Aviso: Nuria Amat (Barcelona, 1950) no tiene todas las credenciales de premio Planeta, cuya versión en catalán ayer la entronizó. O eso es lo que parece. Por una parte es mediática (colabora en distintos medios de comunicación), vale, pero por otra siempre se ha posicionado en pro de la literatura de minorías. Ella misma lo reconoce: "Una contradicción para mí este premio, porque escribo contra el mercado literario y estoy a favor de la buena literatura". Lo que no quita "que yo haya intentado ponerla en práctica y no bajar el listón en esta novela", añade. Su título definitivo, Amor i guerra, desprende un aroma tolstoiano que se percibe a leguas. "Siempre estoy leyendo a Tolstoi y en parte esta historia es un homenaje a Guerra y Paz y Ana Karenina", resuelve. Una historia de amor (doble, una de ellas la de Ramón Mercader, el asesino de Trotski) y de guerra, la Civil, la nuestra, ambientada en los barrios de Gràcia y Sarrià de Barcelona. Unas páginas dedicadas a "toda la gente que es capaz de amar en tiempos de revolución y violencia, como los que ahora estamos viviendo", expresó.

Ya Carles Pujol, secretario del jurado de la XXXI edición del Premi de les Lletres Catalanes Ramon Llull (90.000 euros de gratificación), subrayó la importancia de los caracteres femeninos en la historia. "Valentina Mur es el personaje más importante para mí, una anarquista de las buenas que vino a Mallorca con el Marqués de Comillas en la expedición del capitán Bayo. Parte de la novela es la historia de ella luchando, escondiéndose, ayudando a la gente. Y se enamora de un pariente de Mercader, un burgués que padece todas las consecuencias de la guerra", continúa la escritora, que ha intentado ser "objetiva" narrando la guerra. Pero, ¿es eso posible? "Sí, pero se debe dejar pasar tiempo y generaciones. En la novela aparece gente de todas las ideologías. Yo me siento un poco ácrata, luchadora y la intención democrática está en todos los sentidos en el libro. Busco decir todas las verdades. La novela es en el fondo un homenaje a todas las familias que sufren la guerra y que intentan actuar con buenos sentimientos para salir adelante. Yo soy de Sarrià y en mi familia había gente de distintos bandos. Por eso esta historia no es un ajuste de cuentas, sino un acto de amor", destacó la escritora, que en todo momento se definió como una autora catalana "de dos lenguas". "Y eso lo digo con la cara bien alta. Mi mundo emocional está en dos idiomas", el catalán y el castellano, aseguró. Por eso precisamente y porque optó por la lengua de Cervantes para expresarse en los libros (hay que destacar que ésta es su primera novela escrita en catalán) fue arrinconada junto a otros escritores por el Institut Ramon Llull en 2007 para representar a la cultura catalana –la invitada de honor de aquel año– en la feria del libro de Fráncfort. Pese a ello, la hermana de Frederic Amat pasó por encima del tema así: "Lo que no estuvo bien fue decir durante dos años que no nos invitaban y luego, a los dos meses de la feria, hacerlo". Después, chitón: la autora declinó hacer sangre al organismo que ayer le había premiado.

Su primera incursión en el catalán cree que puede ser una "invitación" a los que escriben en un solo idioma para que se atrevan a hacerlo en otro. "Kafka dominaba el checo y el alemán; Beckett, el francés y el inglés. Es un síntoma de nuestros tiempos", argumentó. Pese a que la novela no se centra exclusivamente en la figura de Mercader, "hay seis o siete personajes importantes", está claro que es uno de sus atractivos. "Era catalanista, profesor de catalán, deportista, fuerte, valiente, tímido e inteligente. Era uno de esos comunistas-marxistas que por su ideología eran capaces de hacer lo que hiciera falta", narra la escritora. "Jamás dijo por qué mató a Trotski y quién se lo encargó, y yo creo que sé todo eso. Lo cuento entre líneas en la novela. Él jamás lo contó por fidelidad a Stalin", añadió. No es casualidad que Amat se aviniera a retratar a la familia de este aristócrata catalán, pues están emparentados. "La novela surgió del silencio que se levantó en torno a este personaje a mi alrededor. La señora Forcades, la madre de Maria Mercader, pariente lejana de Ramón, venía a casa en verano y con mi tía Raimunda se ponían a hablar de todo aquello", evoca. Un material valioso que junto a documentos, un contexto histórico y varias historias de amor paralelas nos entregan una nueva novela (¿una más?) sobre la Guerra Civil. Pero ésta guarda un secreto: por qué y quién mandó a Mercader asesinar a Trotski.