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Fútbol

Este Mallorca es horroroso

Los bermellones caen ante la Real Sociedad, con un gol de Oyarzabal, en un partido en el que han vuelto a transmitir unas sensaciones muy preocupantes, con debilidad defensiva, pocas ideas y escasa pegada (1-0)

Oyarzabal celebra el gol ante Valjent y Pablo Torre.

Oyarzabal celebra el gol ante Valjent y Pablo Torre. / Efe

Sebastià Adrover

Sebastià Adrover

Palma

El Mallorca va de mal en peor. Otra decepción, otra derrota y la sensación de que el equipo no juega a nada. Los bermellones perdieron ante una Real Sociedad en un partido en el que siguieron con vida hasta el final porque los donostiarras no tuvieron acierto antes, pero el gol de Oyarzabal fue letal (1-0).

Solo es la jornada seis, el margen de reacción es tan grande como evidente, pero da la impresión de que el equipo no tiene claro lo que debe hacer o, incluso más frustrante, no sabe cómo hacerlo. Volvió a apostar por una defensa de cinco que no se tradujo en mayor solidez y en ataque volvió a ser muy plano, con pocas ocasiones a las que aferrarse. Faltaron ideas y, aunque el plan del choque era sorprender a la contra, la Real sufrió muy poco.

Lo más preocupante son las vibraciones que transmite el Mallorca, mucho más allá de apenas haber sumado dos puntos de dieciocho. De momento está mostrando una versión horrorosa y el duelo del sábado ante el Alavés, aunque todavía no se han sacado los abrigos del armario, ya es un punto de inflexión.

La llegada del final de la primera parte fue un alivio para los visitantes. A pesar de la defensa de cinco, seguían sin transmitir la seguridad que busca el técnico de Berriatua y los locales, como el Atlético en la anterior jornada, empezaron a llegar con demasiada facilidad. Barrenetxea sirvió un buen centro que Oyazarzabal remató fuera a los dos minutos. Fue toda una declaración de intenciones. Precisamente el propio Barrene obligó a Leo Román a lucirse con una gran parada tras un remate envenenado del extremo.

Y en la acción siguiente, en una ocasión muy clara, Aramburu le ganó la espalda a Omar y remató desviado cuando tenía toda la portería para él. Al Mallorca no le duraba la pelota ni dos segundos y estaba muy retrasado, una exageración de lo que ahora llaman bloque bajo. Arrasate se desesperaba porque esto no es lo que quería.

Un buen pase de Lato que cabeceó Antonio fue la primera señal de que los baleares sabían que había una portería en el otro lado. Incluso la esperanza aumentó con una buena triangulación en el centro del campo que provocó un pase al espacio de Maffeo que dejó mostrar los dientes a Mateo Joseph. El ariete recortó a un central y su disparo fue blocado por Remiro.

Espejismo

Sin embargo, esos brotes verdes fueron un espejismo. La Real siguió apretando, con mucha más personalidad, pero sin puntería. Aramburu probó fortuna con un tiro alto, pero la oportunidad más clara llegó en el minuto 41, cuando Barrenetxea, absolutamente solo, envió alto su tiro. Ver para creer, pero una alegría para el medio centenar de hinchas isleños desplazados a San Sebastián. La lesión de Omar obligó a la entrada de Samu Costa antes de irse al vestuario en el que Arrasate estaba obligado a cambiar algo.

El problema es que a los tres minutos de la reanudación los donostiarras se pusieron por delante después de aprovecharse de una pérdida en la salida del balón. Kubo rompió líneas con un centro a Barrene, que envió la pelota para que Oyarzabal batiera a Leo Román. Un jarro de agua fría que debía acelerar la toma de decisiones del preparador frente a un adversario que se ponía por delante en el marcador por primera vez en seis jornadas, un dato demoledor.

Y, mientras Arrasate todavía se preguntaba lo que hacer, Carlos Soler pudo marcar el segundo con un disparo que repelió Leo Román. Doce minutos después de ponerse por debajo en el electrónico, un tiempo tirado a la basura, entraron Darder y Marc Domènech por Antonio y David López. Eso se tradujo en Mateo Joseph a la banda y una defensa de cuatro, aunque lo cierto es que la vida siguió igual. De hecho, Caleta-Car cabeceó a placer algo desviado y poco después Raíllo despejó bajo palos un remate de Kubo. La zaga de los de rojo y negro seguía dando muchas facilidades y en ataque el equipo no existía.

En una jugada esporádica, Mateo Joseph se plantó ante Remiro, pero evidenció una inocencia y falta de confianza absoluta al rematar defectuosamente y después dejar que Aramburu le quitara el balón en el rechace en una acción en la que reclamó penalti.

Lo más triste es que el Mallorca parecía que no sabía cómo hacerlo, a pesar de tener sobre el césped a Pablo Torre y Darder, para hacer daño. Mojica y Mateu Jaume entraron en el 78 con la clara intención de buscar profundidad en las bandas. Algo había que hacer. Y en un saque de esquina, Samu Costa realizó una volea que tocó en la mano de Barrene. El árbitro señaló penalti, pero el VAR lo anuló. Había que insistir en los diez minutos que quedaban más el descuento, pero no sabían hacerlo. Y así es imposible levantarse.

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