"¡La vida da muchas vueltas!", exclamaba ayer el escultor Pep Canyelles, sin dejar de sujetar la maqueta de una próxima escultura que se colocará en la confluencia de las calles Aragón y Balmes con motivo de una edición más de la marcha popular Des Güell a Lluc a Peu.

Sus siete ´marxaires´ rinden homenaje al caminante que cada verano atraviesa parte de la sierra para alcanzar el monasterio de Lluc. Fue Tolo Güell, inspirador de esta peregrinación mallorquina, el que invitó a Canyelles a erigir la escultura. "Nuestros padres eran amigos, y yo recuerdo a Tolo cuando éramos jovenzuelos. Luego le perdí la pista. Me alegré mucho que pensara en mí para hacer esta escultura", contó el artista.

Los siete caminantes están esculpidos en hierro -el material que suele utilizar Pep Canyelles-, y uno de ellos, "por expreso deseo de Güell", portará una mochila a sus espaldas.

Sus medidas son 2.650 milímetros de largo, 900 de ancho y 2.350 de alto, la pieza tiene un peso de dos toneladas y media. Sólo la base en la que estará apoyada ya pesa 500 kilogramos. La inauguración está prevista para el día 2 de agosto.

Canyelles mostro ayer su maqueta en el Solleric, donde mostró una exposición antológica desde noviembre del pasado año hasta enero de 2008. Con motivo de esta retrospectiva, se presentó el catálogo de la misma que cuenta con textos de Guillem Frontera, Fernando Gómez de la Cuesta, Jaume Reus y Pilar Ribal. Las fotografías son de Joan Ramon Bonet.

Muy emocionado, el escultor subrayó el trabajo fotográfico realizado en el taller -"el alma de un artista"-, por David Bonet, cuatro años atrás. "Él estuvo pero se hizo invisible", comentó Canyelles.