Fútbol. Primera División.

El Real Mallorca cumple con lo mínimo y nada más ante el Valladolid

El conjunto bermellón vence al colista y descendido desde hace varias semanas remontando el tanto inicial de Chuky con goles de Mascarell y Darder

Son Moix registra la tercera peor entrada de la temporada con solo 16.018 espectadores

Darder celebra su gol ante el Valladolid.

Darder celebra su gol ante el Valladolid. / EFE

Miguel Chacártegui

Miguel Chacártegui

Palma

El Real Mallorca hizo lo justo ante el Valladolid (2-1). Le tocó remontar el gol de Chuky tras un inicio desastroso que desató la ira de Son Moix, pero Mascarell y Darder, el mejor del partido junto a Greif, calmaron levemente los ánimos y mantienen a los de Jagoba Arrasate en la pelea por Europa.

El partido ante el Valladolid tenía una importancia suprema. Y no por el hecho de que no sumar de tres, unido a la victoria del Celta y del Rayo, podía suponer despedirse de Europa. Era un asunto menor comparado al ambiente de crispación que se ha generado en el mallorquinismo, aumentado tras el encontronazo en Montilivi. Y cuya consecuencia se dejó notar en un Son Moix con una entrada tan baja (16.018 espectadores) que bien haría en preocupar a la planta noble.

Los de Jagoba Arrasate, que volvió a apostar por Muriqi y Asano en el once, se contagiaron de un ambiente frío y protagonizaron unos primeros 20 minutos ridículos e indignos de un equipo que "quiere aspirar a más", como dijo el de Berriatua. Enfrente estaba un Valladolid descendido hace semanas, con solo un punto en toda la segunda vuelta y que sacó las vergüenzas de los bermellones en el arranque.

Al Mallorca se le notaba nervioso, tenso y frágil al primer golpe. Y los de Álvaro Rubio estuvieron a punto de golpear por dos veces en dos saques de esquina consecutivos. Pero por suerte apareció la figura de Greif, que evitó una goleada en el primer periodo, para frenarles por el momento.

Pero nada pudo hacer en el minuto 10, donde todos los males de este Mallorca, que no tienen solución ahora y sí en verano, salieron a la luz. Pérdida de un irreconocible Dani Rodríguez en el centro del campo. El balón acabó en Latasa, libre ante la indecisión de Valjent y Raíllo y la libertad de no tener a ningún mediocentro rival cerca. Le cedió el balón a Moro, que se marchó por velocidad con una facilidad pasmosa del eslovaco, cediendo el balón a Chuki, que solo ante la pasividad de Mojica, solo tuvo que empujarla.

Y la tormenta se desató en Son Moix. Silbidos constantes de la afición, Arrasate enfadado y desesperado en el banquillo, futbolistas que no sabían dónde meterse… Los minutos posteriores al tanto del Valladolid fueron una pesadilla que no se agrandó por la figura de Greif. Un Valladolid sin poco más que el pundonor por ofrecer estaba desnudando a un equipo roto.

Y pasado el mal trago, poco a poco el Mallorca empezó a recuperar valentía con el balón y vivir en campo rival. Asano, de los más activos, pedía el balón al espacio una y otra vez. Con Muriqi desconectado y muy lejos de un estado de forma óptimo, encontrar al nipón era la principal baza ofensiva.

Y en el minuto 28, un centro paso de Maffeo lo aprovechó Mascarell para empatar en el segundo palo, demostrando la debilidad del Valladolid en defensa. Primer gol de tinerfeño en Primera División y que sirvió para calmar levemente los ánimos. De aquí al final de la primera parte la tónica siguió igual. Un remate de Mascarell picado y otro de Raíllo alto fue la producción ofensiva bermellona, que acabó mucho mejor de lo que empezó, pero no era suficiente.

La entrada a la segunda mitad fue muy diferente a la primera y se notó rápido. Un desmarque de Asano lo detectó Dani. El japonés controló, se giró y vio a Sergi Darder muy solo al borde del área. El de Artà controló, colocó el balón al palo izquierdo de André Ferreira para marcar el segundo. Pero la alegría estuvo a punto de durar muy poco, ya que apenas dos minutos después, Cenk marcó tras rematar solo en el área. Sin embargo, había fuera de juego de Moro en la acción previa. Un susto tremendo que debía servir para espabilar al equipo y dejar claro que el Valladolid iba a vender bien cara su piel.

El partido entró en una fase de no-agresión durante un buen rato. Tan solo los cambios de Muriqi y Asano por Larin y Antonio interrumpieron un partido que había pasado del todo a la nada, con un ritmo lento. La entrada del palmesano revitalizó un poco el ataque, con un disparo que fregó el palo.

El Mallorca necesitaba cuanto antes marcar el tercero, ya que el ambiente que se respiraba en Son Moix era de que al final el Valladolid podía lograr el empate.

Y es que el conjunto vallisoletano empezó a crecerse en silencio, con cambios que habían aportado un toque de frescura y sin nada que perder. Y Latasa, con un remate que desvió Greif, estuvo a punto de lograr el empate. Y Arrasate decidió agotarlos cambios con la entrada de Lato por Darder, intentando protegerse y evitar que nada más pasara.

Y lo consiguió, con algún leve susto. El Mallorca sumó tres puntos que eran innegociables, pero las sensaciones siguen sin ser buenas y la pelea por Europa, pese a estar metida en ella, parece difícil que acabe en final feliz si el equipo no recupera su solidez.

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