Da coraje escuchar cómo Francesc Moll, representante de los libreros locales, organizadores de la Setmana del Llibre en Català, modera las críticas hacia el Consell, cuando por culpa de esta administración el programa ha salido tocado; a saber, con menor presencia de escritores foráneos. La institución insular debe aún los 36.000 euros que prometió en 2009 al gremio para organizar la feria. Por ello, los libreros no han querido tirarse a la piscina este año asumiendo los viajes a Palma de los escritores de Cataluña –el star system está ahí. Los políticos del Consell se disculpan, sí, pero de nuevo apuntan con el dedo a sus problemas burocráticos y a los interventores. Lo que no es nuevo: recuerden el marasmo estival con la campañas arqueológicas. Después de un año, ¿no se han podido arreglar los retrasos con los pagos? ¿De verdad creen que el ciudadano distingue entre el Consell y la interventora del Consell? Si tantos contratiempos hay, ¿habrá dejado de cobrar algún trabajador de la institución?

El votante ni debe ni quiere entender de trabas burocráticas internas, inexistentes a la hora de apoquinar nuestra contribución al erario público. Lo único que sabe el común mortal interesado en los libros es que contará con un programa con menos chicha que años anteriores. La Setmana del Llibre sonaba ambiciosa en 2008, cuando incluso se lanzó la propuesta de fusión con la de Barcelona. Sinergia que quedó en agua de borrajas. Apartado de la luz y los taquígrafos, algún librero se muestra más encrespado que Moll, cuyo enfado debería elevarse al cuadrado, porque también es editor y por ello beneficiario de otras ayudas concedidas por el Consell que tampoco se están cobrando en los plazos acordados. Escarbando un poco más: creo que aunque los libreros vendedores de títulos en catalán pudieran sentirse más cercanos ideológicamente a partidos que se toman en serio la normalización lingüística como el PSM (quien controla Cultura en el Consell), deberían haber azufrado más sus tímidas quejas.

Disgustos literarios aparte, me voy a ir de la lengua. Las próximas Converses en Formentor, que se celebrarán la segunda semana de septiembre, ´han fichado´ al francés Pierre Michon, autor de culto obsesionado con Rimbaud de quien ya pueden empezar a leer Vidas minúsculas (Anagrama) y Mitología de invierno. El emperador de Occidente (Alfabia). Les diré también que si Mario Vargas Llosa no hubiera tenido compromisos con la Universidad de Princeton, les habríamos tenido ejerciendo el sacerdocio literario en la Península de las Letras. A pesar de su negativa, ha prometido acudir a ediciones venideras.