Los fondos marinos –y no sólo los de armario– han pasado a engrosar las preocupaciones principescas. Al menos las de Alberto de Mónaco. El soberano de la Casa Grimaldi sondeó ayer las aguas de Cabrera para participar en el rodaje de un documental que National Geographic prepara sobre el estado actual de la vida marina en el Mediterráneo.

El príncipe monegasco se ahorró el vía crucis que supone para el ciudadano de a pie viajar desde el Principado a la isla menor del archipiélago, así que tiró, como hacen todos los soberanos, de avión privado. Llegó a las 10 horas al aeropuerto de Palma para subirse de inmediato a un helicóptero que finalmente le trasladó hasta Cabrera. Allí le aguardaba una nave histórica, el Alcyone, de Jacques Cousteau, donde embarcó para intervenir en el metraje del documental que dará fe de la expedición que encabeza el hijo del capitán más famoso de la televisión. Junto a la embarcación con turbovelas, que el pasado día 18 fondeó en Formentera, había otra con buzos que emprendieron un viaje submarino por la reserva natural de la isla.

La última toma de la película fue hacia las 16 horas, justo cuando el príncipe Alberto volvía a subirse al helicóptero que le traería de vuelta en pocos minutos al aeródromo de Ciutat. La avioneta privada le esperaba para regresar a Mónaco.

El documental final, que resumirá el paso del Alcyone por aquellos enclaves que el viejo lobo de mar ya exploró en su día, lo financian tanto la Fundación Príncipe Alberto de Mónaco como la Fundación Cousteau.

El paso del soberano por las islas fue breve: la agenda principesca dispone. Alberto II presidirá en su país esta noche la gala inaugural del Bal d´Oceana, que tiene por objetivo respaldar las campañas de conservación marina de Oceana.

No es la primera vez que el jefe de la Casa Grimaldi apoya empresas en pro de los mares. Bajo su liderazgo, Mónaco propuso en 2009 prohibir la comercialización del atún rojo atlántico con el fin de frenar el rápido declive de su población. Y el pasado mes de marzo convocó una reunión internacional de líderes ecologistas para debatir el modo de trabajar conjuntamente para proteger la vida marina, siguiendo así el legado de su tatarabuelo, el príncipe Alberto I.