Un grupo de operarios de Tragsa trabajaba ayer en los jardines de Raixa. En concreto, en la zona del huerto de árboles frutales.

De esta manera, el arranque oficial de las obras de recuperación del paisaje y entorno histórico de la possessió tuvo lugar ayer, después de que el pasado viernes la comisión técnica de Patrimonio aprobara los proyectos básico y de ejecución parcial. "Hemos comenzado por la zona agrícola que queda al lado del torrente", avanzó ayer a DIARIO de MALLORCA el ingeniero forestal Antonio García-Delgado, director de la ejecución de la rehabilitación en la finca pública que se abrió a las visitas el pasado 5 de septiembre.

Amén del huerto de árboles frutales, la recuperación contempla actuar en otras dos áreas: el Jardí dels Tarongers y el de la Lògia, el más cercano a la edificación principal. García-Delgado indicó que la cata arqueológica en el Jardí dels Tarongers prescrita por Patrimonio Histórico en la última comisión "comenzará ya" con el fin de descubrir la antigua estructura del vergel.

La arquitecta Neus García Iniesta, actual presidenta de la Acadèmia de Belles Arts de Sant Sebastià, se acaba de incorporar al equipo de García-Delgado para desarrollar el proyecto de ejecución de esta primera fase –que comprende sólo tres parcelas de las diez que componen los jardines–, informó el director de Relaciones Institucionales del Consell, Pere Fullana.

Para este año 2009, la Fundació Biodiversidad, dependiente del Ministerio de Medio Ambiente, había destinado 1,5 millones de euros para la recuperación de los jardines decimonónicos proyectados por el cardenal Despuig. 180.000 euros se destinaron a costear todos los estudios previos elaborados por un equipo multidisciplinar de la Universitat de les Illes Balears (UIB). El plan director de los jardines, aprobado también por Patrimonio, que está siguiendo García-Delgado es el elaborado por la universidad balear. En el Jardí dels Tarongers, en el que sólo hay cuatro naranjos, se prevé la retirada de una franja de cipreses que enmascara la perspectiva del inmueble, así como la plantación de nuevos cítricos. Los profesores de la UIB, Júlia Roman y Antoni Martínez Taberner, recomendaban plantar aquí nuevos naranjos sobre una cuadrícula agrícola que los colocaba de tal manera que podía contemplarse la casa. Finalmente, será la cata arqueológica la que tratará de determinar la estructura antigua de este lugar. El Jardí de la Lògia, el más cercano a la edificación, es el que ha sufrido más transformaciones a lo largo del tiempo, tanto por las modas como por los gustos de los propietarios. En el proyecto básico se contemplaba mantener las palmeras plantadas en el siglo XX, por guardar cierto valor monumental, así como recuperar también las perspectivas.