El escritor Francisco Ayala murió ayer en su domicilio de Madrid, a los 103 años, tras "un debilitamiento" de sus facultades físicas que se había ido acentuando en las últimas semanas, informó el presidente de la Fundación Ayala, Rafael Juárez. El literato, que el próximo 16 de marzo hubiera cumplido 104 años, "gozaba de relativa buena salud" hasta que el pasado mes de agosto se vio afectado por una bronquitis de la que tardó en recuperarse.

Francisco Ayala fue autor de una vasta obra que abarca más de ocho décadas, prácticamente todo el siglo XX. Su vida fue tan intensa y tan agitada como lo fue el siglo pasado, lleno de guerras y genocidios. Algunos de esos conflictos, como la Guerra Civil española o la II República, influyeron de forma decisiva en la trayectoria del escritor, que también vivió en Alemania la gestación del nazismo.

En el campo literario, se erigió como uno de los escritores más importantes en lengua hispana, cosechando numerosos galardones. No en vano consiguió los tres premios más importantes de las letras españolas: el Nacional de Narrativa en 1983; el Cervantes en 1991; y el Príncipe de Asturias en 1998. Dos años antes había sido candidato al Nobel de Literatura.

Ayala, el escritor más longevo de la literatura española – "lo que no hay derecho es a vivir tanto", declaró en uno de sus últimos actos públicos–, nació en Granada en 1906. Se trasladó a Madrid para iniciar estudios universitarios, licenciándose en Derecho en 1929 por la Universidad Complutense de Madrid. Además, se trasladó a Alemania para estudiar Filosofía Política y Sociología, prosiguiendo su carrera curricular en la universidad al doctorarse también en Sociología, disciplina de la que ejercería como Catedrático en la Universidad Complutense desde 1932 hasta el inicio de la Guerra Civil española.

Ya durante su etapa universitaria comenzó a desarrollar su expresión literaria. Aunque si bien sus primeras novelas, Historia de un amanecer (1926) y Medusa artificial (1927), están influenciadas por el realismo, son las vanguardias artísticas de principios de siglo las que condicionan las pautas de su literatura. Es así en El boxeador y el ángel (1929), Cazador en el alba y Medusa Artificial. (1930).

Sin embargo, con el final de la Guerra Civil española, Ayala se ve forzado a vivir en el exilio. Desde allí pudo colaborar en la revista Papeles de Son Armadans, que Cela dirigía desde Mallorca. El escritor granadino residía por entonces en Buenos Aires impartiendo clases de Sociología en la Universidad de La Plata de 1939 a 1950, y fundó la revista literaria Realidad. Ayala estuvo ligado a la Universidad y la docencia hasta 1977, fecha en la que se jubilaría de la carrera académica. Luego se trasladó a Puerto Rico, donde fundó la conocida revista La Torre. Nueva York y Chicago serían sus destinos en Estados Unidos, para regresar a España definitivamente en 1980, si bien, desde 1960 había acudido esporádicamente a España cuando aún estaba vigente el régimen franquista.

Ya en España, Ayala ingresó en la Real Adamedia Española en 1984 con el discurso La retórica del periodismo. Posteriormente se casó en 1999 con la hispanista Carolyn Richmond, con la que mantenía una relación desde hacía años.

Entre sus títulos más destacados, se encuentran: La cabeza del cordero (1949), Los usurpadores (1949), Historia de macacos (1954), Muertes de perro (1958), El fondo del vaso (1962) El as de bastos (1963), De este mundo al otro (1963), El rapto (1965), El jardín de las delicias (1971), El inquisidor (1972); o Recuerdos y Olvidos, siendo esta última una obra autobiográfica.

También abordó otros géneros como el ensayo, donde abordó cuestiones de sociología, como demuestran títulos como Tratado de sociología (1947 y 1959); Introducción a las ciencias sociales (1952); o El escritor en la sociedad de masas (1956).