Un bebé llorando durante largas horas puede resultar estresante para sus padres o sus cuidadores. Pero no se debe perder el control porque las consecuencias pueden ser muy graves. Hablamos del síndrome del bebé zarandeado. 

Sacudir a un bebé sólo unos segundos puede provocar lesiones neurológicas graves, dejar ciego al bebé o incluso, provocarle la muerte. 

Como explican desde la Asociación Española de Pediatría, estas lesiones se producen por varias razones: 

  • El tamaño de la cabeza de los bebés es mayor que su cuerpo, “de hecho, supone casi el 25% de su peso”. 
  • La musculatura de su cuello es débil. 
  • El cerebro es más blando y sus vasos sanguíneos más frágiles. 

Las sacudidas hacen que la cabeza del bebé sufra movimientos de aceleración y desaceleración rápidos producen lesiones intracraneales o un traumatismo craneal .

Es lo que los especialistas del equipo EMMA-Unidad de Atención a las Violencias hacia la Infancia y la Adolescencia y el Servicio de Neonatología de Vall d'Hebron denominan traumatismo craneal abusivo (síndrome del bebé sacudido o zarandeado).

Sus síntomas más frecuentes son la hemorragia cerebral y retiniana, las fracturas óseas y las secuelas neurológicas. 

Sacudir a un bebé solo unos segundos puede provocar importantes lesiones neurológicas, ceguera, e incluso la muerte.

1 de cada 4 niños muere a causa de los zarandeos

En todo el mundo, uno de cada cuatro niños que sufre este tipo de violencia muere. Y, de los niños supervivientes, aproximadamente un 65-80% presentan secuelas neurológicas, como deterioro motor, cognitivo o retraso mental. 

“Sacudir a los bebés no es la violencia física más frecuente que se ejerce contra los niños, pero sí la que causa más muertes y más secuelas”, resume la doctora Anna Fàbregas, adjunta del Servicio de Pediatría y coordinadora del equipo EMMA-Unidad de Atención a las Violencias hacia la Infancia y la Adolescencia. 

“Es un maltrato muy grave, es necesario que la población sea consciente del daño que puede provocar a sus hijos al sacudirlos”, subraya la doctora.

Más incidencia entre los dos y ocho meses de edad

En los casos de los lactantes que padecen el síndrome del bebé sacudido se ha observado que el desencadenante principal es el llanto continuado inconsolable del bebé.

Aunque también influyen otros factores como las expectativas no realistas sobre el desarrollo del bebé, el estrés, las situaciones familiares de vulnerabilidad, violencia machista, uso de alcohol u otras sustancias, haber sido víctima de violencia en la infancia, el hecho de que los progenitores sean jóvenes o de familias monoparentales sin apoyo de su red social o haber sido derivado previamente a los servicios de protección de la infancia. Habitualmente, los hombres ejercen más ese tipo de violencia que las mujeres. 

Los picos de incidencia se registran en niños de dos y ocho meses. “Es importante que como adultos ajustamos nuestras expectativas y sepamos que los llantos forman parte de una etapa normal en el desarrollo y que existe una gran variabilidad entre bebés en el temperamento, el patrón de llanto y los niveles de actividad”, indica la doctora Anna Fàbregas. 

Hay que intentar calmar el llanto amamantando, abrazando o cambiado el pañal al bebé.

Cómo mantener el control ante el llanto 

El equipo EMMA ha detectado un aumento del número de bebés atendidos debido a traumatismo craneal abusivo en los primeros seis meses del año 2022, con un total de cinco casos. 

En los últimos once años, Vall d'Hebron ha atendido a 27 casos de niños con traumatismo craneal abusivo, con una media de dos/tres casos al año. Esto significa que en la primera mitad de 2022 se ha duplicado la media anual. 

Por eso estos profesionales del Vall d’Hebron han elaborado un tríptico informativo donde se incluyen consejos para padres y cuidadores del bebé, con el fin de evitar el síndrome del bebé zarandeado. 

  • Lo primero que se aclara en el tríptico es que un bebé sano puede llorar, y mucho. Una media de dos o tres horas al día incluso a veces puede llorar muchas horas seguidas, sobre todo por la noche y durante los primeros meses de vida. 
  • Las razones de este lloro pueden ser varias: hambre, cansancio, que el pañal esté sucio o que no se encuentran a gusto por alguna otra razón. 
  • Lo primero es intentar calmar este llanto sosteniéndolos en brazos, acunarlos con suavidad, acariciarlos, darles el pecho o biberón o cambiarles el pañal. 
  • Si esto no funciona los especialistas del equipo EMMA recomiendan a los cuidadores “hacer relevos con otras personas que traten de calmarlos”. 
  • En el caso de que solo haya una persona a cargo del bebé y nota que está perdiendo los nervios, “se recomienda que lo deje en su cuna, de lado o boca arriba. 

“Los primeros meses de crianza pueden ser duros porque si un bebé llora mucho o está intranquilo es posible que los padres, madres o cuidadores no puedan descansar lo suficiente y las dificultades a la hora de consolar al bebé les generen frustración”, explica el doctor César Ruiz, jefe de Sección de Neonatología de Vall d'Hebron.

Por ello, "es importante encontrar alternativas al manejo de la rabia, el cansancio o la frustración y, si es necesario, pedir ayuda", insiste el neonatólogo.