino en el campo de la tutela en 2001 mediante un convenio con el ayuntamiento de Palma por el que 8 personas quedaron a su cargo. Desde la fundación se apunta que en aquel momento la situación era de escasez de entidades tutelares y de falta de un programa público que pudiera dar respuesta a la problemática de las personas mayores de edad incapacitadas y sin cobertura familiar para hacerse cargo de ellas.

Pero la realidad ha desbordado todas las expectativas planteadas años atrás, y a día de hoy la entidad tutela a 450 personas con un equipo de 4 trabajadoras sociales y una coordinadora, además del equipo jurídico y del de administración de bienes. La previsión es que se finalice el 2011 con unos 80 nuevos casos de personas que necesitan de su labor de tutela.

Elizabeth Raya afirma que el número de personas atendidas va aumentando y se van acumulando, por lo que subraya que "el patronato de la fundación hace magia con los recursos con los que contamos". La delegada asegura que "se dan más incapacitaciones y se van añadiendo a las anteriores, ya que lo habitual es que cuando se tiene una persona a cargo es para lo que le resta de vida".

La delegada añade que, aunque en los inicios la mayoría de los casos eran ancianos, ahora tienen usuarios de su servicio de todas las edades, a partir de 18 años. Aldaba atiende un perfil de persona incapacitada judicialmente y diagnosticada de enfermedad mental, deterioro cognitivo y otras circunstancias que se considera que les impiden gobernar su vida y sus bienes.

Ante ese volumen de trabajo, Aldaba se plantea nuevos retos. El primero de ellos lo podrá lograr con la ayuda de la Obra Social Sa Nostra, que financia el desarrollo de una base de datos multisuario que les permita facilitar la tarea de gestión de las fichas personales de los tutelados. El objetivo es que la información sea ejecutable en todas las áreas que tiene la fundación en sus instalaciones de Mallorca, Menorca, Ibiza y Formentera.

Raya considera que los próximos objetivos por los que se debe luchar en Mallorca son la creación de un centro de día para tutelados, la existencia de un piso para casos de primera acogida, y, finalmente, la puesta en marcha de un equipo de voluntarios que sirvan de apoyo a los trabajadores sociales a la hora de hacer acompañamientos de usuarios.