Fútbol

Radiografía de la crispación del Mallorca

Bajo rendimiento de jugadores clave, poco nivel de los sustitutos, inacción en el mercado invernal, malas decisiones en los despachos y en el banquillo, conformismo en el discurso de la propiedad y futbolistas encarándose con la grada, estos son algunos de los problemas que el club bermellón está obligado a solucionar

Muriqi se lamenta de un error durante el partido ante el Getafe.

Muriqi se lamenta de un error durante el partido ante el Getafe. / Manu Mielniezuk

Sebastià Adrover

Sebastià Adrover

Palma

La crispación en la que vive el mallorquinismo, a pesar de estar a punto de cerrar una temporada en la que firmó la permanencia en Primera hace semanas de forma holgada, es digna de estudio. Haber tirado por la borda la posibilidad de clasificarse para Europa veintiún años después es lo de menos para una afición tan enfadada por lo que ha vivido en las últimos meses como preocupada por el futuro. 

El diagnóstico no es claro, y no solo hay un motivo, ni mucho menos, pero la realidad es que el club tiene un problema que debe solucionar urgentemente. Lo que sucedió en Son Moix ante el Getafe (1-2), con jugadores como Maffeo y Larin encarándose a la grada, y abucheos entre los propios aficionados, evidencian los nervios que existen y que van mucho más allá de lo estrictamente deportivo. 

El bajo rendimiento de jugadores; las malas decisiones en la planta noble y en el banquillo; la inacción en el mercado de invierno; las lesiones de futbolistas clave y el poco nivel de sus sustitutos; el conformismo en el discurso de la propiedad, dejando entrever que la clasificación para Europa molestaba; demasiadas declaraciones de jugadores enfadados por no tener minutos o deslizando que quieren marcharse; el gran absentismo de los socios en el estadio; el ridículo del filial y un sector de la afición que se siente incomprendida por el club, todo esto ha alimentado una idea difícil de digerir a las puertas de las vacaciones.

El club está saneado gracias a una gran gestión y cualquier hincha bermellón hubiera firmado en julio sumar 47 puntos a falta de una jornada para el final, pero hay demasiados detalles que han afeado el camino hasta este incómodo desenlace. «Me preocupa caer en la autodestrucción, todos tenemos que hacer autocrítica», reconoció Jagoba Arrasate ante los periodistas el domingo tras el duelo, sinónimo de que es consciente de que las cosas no van bien, por mucho que los números hayan salido. 

Una primera vuelta para la historia

Lo curioso es que el Mallorca cerró la cuarta mejor primera vuelta de su historia en la elite con 30 puntos. Había muchas voces convencidas de que el propio Arrasate había demostrado que con una plantilla parecida a la de Aguirre se podía jugar más atrevido y vistoso para el espectador y obtener buenos resultados. 

Y con el inicio de 2025, la eliminación en la Copa del Rey en manos del modesto Pontevedra (3-0) y el lío de la Supercopa de Arabia Saudí, con el acoso sufrido por las parejas de algunos futbolistas y seguidores, empezó un descalabro que no debería alargarse más de este verano. Esa es la clave. 

Los mismos protagonistas que llenaron de orgullo al mallorquinismo en diciembre acabaron siendo abucheados el domingo ante el Getafe. Eso no tiene que ver con la no clasificación para Europa, aunque era una oportunidad fabulosa. 

El conflicto llega porque la afición ha dejado de divertirse. La segunda vuelta ha sido casi de descenso, con apenas diecisiete puntos -el cuarto peor-, con un terrible nivel de juego y, justo en el día que hay que hacer un esfuerzo en casa, el equipo no chutó a puerta hasta el noventa. Y a todo eso, Larin y Maffeo se encararon con una grada que dio la impresión que está dividida, otro punto llamativo.

Por eso es tan importante que la propiedad de Andy Kohlberg se ponga manos a la obra lo antes posible para apagar todos los incendios. «Nos tenemos que hacer mirar por qué hemos llegado a esta situación de crispación. La dinámica es peligrosa, tenemos que hacer un buen mercado y una buena pretemporada», reflexionó Arrasate.

Es un mensaje en el que no exime su responsabilidad, pero va directo al CEO de Negocio, Alfonso Díaz, y al director deportivo, Pablo Ortells. El ambiente está enrarecido y está en su mano que deje de estarlo. Lo difícil es saber si parte del problema puede ser la solución.

Suscríbete para seguir leyendo

Tracking Pixel Contents