En 1998 las autoridades locales firmaron con el Parlamento Internacional de Escritores el convenio "México, Distrito Federal: Ciudad Refugio" y en 1999 abrió la Casa Refugio Citlaltépetl, similar a otras existentes en Europa y Estados Unidos, para hospedar a escritores amenazados o perseguidos en sus países de origen, como Kosovo, Serbia, o Senegal.

Un buen ejemplo es el escritor iraquí Hatem Saleh, actual residente de la casa refugio, a quien intentaron quemar vivo por criticar al Islám.

"Tras la guerra cualquier periodista o artista en Irak es (¿puede ser?) asesinado", aseguró a Efe Saleh tras denunciar que desde el 2003 han muerto unos 350 artistas críticos con la religión y el actual gobierno.

Saleh descartó volver a Irak "porque el país necesitará de quince años a un siglo para estar bien", e indicó que en México ahora es un escritor con mucha más libertad.

Koulsy Lamko, originario del Chad, encontró en México su destino en el 2003, tras veinte años de exilio que le llevaron por otros seis países como Costa de Marfil, Francia y Ruanda.

Cuando en el Chad estalló la guerra civil, Lamko se vio obligado a escapar a Burkina Faso, donde organizó una resistencia con otros estudiantes, y tras la guerra no regresó porque a otros compañeros que sí lo hicieron los asesinaron.

"Aquí no se nota la xenofobia en contra de los negros", señaló, e incluso destacó que tocarlos es considerado de buena suerte.

El escritor, llegado hace dos años, piensa quedarse en México y espera, el año que viene, cumplir un sueño: abrir una Casa Refugio África especializada en acoger a escritores de ese continente.

Lamko espera que la situación política en su país le permita volver a morir al Chad para que su alma se quede con sus antepasados.

Otro que ha seguido ese camino es el kosovar Xhevdet Bajraj, quien decidió nacionalizarse mexicano.

El director general de la casa Citlaltépetl, el francés Philippe Ollé-Laprune, explicó que la mayoría de los escritores perseguidos, lo son por motivos religiosos en el mundo musulmán y por razones políticas en el continente africano.

Para ayudarles la institución acoge dos autores por dos años para que hagan "su labor de escritor sabiendo que no tienen más preocupaciones de tipo conflictivo".

La Casa ha acogido también a escritores de Serbia (Vladimir Arsenijevic), Argelia (Yasmina Khadra), Myanmar (Min Kyaw Khaing), Egipto (Safaa Fathy) y Senegal (Boubacar Boris Diop).

Paradójicamente, en México la libertad de expresión está altamente cuestionada, y según algunas organizaciones, es el país del mundo donde mueren más periodistas sin estar en guerra; esto se debe principalmente al narcotráfico, que, en lo que va de año, se ha cobrado más de 2.000 vidas.

En el 2007 fueron reportados en este país 15 crímenes contra periodistas.

Sin embargo, Ollé-Laprune asegura que "México es junto con Costa Rica, (uno de) los dos únicos países de América Latina que han publicado todo y a todos", nunca ha habido en este país "libros prohibidos".

Ollé-Laprune destacó que México tiene "una historia ejemplar con los refugiados en general", y que se ha caracterizado por su "generosidad a la hora de abrir sus puertas".

Agregó que "la historia de los exilios y la Ciudad de México no es nada más un drama sino también la historia de un mestizaje intelectual que le da sabor y un valor muy particular a la capital, y la Casa Refugio es una de las consecuencias de este espíritu".