Fútbol. Primera División.
Arrasate recupera el plan inicial de su Mallorca
El técnico bermellón regresó con éxito ante Las Palmas al sistema 4-3-3 que tan buenos resultados le dio al inicio de curso, apostando por dos extremos y confiando en Muriqi como faro en ataque

Los futbolistas de Mallorca y Las Palmas, antes de arrancar el partido con el mosaico de fondo en Son Moix. / RCDM

El Real Mallorca volvió a sus orígenes para sonreír por primera vez en 2025. Ante Las Palmas (3-1) ganar era una obligación para no hundirse más en el pozo de miserias que había sido hasta el momento la racha del equipo tras el cambio de año. Y lo consiguió de manera holgada e incluso con un marcador más corto de lo que mereció por las ocasiones creadas. Pero, además, en un contexto en el que solo importaba el resultado final más que el cómo, lo hizo regresando al plan inicial de principio de curso que tan buenos resultados le dio.
Este mes y medio de vacío –sin contar el empate de la semana pasada frente a Osasuna (1-1)– ha sido la época más complicada para Jagoba Arrasate. No por urgencias clasificatorias ni amago de cambio, algo que la primera vuelta se encargó de dejar claro, sino por encontrar la fórmula para que su equipo volviera a recuperar su esencia y dejase de practicar un fútbol plano, aburrido y sin posibilidad de obtener premio alguno.

Celebración del gol de Dani ante Las Palmas. / RCDM
El de Berriatua siempre ha querido extremos. Lo pidió antes de llegar, lo reclamó en verano y lo consiguió de manera parcial. Asano y Robert Navarro sí que respondieron al perfil que buscaba –no así Chiquinho o Valery, cuyo papel es residual en las rotaciones–.
Piezas en su sitio
La larga lesión del nipón y la irregularidad del catalán le habían impedido hasta la fecha dar forma a su idea, teniendo que colocar de falsos extremos a Darder y Dani. Pero ante Las Palmas pudo recrearla y le salió a la perfección. El 4-3-3, al menos como local, es el sistema que mejor le ha funcionado a este Mallorca. La baja de Samu permitió colocar al de Artà en su posición natural, la de mediocentro más retrasado, liberándole del trabajo por fuera y dándole la batuta del juego.
Y más allá de la empanada del minuto 2 con la ocasión de Javi Muñoz y la parada de Greif que pudo mandar todo al traste, al Mallorca se le vio muy cómodo. El balón fluyó rápido de lado a lado, los bermellones se multiplicaban en todos los lugares del campo y el acierto aumentó.
Hicieron muchas cosas bien –Las Palmas también se lo puso muy fácil– y recordaron al equipo que arrancó tan bien la temporada. Todos los futbolistas elevaron su nivel respecto a las últimas semanas, pero hubo algunos que destacaron sobre el resto, permitiendo ver el mejor partido en mucho tiempo. Mojica, al que la falta de competencia le ha lastrado, volvió a ser un puñal por su banda. El colombiano, capaz de lo mejor y de lo peor, se adornó en exceso en algunas ocasiones, pero fue un dolor de cabeza continuo. De sus botas nació tanto el segundo gol de Muriqi como el tanto de Dani, con centros incómodos para la defensa rival.
Darder, situado un paso por detrás, fue otro. Ver el fútbol de cara y no de espaldas continuamente es la gran virtud del mallorquín, que además gozó de la nula presión de Las Palmas para tener tiempo de controlar la pelota, levantar la cabeza y decidir. Dani, cuya edad en el campo y en el DNI no tienen nada que ver, disfrutó por el centro y ayudando en las bandas, siendo el socio de Muriqi en la presión y un incordio por su energía. Su gol, atento al rechace dentro del área, fue el premio a una grandísima actuación.
El peligro, por fuera
Pero si hubo tres futbolistas que sobresalieron fueron Asano, Robert Navarro y Muriqi. El nipón, cuya lesión en septiembre y su posterior recaída frenaron un inicio esperanzador, estuvo de diez ante Las Palmas. Su electricidad en los desmarques y velocidad al espacio le dio alas al Mallorca por su costado, siempre encontrando una solución en él. Se marchó sin engrosar sus números, pero con la ovación de Son Moix.
Navarro, por su parte, parece haber regresado por sus fueros. El catalán, cuya irregularidad le dejó en el banquillo más de un mes, hizo lo que quiso este domingo ante Las Palmas. Asociándose continuamente con Mojica o por dentro con Dani, sacó a relucir su repertorio, gustándose de más en alguna ocasión. Pero si alguien se marchó contento a casa fue Muriqi. El kosovar marcó por partida doble y recordó al de su primera temporada. Y si destacó también fue porque, de nuevo, volvieron a buscarle con centros, algo que sin extremos no ocurre tan a menudo.
La plantilla, que regresará al trabajo el jueves tras dos días libres, se ha quitado de encima la presión de no ganar y ahora debe meter la directa para cerrar cuanto antes la permanencia y permitirse el lujo de aspirar a cotas más altas.
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