Nuevos estudios científicos han arrojado más beneficios a la dieta mediterránea y han demostrado que no solo ayuda a perder peso, sino que también induce cambios en la salud intestinal.

Los investigadores han demostrado que con una intervención para incrementar la adherencia a la dieta mediterránea y un programa intensivo de pérdida de peso se producen cambios muy beneficiosos en la microbiota intestinal al cabo de solo un año. Los han comprobado investigadores del Centro de Investigación Biomédica en Red de Obesidad y Nutrición (Ciberobn) -del Instituto de Salud Carlos III-, de la Universidad Rovira i Virgili (URV) y del Hospital Virgen de la Victoria (Universidad de Málaga) y sus resultados aparecen publicados en la revista American Journal of Clinical Nutrition.

Las bacterias intestinales son los diminutos organismos vivos del intestino grueso de los seres humanos, a los que se les ha reconocido su importancia en el mantenimiento de una buena salud, especialmente la intestinal, han recordado los centros de investigación.

El trabajo se ha realizado en el marco del estudio 'PREDIMED‐Plus' en el que un grupo de participantes siguió una dieta mediterránea con restricción energética, actividad física y cambios en la conducta, y otro grupo de participantes siguió una dieta mediterránea sin restricción calórica, sin ninguna pauta de pérdida de peso. Los resultados del estudio fueron que los participantes que siguieron las recomendaciones de dieta mediterránea y actividad física perdieron más peso (4,2 kilos) que los participantes que siguieron la dieta mediterránea sin restricciones, que perdieron 0,2 kilos.

Los efectos beneficiosos de seguir una dieta saludable como la mediterránea ya son muy conocidos, pero los científicos han observado que la mayoría de los estudios anteriores se habían centrado únicamente en los efectos de la dieta o la actividad física sobre la microbiota intestinal de forma individual.

El nuevo estudio ha investigado la dieta mediterránea con un enfoque diferente, y han comprobado de esta manera que los participantes que siguieron la dieta mediterránea con restricción calórica perdieron más peso y redujeron el índice de masa corporal (IMC), el perímetro de la cintura o los niveles de azúcar en sangre. Además redujeron los triglicéridos y mejoraron los niveles de colesterol "bueno" en comparación con el otro grupo que siguió una dieta mediterránea sin ninguna pauta para la pérdida de peso.

Los investigadores han explicado que "curiosamente" los dos grupos aumentaron la adherencia a la dieta mediterránea, lo que se observó con algunos cambios consistentes en los géneros microbianos que se han asociado previamente con el consumo de la dieta mediterránea. El aumento de los géneros microbianos "buenos" también se asoció positivamente con la puntuación de la dieta mediterránea en la población general.

El investigador principal del CIBEROBN y de la Universidad de Málaga, Francisco J Tinahones ha explicado en la nota que los centros de investigación han difundido hoy que “la dieta mediterránea ha demostrado tener capacidad prebiótica, modificando de forma favorable las bacterias de nuestro intestino”. Y Jordi Salas, investigador principal del CIBEROBN y de la Universidad Rovira i Virgili, ha precisado que “se han realizado estudios previos de los cambios de microbiota con dieta mediterránea, pero éste es el primero que compara la dieta mediterránea con otra dieta también mediterránea pero hipocalórica produciendo una pérdida de peso”.

Los investigadores han subrayado que se necesitan estudios futuros para reproducir estos resultados y delinear los mecanismos por los que los cambios en la microbiota intestinal pueden tener efectos beneficiosos en la regulación del peso corporal y el riesgo cardiovascular.