Con apenas cuatro meses como director provisional de la Compañía Nacional de Danza (CND), Hervé Palito ha podido estampar su huella en el programa de actuaciones previstas. Noodles de Blanchard y dos piezas de Àngels Margarit (último Premio Nacional de Danza) y Alexander Ekman son sus apuestas para intentar enriquecer a los bailarines "y motivarlos", salir un poco del modelo de "compañía de autor" forjado por su predecesor, Nacho Duato. La Compañía Nacional de Danza 2, también dirigida por Palito, se subió anteayer a las tablas de Sa Màniga de Cala Millor, y hoy se trasladará al Principal con tres piezas de Duato, L´Amoroso, Jardí Tancat y Kol Nidre. El francés, discípulo del "exigente" Maurice Béjart, es uno de los 20 candidatos que se postulan para dirigir la formación tras la decisión del ministerio de Cultura de convocar un concurso público.

–¿Se ha ido algún bailarín con Nacho Duato?

–Se han ido tres, pero no por Nacho, sino porque quieren dejar de bailar para coreografiar. Pensé que iba a irse más gente, pero no ha sido así. Ahora estamos estabilizados.

­–¿Cuál es su proyecto?

–Quería tener creaciones propias, nuestras, de la compañía. Porque cuando una coreografía está creada por uno mismo, el bailarín la defiende de otra manera con su cuerpo. Con la obra de Blanchard ha sucedido algo parecido, porque la readaptación ha sido enorme, casi como si fuera una nueva representación.

–¿Era necesario desempolvar la CND?

–Sí. Yo veía que los bailarines necesitaban hacer cosas nuevas. Llevo ocho años con ellos, como coordinador artístico, y se necesitaba motivación desde dentro. Había que traer coreógrafos nuevos, crecer, enriquecerse. Hasta ahora la CND era la compañía de un autor. Y yo pienso que para la riqueza general de la compañía y del público está bien tener un abanico más grande de creadores.

–¿Era una compañía personalista?

–Sí. Duato la fue convirtiendo poco a poco en una compañía de autor. Es una elección más. A mí me apetece enriquecer la propuesta. Lo que hizo Nacho es una opción válida también, porque puedes llegar muy lejos en un estilo, y eso es algo interesante.

–¿Le parece correcto que Cultura quiera abrir el repertorio de la CND a lo clásico?

–Eso son rumores. En todo caso, mi opinión es que la nuestra es una compañía de alto nivel que no puede hacer clásico un día y otro, contemporáneo. Porque si es así, se hacen los dos de manera superficial y no con excelencia. Hay un trabajo de adaptación física y técnica en cada uno de los estilos. Y lo suyo es ir perfeccionándose en una sola dirección.

–¿No podrían dividir la CND en dos?

–No. Sólo somos 28 bailarines. Así no es posible hacer clásico. Necesitaríamos 30 bailarines más.

–¿Otra compañía?

–Sí. Pero con la crisis no es buen momento. Si se hiciera sería a partir de cero, y eso no es viable. No hay medios.

–¿Por qué España es el único país de Occidente sin compañía nacional de ballet clásico?

–No creo que en España tengamos que hacer lo mismo que en otros países. Aquí no hay tradición de clásico. Podríamos empezar, pero sería de cero, insisto. Y los tutús y las puntas cuestan mucho dinero.

–¿Se identifica a nuestro país con lo contemporáneo?

–Creo que sí. España tiene una imagen contemporánea en el mundo con su cocina, su arquitectura y otras cuestiones. ¿Por qué no en danza? Estaría bien tener clásico, pero no hay que destrozar esta compañía.

–¿Qué le debe la compañía a Nacho Duato?

–La CND de ahora es así por él. Es un logro.

–¿Cómo ve la CND en estos momentos?

–La mirada que tengo ahora no es muy diferente de la que tenía antes. Los bailarines tienen un potencial enorme. Lo difícil de este trabajo para mí es el trato con los funcionarios y los técnicos. Es una pesadez. Hay que cambiar algunas cosas del convenio para adaptarlos al mundo de la danza, porque trabajamos con el cuerpo.

–¿Era necesario un cambio en la CND?

–Puedo entender la necesidad de cambio. Nacho llevaba 20 años y la CND ha tenido la oportunidad de tenerle, y él ha tenido la oportunidad de que el dinero público le pagara sus creaciones. El cambio no me parece mal, pero sí cómo se ha producido. A Nacho se le debe un respeto. Su salida debería haber sido más bonita.

–Duato, ahora al frente del Ballet Mijáilovski de San Petersburgo, aseguró que no va a volver a España. ¿Le cree?

–Yo pienso que volverá. Espero que sí. Es un artista que vale mucho y sería una pena perderlo.

–¿Se reconoce el talento en este país?

–Tengo la sensación de que aquí se consideran poco los artistas locales. A España le cuesta reconocer a su propia gente.

–¿Dará usted oportunidades para crear a los coreógrafos nacionales?

–Sí, me gustaría. La CND tiene un papel en esto de apoyar la creación nacional.

–¿Cuánto tiempo debería estar como máximo un director de compañía?

–Con la danza eso es delicado. No es como en el teatro. Necesitas formar un estilo. Si empiezas de cero, necesitas tres, cuatro o cinco años. Según el Código de Buenas Prácticas, creo que un director puede estar cinco años prorrogables a tres. Es decir, como máximo ocho. Es poco para la danza.

–¿Le ha importado la danza a algún Gobierno?

–No mucho. Hay que ayudar también a los pequeños para que surja el talento. Sería interesante apoyar a la compañía de clásico que Ángel Corella ha montado en Segovia, por poner un ejemplo.