Inmadurez digestiva, factores inmunológicos, alteración de la flora, el propio temperamento del lactante o la sobreestimulación del recién nacido son factores que se vinculan a los cólicos en la infancia. Pero, según indica la Dra. Mª Dolores Muro, jefa del Servicio de Pediatría de Clínica Corachan, “se desconoce una causa clara”.

Sí es algo común siempre que los cólicos se evidencien con episodios de llanto de, al menos, tres horas durante tres días o más a la semana y a lo largo de, al menos, tres semanas, en bebés de menos de tres meses. “Son episodios de llanto intenso, inconsolable, en un bebé saludable y bien alimentado”, puntualiza la doctora Muro.

Los cólicos se pueden presentar en casi un tercio de los recién nacidos, y suelen comenzar alrededor de la segunda semana de vida, y pueden ser cólicos de mayor o menor intensidad. Se dan en bebés saludables, y con correcto desarrollo en cuanto a peso y talla. No se ha demostrado que exista una correlación de episodios de cólico entre hermanos, por lo que sería indiferente que hermanos mayores los hubieran tenido en su infancia.

Los cólicos se producen de forma cíclica (aproximadamente a la misma hora y de predominio tarde-noche). En todo caso siempre consultar con el pediatra que será el profesional que establecerá si se trata del cólico del primer trimestre, lo cual no es una patología, o si se trata de episodios de dolor asociado a una enfermedad del lactante.

Tal como explica la doctora Muro, “siempre que se producen cólicos, en general los padres lo viven con cierto grado de ansiedad”. Pero, como en cualquier proceso relacionado con el cuidado del bebé –indica- “es importante consultar con el pediatra. En función de lo que los padres relaten, este corroborará que el pequeño está padeciendo cólicos del lactante, calmará la ansiedad explicando que no se trata de ninguna enfermedad y ayudará a adquirir pautas que pueden disminuir la frecuencia e intensidad de los episodios que, habitualmente desaparecen de forma espontánea alrededor del tercer o cuarto mes”.

Cuando hablamos de cólicos del lactante nos referimos a estos episodios de llanto intenso que ocurren en lactantes por otra parte sanos y con buen desarrollo; existen además dolores de tipo cólico ocasionados en el curso de patologías como puede ser el dolor abdominal que se produce en un proceso de gastroenteritis, pero entonces hay síntomas añadidos y no solo el dolor y el llanto.

¿Cómo se trata un cólico?

“No existe un tratamiento medicamentoso que haya demostrado su eficacia”, afirma la pediatra. “El proceso evolucionará de manera espontánea hasta desaparecer”, añade. Algunas medidas de contención que pueden ayudar serán: acunar al bebé, pasearlo o balancearlo. La especialista en pediatría precisa, además, que hay que gestionar bien la ansiedad e impaciencia que pueda surgir en los padres o cuidadores ante los cólicos que, si fueran muy frecuentes o presentaran cuadros de mucha intensidad, pueden llevar a los progenitores a acumular cansancio o sensación de incapacidad. “En ese caso hay que solicitar ayuda”, apunta la Dra. Muro. “Es necesario mantener la calma. Acercarse y coger al bebé con tranquilidad es a veces más útil que cualquier otra intervención”, recomienda.

No hay ningún medicamento que haya mostrado con suficiente evidencia su eficacia, pero por ejemplo la simeticona oral es segura (sin efectos secundarios peligrosos para el bebé). El uso de probióticos, especialmente L Reuteri, puede ser eficaz, pues existe ya evidencia que sostiene que puede mejorar o disminuir los episodios de cólico en 1 de cada 4 niños.

“Como estrategia de calma del bebé que tiene un cólico, se habla como algo beneficioso del “ruido blanco” (ruido de secador de pelo o aspiradora), hacérselo escuchar a bajo nivel. También cada vez están más popularizadas las terapias de fisioterapia y osteopatía para ayudar a combatir el cólico del lactante. Pero, aunque la experiencia de los padres que las usan es buena, puesto que han visto disminuir el llanto y mejorar el sueño del bebé, no hay todavía suficientes estudios al respecto que permitan hacer una indicación concreta de ellos”, afirma la pediatra.

Cómo prevenirlos

Algunas indicaciones que ayudan a prevenir los cólicos pueden ser: establecer rutinas desde muy pronto, no sobreexcitar al bebé, puesto que el sobreestímulo puede condicionar dificultades para el sueño, creando irritabilidad en la criatura.

Cuando ya sabemos que se trata de un cólico, sobre todo hay que ejercitar la paciencia. Es interesante, tal como señala la jefa de pediatría de Clínica Corachan, “ensayar aquellas conductas que en episodios previos de cólico han sido útiles, sabiendo que lo que había funcionado previamente puede no ser tan efectivo en alguno de ellos, y ensayando otras nuevas entonces. Pero siempre ser conscientes de que, de todos modos, acaba pasando”.

Alimentos que benefician o perjudican

Se puede ensayar la fitoterapia (infusiones de hinojo, solo o con manzanilla) en pequeñas cantidades para no interferir con la alimentación o lactancia, pues se ha visto que, a veces, esta práctica logra reducir los episodios. Y, en caso de lactancia, la madre debe evitar cualquier bebida que contenga estimulantes, como la cafeína. También, según indica Mª Dolores Muro, “en algunos lactantes la exclusión de leche de vaca y derivados lácteos, disminuye la sintomatología de los cólicos”.

En cuanto a hábitos, posiciones, luz o temperatura que puede ayudar a calmar al bebé en caso de cólico, se debe procurar situar a la criatura en un ambiente tranquilo, con ningún o muy poco ruido. La temperatura tiene que ser confortable (ni frio, ni mucho calor). Elegir una luz tenue y hablar al bebé con voz suave, cantarle incluso, o poner música suave, relajante pueden probar diversas posiciones: boca abajo y dando un suave masaje abdominal, envolverlo en una sábana o contenerlo abrazándolo en brazos.

 Ante todo, -destaca la Dra.-, nunca se debe agitar o sacudir al bebé. Puede ser muy peligroso para él. “Si perdemos los nervios por causa del llanto intenso o estamos cansados e irritables, debemos pedir relevo y que otra persona se ocupe del niño durante un periodo de tiempo, para poder descansar. Gritar al bebé solo empeoraría la situación”.

El tipo de llanto cuando se trata de un cólico

El llanto es una forma de expresión del recién nacido. Con él, los bebés expresan disconfort, pero no siempre que lloran es por dolor o por incomodidad. Pueden llorar también por hambre, porque tengan sueño, o por muchas otras razones… Lo que puede darnos una pista, según expresa la pediatra, “es que sean episodios de llanto intenso y que se repitan de forma periódica, por ejemplo, cada día por la tarde”.

El uso de chupete no es un factor que influya directamente en la aparición de cólicos, pero sí puede ayudar a la pacificación y consuelo del bebé cuando este los padece.