Fútbol. Primera División.
Sin gol no hay felicidad en el Real Mallorca
El 2025 ha arrancado para el conjunto bermellón con un mismo denominador común en la eliminación en la Copa del Rey y la derrota en la semifinal de la Supercopa: los problemas para generar ocasiones

Vedat Muriqi. / RCDM
Si clasificarse para Europa puede ser una posibilidad y no un imposible, el Real Mallorca debe mejorar en ataque. Sin gol no hay premio ni felicidad posible y los de Jagoba Arrasate vuelven a sufrir los mismos problemas que han aquejado a la plantilla a lo largo de distintas etapas. Dos partidos ha disputado en 2025 y en ambos no solo no marcó, sino que prácticamente generó ocasiones de peligro. Larin, Muriqi y Abdón apenas inquietan a la portería rival, pero tampoco cuentan con la ayuda necesaria para ello.
El inicio de año de los bermellones no ha sido el previsto. La temprana eliminación en la Copa del Rey ante el Pontevedra de Segunda RFEF (3-0) y la derrota en la semifinal de la Supercopa de España ante el Real Madrid (3-0) tuvieron en común que el equipo apenas inquietó la meta rival.
En Pasarón, en el peor partido de los de Arrasate este curso, tan solo una volea centrada de Antonio Sánchez en los primeros minutos fue el único disparo entre los tres palos que realizaron en todo el encuentro. Ante el Real Madrid en Yeda, directamente Courtois no tuvo que realizar ninguna intervención. Ante el Getafe, en el último choque del año, el tanto de la victoria llegó de penalti en un partido en el que brillaron por su ausencia las ocasiones de gol, aunque más justificable por el enredo defensivo que siempre plantean los equipos de Jose Bordalás.
Y es que más allá del flojo desempeño de los tres delanteros del equipo en ambos encuentros, al Mallorca le cuesta un mundo crear ocasiones de gol, algo que señala directamente al centro del campo.
Ante la falta de extremos tras el gran bajón de Robert Navarro, la prolongada ausencia de Asano –ya recuperado de su lesión, pero muy lejos del rendimiento que ofreció a principio de curso– y la falta de confianza en futbolistas como Chiquinho y Valery, la segunda línea de los mallorquinistas no inquieta en el último tramo del campo.
Arrasate, que ha probado a todos los delanteros juntos o por separado, sigue dándole vueltas al sistema que mejor rendimiento pueda darle. La pareja Muriqi-Larin sigue sin acabar de entenderse y sin generar la superioridad que se les presupone por su envergadura y por sus características, siendo uno más fijador y otro más especializado en caer al espacio.
Encontrar de nuevo la ruta hacia el gol es uno de los deberes obligatorios de esta plantilla. Y algo que corregir una vez que LaLiga regresa para los bermellones prácticamente un mes después y en el que el objetivo, de seguir así, no será solo la permanencia, sino pelear por estar el curso que viene en Europa. Hay material para volver a ser dañinos en ataque, pero todos deben dar un paso al frente.
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