Quién lo diría. Se le ve ahí, en el centro de la defensa, tan cómodo y solvente, tan dominador de la situación y del escenario, que resulta casi increíble pensar que hasta hace unas semanas no hubiese jugando nunca ahí. Bueno, casi nunca. En el currículum de Rodrigo Hernández como futbolista profesional apenas figuran cuatro escarceos con la posición de defensa central antes de que a Luis Enrique se le ocurriera que podía ser una excelente solución para sus problemas de cara a este Mundial.

Lo fue en el debut contra Costa Rica, en un partido con escasa exigencia para esa demarcación, pero también en el empate frente a Alemania, ya palabras mayores por mucho que los de Hansi Flick no sean ahora la selección aplastante que fueron algún día. Y su rendimiento en el estadio Al Bayt fue impecable, contribuyendo a certificar un sufrido empate tras el gol inicial de Morata.

Como muestra, el botón del minuto 95, a segundos de que el encuentro de anoche expirara. Sané se coló con el balón hasta la línea de fondo, arrastrando a Simón en su movimiento. El atacante del Bayern salvó al portero para enviarle la pelota a Füllkrug, autor del tanto alemán, que solo tenía que empujarla a portería vacía para frustrar a España. Pero en ese momento apareció el pie salvador de Rodrigo, excelente en el seguimiento de la jugada, para garantizar que a la selección le sirva el empate contra Japón para seguir viva en el Mundial.

Siete duelos de diez

No fue su única intervención meritoria de un partido en el que estuvo más que notable. Minutos antes ya había frenado otra internada marca de la casa de Sané y al final del primer tiempo estuvo imperial al corte para abortar la mejor ocasión alemana en el tiempo de arranque, gol anulado a Rüdiger al margen. Ganó siete de los diez duelos que disputó, completó con éxito cinco despejes y bloqueó dos disparos, números mucho mejores que los de su compañero de zaga en este Mundial, Aymeric Laporte.

"Estoy aquí para lo que me pida el mister, creo que tengo condiciones para jugar de central y a partir de ahí tengo que seguir creciendo. Intento aprender cada día, es un rol distinto pero estoy creciendo cada partido y entendiendo lo que le tengo que dar a mis compañeros", aseguraba Rodrigo tras el empate de anoche, reconociendo además "que se podía haber evitado el gol, que llega tras una pérdida en iniciación del juego y luego ellos tienen un poco de suerte en el choque mío con Musiala". Nada se le puede reprochar a él en el gol, a decir verdad.

"Ya veremos..."

"Puede jugar de central o de mediocentro. Busquets ya tiene una tarjeta [con otra ante Japón se perdería unos hipotéticos octavos] y ya veremos lo que hacemos en siguientes partidos", resumió anoche Luis Enrique sobre el rol que tiene en mente para Rodrigo.

Fue Pep Guardiola, siempre innovador, siempre inquieto por intentar que el caballo se pueda mover en diagonal por el tablero y que los peones se desplacen en horizontal, quien se animó hace ya tres temporadas a colocar al madrileño como central en cuatro partidos. "Nunca ha entrenado como central, pero es inteligente y juega bien el balón", le elogió entonces un Guardiola que si no insistió más con su probatura fue porque considera a Rodrigo imprescindible en el centro del campo. En España, en cambio, está Busquets.

"La línea más potente que tengo es la defensa", había dicho el seleccionador en el parón de septiembre, en uno de esos intentos tan suyos de provocar que las miradas se dirijan hacia él en lugar de hacia sus futbolistas. Pero Luis Enrique era tan consciente como el resto del mundo de que la de central es junto a la de ariete la posición más débil de España.

En la pasada Eurocopa, Laporte fue fijo en el eje de la zaga, jugando con Eric García (dos partidos) o con Pau Torres (tres). Ninguno de los dos ha terminado de mostrarse nunca del todo solvente con España y ahora es Rodrigo el que tiene el reto que hacerlo. "Son tres o cuatro conceptos que no son fáciles de asimilar, pero que cuando lo consigues te hacen jugar perfectamente ahí", explicaba en 'Abc' hace unos días. Y parece que tiene la tarea bastante avanzada.