Fútbol | Primera División

La opinión de Toni Ruiz: Europa se tendrá que buscar lejos de Son Moix

Samu Costa en el partido contra el Leganés del sábado.

Samu Costa en el partido contra el Leganés del sábado. / EFE

Toni Ruiz

Toni Ruiz

Palma

Parecía que el sueño europeo del Mallorca pasaba por conquistar los cuatro partidos restantes como local. Era la teoría perfecta: ganar en casa, asegurarse puntos vitales y mantener viva la ilusión. Sin embargo, la realidad ha demostrado ser más complicada de lo esperado. La derrota ante el Celta, un rival directo, fue el primer golpe. Y el empate frente a un equipo en zona de descenso como el Leganés, el segundo. Paradójicamente, ese punto, aunque insuficiente, podría mejorar la posición de los de Arrasate si la Real Sociedad no consigue puntuar en su visita al Villarreal.

El encuentro contra el Leganés pasará a la historia como uno de los más grises de la temporada. Fueron 84 minutos de absoluta monotonía y apenas cinco minutos de desesperación en busca del gol. Los mallorquinistas apenas lograron un único disparo entre los tres palos en la reanudación, igualando en este aspecto al equipo visitante. Las ocasiones fueron contadas: una de Abdón, otra de Larin y una última de Doménech. Este conformismo se trasladó a la grada, donde la afición observó resignada el escaso espectáculo ofrecido en el césped.

Tácticamente, el Mallorca apostó por su tradicional esquema de cinco defensas, una formación que suele garantizar el cerrojo en la portería. No obstante, ante un Leganés que jugaba con un único delantero, la estrategia resultó cuestionable. Valjent, lejos de su posición habitual, se aventuró en ataque en más ocasiones de lo esperado. Por su parte, los delanteros Larin y Abdón carecieron de los balones precisos desde las bandas que necesitaban para marcar la diferencia.

En medio de este panorama, la aparición de Marc Doménech se erigió como la única nota positiva del encuentro. Su potencial lo convierte en una apuesta de futuro, siempre y cuando logre afinar su puntería frente al gol.

Ahora, el Mallorca se enfrenta a un desafío aún mayor: buscar el botín perdido lejos de Son Moix, en escenarios tan complicados como Barcelona, Girona, el Bernabéu y Vallecas. Habrá que ver si este cambio de chip les permite recuperar los puntos que se les escaparon en casa y mantener viva su ambición europea.

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