Los galeristas de la isla aprecian un tipo muy especial de coleccionistas: los veraneantes, con casa o no, en Mallorca que, habituales de la prensa del corazón, son a su vez, aficionados a las bellas artes. Poder, dinero y belleza es un cóctel que abunda en las páginas de la historia del arte. La isla, a su vez, es pródiga en artistas. ¿Cómo no morder la manzana de semejante tentación?

Desde el Rey Juan Carlos, cuya afición al arte es notoria, a los empresarios y financieros con las mayores fortunas de España, a modelos y musas de Valentino como la mallorquina Rosario Nadal a deportistas de alta cilindrada como Marc Gené. La isla también se mide por sus veraneantes de colección.

La sorpresa fue mayúscula cuando se vio al Rey en una exposición del escultor Josep Sirvent en Pelaires. Era el año 1995. Don Juan Carlos es un incondicional de las artes de más artistas mallorquines, desde el más universal en estos tiempos, Miquel Barceló, a Ramon Canet, Menéndez Rojas y María Carbonero.

A la mallorquina Rosario Nadal, casada con Kyril de Bulgaria, también se la ha visto en las inauguraciones artísticas de verano. A veces la acompaña en sus aficiones artísticas la heredera de Noruega, la princesa Mette-Marit. Nadal, con casa en Porreres, se inclinó al arte de Pep Llambías.

En su mesa ha reunido a pintores con financieros, Cristina Macaya se convirtió en los 90 en la encarnación de la mecenas que Mallorca reclamaba para tener su prurito madrileño. En su casa de Puigpunyent se contemplan algunas pinturas de Canet, Menéndez Rojas, Carbonero, esculturas de Ben Jakober, Pep Canyelles, Joan Costa y piezas de Francisca Martí, su última apuesta como mecenas del arte local.

Alfonso Cortina, últimamente en los papeles por la enorme mansión que se ha construido en Formentor , se ha inclinado al arte de Bernardí Roig, Guillem Nadal y la catalana, muy vinculada a la isla, Susana Solano. Roig es uno de los artistas mállorquines, junto a Miquel Barceló, de mayor proyección internacional. Los grandes coleccionistas les siguen de cerca. Sus fortunas posibilitan el tenerlos, sobre todo al de Felanitx. Norman Foster atesora en su chalet en Ginebra una serie de esculturas lumínicas de Roig. Con casa en el Port d´Andratx, el coleccionista catalán Josep M. Civit –una parte de sus obras se pudo ver este año reunida en la exposición La vida privada con obras de Motherwell, Kounellis, Damien Hirst, Joan Onofre, Jaume Plensa, Sol Lewitt y Joana Vasconcelos, entre otros– tiene la pieza Lastdream 2006 de aluminio y fluorescente de Roig.

Una visita inesperada

El caso del piloto probador de Ferrary y gran vencedor con su equipo en la última edición de Las 24 horas de Le Mans, el catalán Marc Gené es paradigmático. Un día, unos años atrás, se presentó en el taller del pintor uruaguayo, residente en Alaró, Sergio Alvarez Frugoni, acompañado de su esposa. "No tenía ni idea quién era. Me enteré después. Me pareció una persona muy cordial", recuerda el pintor. El piloto adquirió tres cuadros de gran formato que lucen en su casa en Barcelona.

Desde su remanso en la Cala Sant Vicenç, la presidenta del patronato del Museo Reina Sofía y una de las grandes coleccionistas de arte contemporáneo en España, Pilar Citoler cuenta con obras de Broto y Sicilia, de Madrid pero con casa en la isla, además de tener ´barcelós, mirós´. Con olfato apuesta por el emergente Joan Cortés.

Si hubiera que medir la afición al arte producido en Mallorca por metro cuadrado, siempre en relación a sus coleccionistas de la península, no cabe duda que el norte insular es el territorio fecundo en veraneantes de colección. En Pollença, el empresario Plácido Arango, con casa en Formentor, tiene obras de Canet. También en la península, el financiero Leopoldo Rodes cuenta con obras de Barceló y Luis Gordillo. En Pollença, en Montcaire, el matrimonio formado por Elena Cué y Alberto Cortina, propietario junto a su primo Alberto Alcocer de Alcor Holding, lucen escultura de Sirvent.

En otra estribación de la Tramuntana, en Valldemossa veranea Antonio Escámez, empresario y actual consejero independiente del Banco Santander. Este alicantino cuenta entre sus ´artistas mallorquines´ con obras de Ñaco Fabré y Bernardí Roig.

Muy cerca, en su casa de Son Simonet en Esporles, el financiero colombiano Andrés Piedrahita, conocido por ser ´el hombre de Bernard Madoff en España´, con el yate Falcon surcando las aguas de Mallorca, y entre sus invitados el duque de Marlborough, sumó a sus caprichos el arte. Entre sus artistas mallorquines, cuenta con obras de Guillem Nadal.

No todos los veraneantes en Mallorca son propietarios de casas en la isla, pero no es excusa para que en sus colecciones de arte no figuran artistas autóctonos. Es el caso del abogado bilbaíno y uno de los grandes inversores en arte Fernando Meana. En su haber: Barceló, Broto, Amador, Cortés y Aina Perelló. O el de los hermanos Cisneros, Ricardo y Roberto, con obras de Canet, Menéndez Rojas, Sirvent. O de la actual presidenta de Hispasat, Petra Mateos, asidua a los agostos mallorquines y con pintura de Nadal y obras de Llambías. O del hijo de Polanco, Jaime, recién casado con Fiona Ferrer. Entre sus artistas de la isla, Guillem Nadal.

Sí son todos los que están pero no están todos los que son. La isla es fecunda en veraneantes de colección. Los de hoy, con pasaporte nacional.