Fútbol. Primera División.
El Mallorca suma un gran punto que sabe a poco en San Mamés
Los bermellones, que son séptimos, se adelantaron al Athletic Club con un gol de Raíllo en el minuto 56, aunque Nico Williams empató tan solo dos después
Samu Costa tuvo el segundo en una ocasión muy clara dentro del área y hubo un posible penalti sobre Dani en la última jugada
Fue un puntazo el que sumó el Real Mallorca en San Mamés ante el Athletic (1-1). Igualó fuerzas, golpeó primero y resistió. Un resultado que todo el mallorquinismo habría firmado antes de empezar en uno de los feudos más complicados de Primera División. Pero es inevitable padecer la sensación de que el empate fue poco botín para lo que pudo haber sido. Y esa sensación habla muy bien del partido que cuajaron los de Jagoba Arrasate y de la temporada en general.
Sacar un punto de San Mamés y tener ocasiones para que fuesen tres no lo puede contar cualquier equipo. Todo lo que podía pasar en el partido se esperó a la segunda parte. Gol de Antonio Raíllo en el minuto 56 y empate de seguido de Nico Williams en el 58. Susto de Muriqi por una posible lesión que no fue, una ocasión fallada que perseguirá meses a Samu Costa y un más que posible penalti sobre Dani Rodríguez en la última jugada. Hubo de todo en un campo que continúa siendo inexpugnable para el Mallorca, pero que dejó claro que la solidez del equipo ha regresado.
El reto en San Mamés era mayúsculo y el Mallorca se marchó con buena nota. Fue el mejor hasta el minuto 60, aguantó lo que tocaba hasta el final y soñó con el segundo ante un Athletic distraído. Las alineaciones de uno y otro equipo ya dejaron asomar que no se vería al mismo equipo aguerrido en los locales. Muchas rotaciones pensando en la Europa League y piernas justas en algunos. Por su parte, los bermellones regresaron a la línea de cinco y Samu en el centro del campo.
Cabía esperar una mayor fiereza de los de Valverde, pero lo que sucedió es un Mallorca muy bien plantado en el terreno de juego, sólido y con las ideas claras de qué hacer con el balón. Aunque eso sí, con falta de precisión en los últimos metros. Más allá de dos arrancadas de Nico Williams, el Athletic no existió en ataque y eso fue mérito de los de Arrasate, que poco a poco se asentaron en un campo siempre complicado, llegando a tener las mejores ocasiones. Muriqi tras un pase de Asano, un remate de cabeza de Samu y una volea desviada de Darder fue la producción ofensiva en la primera mitad. Escasa, pero que servía como ejemplo del buen juego del Mallorca.
El descanso fue la calma que precedía a la tempestad que se avecinaba en el segundo periodo. Arrancó como el primero, quizá con el Athletic más entonado, y con un buen susto al ver a Muriqi dejándose caer al suelo y reclamando las asistencias médicas. Un golpe, según pareció, que quedó en nada.
Y de un córner, poco después, nació el gol de Antonio Raíllo. Como ante Las Palmas en la primera jornada del curso pasado, el asistente y el ejecutor fueron los mismos. Darder la puso y el cordobés, libre demarca tras un bloqueo, vio el balón de cara en todo momento y lo estampó de cabeza al fondo de la red.
Pero la euforia iba a durar entre poco y nada. Concretamente, dos minutos. El tiempo que tardó el Mallorca en desbaratarse por un momento en la presión y dejar la banda para que Gorosabel metiese un caramelo que Nico Williams solo tuvo que empujar al fondo de la red.
El tanto del empate y los cambios de Valverde revitalizaron al Athletic, que se puso el traje de acosador y le hizo pasar al Mallorca sus momentos más delicados. No hubo ocasiones de gol, pero sí la sensación constante de que cualquier centro supondría la remontada.
Arrasate renunció a un jugador más explosivo en ataque y sus cambios fueron más a tener piernas frescas en el centro del campo para resistir las embestidas locales. Pese a ello, quien estuvo cerca del segundo gol fue el Mallorca. Mojica, tras una gran jugada, sacó un pase atrás raso que le llegó a Samu. El portugués, con todo el tiempo del mundo, cuando solo tenía que dirigirla a portería, le pegó rematadamente mal y la envió casi fuera del estadio.
Las fuerzas del Athletic, a medida que se iba acercando el final, flaquearon. Y el Mallorca pudo conseguir el premio grande si Hernández Hernández y el VAR no se hubiesen lavado las manos con un empujón de Gorosabel sobre Dani Rodríguez en el área en el último minuto. El penalti, pese a las protestas, no llegó, pero sí que lo hizo el empate y el quinto partido seguido sin perder. Ya son 37 puntos y la permanencia matemática cada vez está más cerca.
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