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Fútbol. Primera División.

El Real Mallorca está esperando a Pablo Torre

El mediocentro cántabro, fichaje estrella del club este verano, ha protagonizado un arranque de curso irregular, llegando a perder la titularidad en choques importantes como el del Atlético o Alavés

Pablo Torre, junto a Oyarzabal.

Pablo Torre, junto a Oyarzabal. / Juan Herrero

Miguel Chacártegui

Miguel Chacártegui

Palma

Cumplida la jornada 7, el mallorquinismo sigue esperando la mejor versión de Pablo Torre. El rendimiento del futbolista cántabro, fichaje estrella del Real Mallorca este verano, ha arrojado más sombras que luces en este arranque liguero. De hecho, no fue de la partida inicial en choques importantes como los dos últimos en Son Moix frente a Atlético de Madrid y Alavés. La confianza del club y del cuerpo técnico en él es plena, pero es cierto que parte de la afición esperaba más tras su llegada este verano.

Cuando el conjunto bermellón, tras una dura negociación, anunció la incorporación del mediocentro procedente del Barcelona, muchos fueron los mallorquinistas que se ilusionaron con su llegada. El Mallorca, sobre el papel, se hacía con uno de los jóvenes más prometedores del panorama nacional, dotado de una gran calidad técnica y un futbolista capaz de elevar el nivel de la plantilla, dotando de creación al centro del campo.

Cinco millones de euros por su traspaso se trató de una apuesta muy fuerte de la entidad por él y el mensaje de que se buscaba un jugador capaz de aportar más recursos a la creación de jugadas en ataque. La figura de Jagoba Arrasate, que le transmitió su confianza, sirvió para decantar la balanza ante el interés de otros clubes.

Sin embargo, cuando ya se han cumplido siete jornadas del inicio de Liga, su rendimiento, en cuanto a cifras, no está siendo el esperado. Lleva una asistencia (a Muriqi en la derrota frente al Real Madrid), pero se espera mucho más de él. Uno de sus principales hándicaps es el físico. A excepción del partido ante la Real Sociedad, no ha completado en ningún encuentro los noventa minutos.

Y ya ante el Atlético de Madrid en la jornada 5 y frente al Alavés también fue suplente, si bien es cierto que frente a los colchoneros entró en la primera mitad por la lesión de Kumbulla. Su suplencia también tiene que ver con la necesidad de dotar de mayor fortaleza al centro del campo en un contexto de fragilidad defensiva como el que ha estado mostrando el equipo en el arranque.

Cuando ha rendido a buen nivel, Pablo Torre ha aportado un plus al equipo. Con un trato de balón exquisito, ofrece soluciones y los compañeros le buscan constantemente en el campo. Normalmente situado por detrás del delantero, se deja caer también por banda para asociarse.

Ahora bien, su regularidad no ha sido la idónea, aunque no hay que obviar que la complicada situación del equipo no le ha ayudado a dar su máximo. Torre es un jugador que necesita el balón para destacar y el Mallorca de estas primeras jornadas ha sido todo lo contrario. El conjunto bermellón reclama mucho trabajo defensivo a todos los jugadores y esa no es una de las principales virtudes del futbolista de Soto de la Marina.

Adaptarse a los automatismos de la plantilla no es algo sencillo y el cuerpo técnico está convencido de que con el paso de las semanas se podrá llegar a ver al mejor Pablo Torre, comprometido en defensa y efectivo en ataque.

En los próximos partidos su papel tiene que volver a ser importante. Con la ausencia de Jan Virgili, disputando el Mundial sub-20 con España, y la enésima lesión de Takuma Asano, Arrasate se queda con pocas opciones de tres cuartos hacia adelante. Domènech, Mateo Joseph, Torre, Javi Llabrés o Darder tirado a una banda son las opciones de las que dispone el de Berriatua para acompañar a Muriqi en ataque.

Pablo Torre tiene que dar más y Jagoba Arrasate, su gran valedor, se lo va a exigir, pero debe empezar ya por su bien y el del equipo.

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