"Nadie está obligado a vivir". Con este lema, la principal asociación holandesa pro eutanasia (la "muerte dulce", según la etimología griega) prevé la apertura en breve de una clínica para asistir a aquellos pacientes que sufran enfermedades en estado terminal o que, simplemente, no quieran seguir viviendo. La iniciativa, que promete ya ser polémica, pretende "ayudar a morir" a aquellos pacientes en situación terminal o extrema que no logren la asistencia en ese sentido de ningún médico.

Cuando el centro abra sus puertas, el país se convertirá en el primero en contar con un ámbito específico en el cual los pacientes con patologías terminales, o con un deseo de terminar su vida (de manera voluntaria y expresada en plenas facultades), y que no encuentren quienes les asistan puedan acabar sus días de manera "digna", se afirma.

Según informa hoy el periódico De Volkskrant, se trata de establecer en el país una clínica específica "para pacientes que soliciten la eutanasia (permitida en casos concretos en Holanda) pero que no logren encontrar asistencia de un médico".

La futura clínica también podría tratar, con asesoramiento médico, casos de personas que tengan un profundo deseo -expresado claramente, y una vez demostradas plenas facultades en la decisión- de morir abandonando la alimentación y la ingestión de líquidos.

La Asociación Holandesa para el Final Voluntario de la Vida (Nederlandse Vereniging voor een Vrijwillig Levenseinde, NVVE) acaba de hacer públicos los resultados de un informe detallado en la materia, según el cual Holanda está ya en condiciones de albergar en breve un centro de este tipo, dado que es posible reclutar a personal especializado.