COORNAVIRUS

Lecciones para la próxima pandemia (III): De la falacia del francotirador a cómo salvarse de las noticias fake

Todo esto terminó dando nombre a una de las más comunes falacias lógicas: la falacia del francotirador tejano

Lecciones para la próxima pandemia (III): De la falacia del francotirador a cómo salvarse de las noticias fake

Lecciones para la próxima pandemia (III): De la falacia del francotirador a cómo salvarse de las noticias fake / Freepik

Durante un coloquio con alumnos en una famosa universidad tejana el extraordinario matemático Stanislaw Ulam argumentó que nuestra falta de entendimiento para comprender asuntos complejos es una de las mayores amenazas que se cierne sobre el futuro de nuestra especie.

La falacia del francotirador tejano

Por aquellas mismas fechas un anónimo francotirador tejano había alcanzado cierta celebridad en la zona.

Presumía de ser capaz de acertar en el centro de una diana desde una distancia de una milla (1.609 metros) disparando con un viejo fusil sin mira telescópica.

Los tiradores expertos aseguraban que era una hazaña imposible. Pero como empezaron a aparecer dianas pintadas en las paredes de numerosos galpones abandonados en cuyo centro había un agujero de bala de fusil, la policía tomó cartas en el asunto.

Consiguieron concertar una prueba con el francotirador.

El día elegido, el francotirador tejano quedó con la policía en una pequeña colina desde la que se veía un viejo granero abandonado a poco más de una milla.

Delante de varios agentes disparó 3 balas con su viejo fusil.

El francotirador había puesto una condición: nadie usaría prismáticos. Y a semejante distancia los agentes eran incapaces siquiera de distinguir las dianas.

Tras los disparos los agentes caminaron hacia el granero. Al llegar se quedaron estupefactos. Había 3 dianas pintadas en la pared a distintas alturas, y todas ellas estaban agujereadas exactamente en su centro.

Para asegurarse, un agente perspicaz extrajo las balas y las envió al departamento de policía científica.

No tardó en recibir la prueba de que las balas efectivamente habían sido disparadas por el viejo fusil del francotirador.

Enseguida se desataron miles de explicaciones -a cada cual más disparatada- para la explicar increíble puntería del francotirador tejano.

-      Según unos, acertaba gracias a técnicas de meditación oriental.

-      Otros aseguraban que era un practicante de kung fu.

-      Por supuesto no faltaron los que veían en el francotirador tejano una advertencia divina ni quienes creían que era una especie de santo milagroso.

-      Incluso había quienes estaban convencidos de que se trataba de la reencarnación de un guerrero apache.

Pero las más populares eran sofisticadas teorías de la conspiración de la más diversa índole.

·      Entre ellas destacaban las que aseguraban que el francotirador tejano era una especie de ciborg que tenía un implante cerebral de tecnología soviética que le confería capacidades sobrehumanas.

·      Hasta se extendió que el francotirador tejano era un extraterrestre o tenía la ayuda proveniente de otro planeta.

Entonces el francotirador tejano reveló su secreto, que era mucho más simple.

El día anterior a quedar con la policía eligió una pared de un granero abandonado. Se alejó un poco y disparó 3 balas contra ella.

Luego pintó 3 pequeñas dianas tomando como centro el lugar donde habían impactado las balas.

El día de la prueba el francotirador tejano quedó con la policía en un cerro situado a cerca de una milla de esa pared. Delante de los agentes el francotirador disparó 3 balas contra esa pared.

Tan solo tuvo que asegurarse de las balas cayesen muy lejos del granero abandonado.

Las múltiples dianas con un agujero de bala en su centro que aparecían en las paredes de tantas estructuras abandonadas de Texas habían sido pintadas después de que una bala agujerease un punto cualquiera de la pared.

¿Qué son las falacias lógicas?

Todo esto terminó dando nombre a una de las más comunes falacias lógicas: la falacia del francotirador tejano.

Archivo - Arquivo - Un profesional sanitario prepara unha dose da vacina contra a COVID-19

Archivo - Un profesional sanitario prepara una dosis de la vacuna contra la COVID-19 de Pfizer y BioNTech, foto de recurso / Lino Mirgeler/dpa - Archivo

·      Las falacias son argumentos que inicialmente parecen ser válidos pero contienen un sesgo que hace que su contenido sea falso.

A menudo los seres humanos relacionamos erróneamente datos, fenómenos o experiencias.

·      Creemos encontrar patrones donde solo hay sucesos que ocurren de forma aleatoria.

·      Integramos esos supuestos patrones en un marco teórico falso y obviamos las múltiples pruebas que existen en su contra.

En la falacia del francotirador de Texas se intenta dotar de sentido a una hipótesis en la que nos gusta creer

-      (la extraordinaria puntería de un individuo)

Obviando los datos reales que refutan nuestra hipótesis

-      (a una milla de distancia sin mira telescópica nadie puede ni siquiera ver una diana del tamaño de la usada por el tirador de Texas,

-      ningún francotirador acierta siempre en el centro de la diana,

-      un viejo fusil difícilmente alcanzará la diana a esa distancia…),

dando valor tan solo a unos pocos datos o ejemplos

-      (una diana con un blanco en el centro).

Como decía Ulam exhibimos una torpeza notable en comprender la verdadera naturaleza de las cosas que nos mete en problemas.

Lección 4

La desinformación de gobiernos y medios cuestan vidas

Ahora que el paso del tiempo nos permite tener una perspectiva más amplia de qué hicimos bien y qué no cuando nos enfrentamos a la COVID-19, el riguroso estudio la Comisión Lancet sobreLas lecciones para el futuro de la pandemia de COVID-19”, destaca que -como proféticamente argumentó Ulam hace más de 60 años:

·      “Nuestra dificultad para comprender la compleja realidad de como actúa el SARs-CoV-2 costó millones de muertos.”

Mucha gente cayó en la falacia del francotirador tejano, y por eso desde el principio de la pandemia se generaron una incontable cantidad de bulos y fake News.

Incluso hubo informaciones malintencionadas y erróneas, que pretendiendo pasar por noticias rigurosas iniciaron una pandemia paralela de desinformación que tuvo funestas consecuencias.

Por eso los expertos sostienen que en la lucha contra las futuras pandemias la cuarta lección esencial es que:

·      Los gobiernos deben combatir activamente la desinformación y los medios de comunicación deben proporcionar información real y fiable.

Los expertos explican que uno de los problemas que costó más muertos fue que:

·      “Demasiadas personas, a menudo influenciadas por la desinformación, han protestado contra las precauciones básicas de salud pública y se han opuesto a ellas”.

Impidieron así que se tomasen las medidas adecuadas y no respetaron las que se tomaron, contagiando a mucha gente.

Archivo - Una sanitaria pone el EPI a otra sanitaria para recoges test de COVID-19 de las personas que hacen cola en el Centro de Salud Universidad, a 21 de diciembre de 2021, en Madrid, (España).

Archivo - Una sanitaria pone el EPI a otra sanitaria para recoges test de COVID-19 de las personas que hacen cola en el Centro de Salud Universidad, a 21 de diciembre de 2021, en Madrid, (España). / Cézaro De Luca - Europa Press - Archivo

La Comisión hace una severa advertencia:

“La falta de lucha de los gobiernos contra la desinformación sistemática costó millones de muertos”.

Los expertos amonestan a los políticos indicando que a menudo pusieron sus propios intereses partidistas por delante de la salud pública.

La Comisión Lancet indica que muchos gobiernos fallaron en el punto esencial de “dar una difusión global del conocimiento y la innovación”.

“No desarrollaron como deberían estrategias eficaces de comunicación sanitaria ni esfuerzos activos para abordar la desinformación sobre salud pública en las redes sociales”.

Los expertos hacen una especial mención a la funesta actuación de los partidos populistas de extrema derecha, tanto en el poder como en la oposición, que resultó especialmente dañina.

La Comisión Lancet también advierte que varios medios de comunicación “omitieron su deber de combatir la ignorancia desarrollando, produciendo y divulgando contenidos científicos rigurosos, generando síntesis de evidencias científicas continuamente actualizadas”.

·      Aseguran que “ante una emergencia sanitaria tan peligrosa debieron realizar una oposición activa a la información errónea y la desinformación”.

En especial los expertos son muy críticos con los medios de comunicación que justificaron las actuaciones acientíficas erróneas de políticos que les eran afines, fuese cual fuese su ideología.

Como ejemplo destacan que se debió hacer una campaña mucho más intensa en contra de los supercontagiadores que debido a su tajante oposición a las medidas de precaución (restricciones de movilidad, mascarillas, vacunación que reducía la carga viral…) jugaron un papel muy destacado en la diseminación de la enfermedad y fueron responsables de muchísimos muertos.

El peligro de los movimientos antivacunas

Pero, sobre todo, la Comisión Lancet es extraordinariamente crítica con los movimientos antivacunas y acusa a los gobiernos de no haber tomado suficientes medidas en contra de estos grupos.

A los pocos días de nacer empiezan a vacunarnos.

Transcurridos unos pocos meses nuestro sistema inmune cuenta ya con un arsenal de defensas formidable.

Por eso ya hemos perdido todo tipo de referencias de cómo era la vida antes de que hubiese vacunas.

Para hacernos una idea de como era el mundo antes de las vacunas no es necesario imaginar como pudo haber sido la vida durante las epidemias de la Edad Media cuando las enfermedades infecciosas mataban a 4 de cada 5 personas.

Tan solo tenemos que remontarnos hasta la primera mitad del siglo XX.

No está tan lejana en el tiempo.

Fue una época de extraordinario desarrollo científico, técnico, económico y social. Coches, aviones, la teoría de la relatividad, la mecánica cuántica, el inicio de la genética molecular, cine, telecomunicaciones, los primeros ordenadores…

Sin duda era un mundo muy próximo al nuestro, y en nada parecido al del medievo.

Sólo la viruela mató a más de 500 millones de personas en el siglo XX

Pero durante la primera mitad del siglo XX la viruela mató a unos 500 millones de personas en el mundo, lo que equivale a 7 veces más gente que todas las guerras libradas en ese mismo período, incluyendo la Primera y la Segunda Guerra Mundial.

Las vacunas de la viruela resultaron tremendamente eficaces, salvando la vida de cientos de millones de vidas.

Fueron vacunas esterilizantes y el virus no podía reproducirse en los vacunados.

Así tras un programa de vacunación masiva obligatoria en todos los países del mundo (una hazaña extraordinaria que de momento no hemos sido capaces de volver a repetir) el 8 de mayo de 1980 la viruela se declaró extinta.

El cruel azote infeccioso que había padecido la humanidad por fin se había terminado.

Las vacunas han sido y sin el arma más eficaz para luchar por la vida

Las vacunas son con mucho la mejor manera que la ciencia ha encontrado para derrotar a los virus infecciosos.

Se estima que sin 15 de las vacunas más habituales que utilizamos, 4 de cada 5 de las personas que estamos vivas ahora mismo no lo estaríamos.

En un tiempo récord conseguimos desarrollar vacunas seguras y eficaces contra el SARS-CoV-2.

Vacunas COVID, una de las mayores hazañas científicas de la historia

Comprender como funciona la COVID-19, implementar sistemas de diagnóstico y de lucha contra la enfermedad y desarrollar las vacunas fue una de las mayores hazañas científicas de la historia de la humanidad.

Cuando se desató la pandemia no sabíamos absolutamente nada del SARS-CoV-2 pues era un nuevo virus que nunca había infectado a seres humanos.

Para que nos hagamos una idea de la magnitud del esfuerzo necesario para derrotar al SARS-CoV-2, vale la pena destacar que los expertos estiman que alcanzar la situación actual es una hazaña científica comparable a la del “Proyecto Manhattan” -que permitió a los aliados desarrollar la bomba atómica antes de que lo hiciesen Alemania o Japón- o a la carrera espacial entre los Estados Unidos y la Unión Soviética.

Nadie en su sano juicio piensa que tiene conocimientos suficientes para desarrollar por si solo la bomba atómica o para ir a la Luna.

Pero mucha gente, sin la menor formación en biología molecular, virología e inmunología, pensó que su razonamiento individual era mejor que el del conjunto de los cientos de miles de científicos y médicos que desentrañaron la biología del SARS-CoV-2 y permitieron el desarrollo de las vacunas que consiguieron derrotarlo.

Lección 5

Debemos aprender y adquirir cultura científica

La quinta estrategia en la lucha contra futuras pandemias concierne a toda la población:

Debemos aprender.

Los expertos insisten en que es necesario que seamos capaces de adquirir un conocimiento veraz, desarrollando una cultura científica que nos ayude a prepararnos para ponernos a salvo de caer en bulos, fake news, etc.

El problema es que en general cuesta entender la ciencia.

Pero esto no se debe a su dificultad intrínseca sino a la estructura de nuestro pensamiento.

-         El pensamiento habitual se basa en que desarrollamos unas hipótesis que creemos son ciertas.

-         Luego nos empeñamos en tener razón convencidos de que nuestra opiniones son las correctas.

-         Y para afirmar nuestras creencias buscamos los datos que las confirman.

Es la receta segura para caer en falacias como la del francotirador tejano.

En ciencia lo importante no es tener razón

Lo que importa en ciencia es desarrollar un conocimiento veraz. No importa tener razón. 

Para hacer ciencia los científicos empiezan una meticulosa fase de estudio en la que analizan metódicamente el conjunto de conocimientos, el bagaje conceptual teórico, los métodos y las tecnologías conseguidas hasta la fecha sobre el tema en que investigan.

Tras hacer ese importante trabajo plantean nuevas hipótesis.

Entonces comienza la fase más decisiva en esta búsqueda de conocimiento riguroso, que es la que aporta la calidad excepcional que tiene la ciencia.

 Se trata de una fase totalmente diferente a la de como solemos pensar.

En ella los científicos emplean todo tipo de procedimientos (experimentales, estadísticos, matemáticos…) para intentar demostrar que la nueva hipótesis que plantearon es falsa.

Si después de mucho intentarlo no se consigue demostrar su falsedad, entonces la nueva hipótesis se da provisionalmente por buena.

Un pensamiento siempre expuesto a juicios y correcciones de otros

A continuación se escribe un artículo científico que se envía a publicar en una revista.

Antes de aceptarlo el editor envía el trabajo a una serie de revisores expertos en el tema que evalúan la calidad del trabajo que aspira a ser publicado.

A menudo estos expertos proponen modificaciones, requieren más experimentos, más datos...

Y solo tras responder con éxito a todos estos requerimientos el trabajo se publica, sabiendo que las revistas rechazan la mayor parte de los trabajos científicos que les llegan.

Pero el proceso no se acaba ahí. Porque a partir de que el artículo se publica, otros muchos científicos lo leen con ojo crítico.

Intentan ver que no se haya colado nada que no sea rigurosamente cierto.

Con frecuencia incluso repiten parte de los experimentos.

Podría decirse que la ciencia tiene un gusto “masoquista” por echar por tierra nuevas hipótesis.

Pero es lo que asegura que el conocimiento científico sea el de mejor calidad del que disponemos.

Buscar la verdad antes que tener razón será fundamental para los desafíos futuros

Aprendiendo de la forma en que se hace la ciencia podemos prepararnos para los desafíos que vendrán. 

Debemos buscar la verdad y no pretender tener razón.

Cuando tengamos una hipótesis busquemos los datos que la contradigan.

La manera de comprobar una hipótesis no es ver qué datos la confirman, sino que no hay datos que la contradigan.

Para ello hay que tener siempre presente la cantidad de datos necesarios.

Porque con pocos datos solo podemos formar un patrón, y es ahí donde nos enganchan y manipulan las fake news.

Pero cuando ampliamos la cantidad de datos nos damos cuenta de que la realidad no es tan simple como pensábamos a priori.

No podeos olvidar lo que ocurrió

Durante la pandemia hemos escrito más de 100 artículos intentando dar las explicaciones científicas a tan desoladora realidad.

La conclusión a todo esto es que la tentación de olvidarnos ahora de la pandemia es muy fuerte ahora.

Pero no nos queda otra que prepararnos para luchar contra las nuevas pandemias que vendrán.

El futuro de la humanidad va en ello.