Fútbol.

El sueño del Mallorca en la Supercopa de España dura 62 minutos

Un gol de Bellingham en la segunda parte tira por la borda el plan de los bermellones, que dieron la cara hasta ese momento, ante un Real Madrid que amplió la diferencia en el descuento con un gol en propia de Valjent y otro de Rodrygo

Bellingham celebra su gol ante el Mallorcaen la semifinal de la Supercopa de España.

Bellingham celebra su gol ante el Mallorcaen la semifinal de la Supercopa de España. / AP

Sebastià Adrover

Sebastià Adrover

El sueño de la Supercopa de España le duró sesenta y dos minutos al Real Mallorca. Fue el tiempo que tardó el Real Madrid, a través de Bellingham, en marcar un gol que tiró por la borda todas las cosas que había hecho bien hasta ese momento para resistir ante el campeón de Europa. El 3-0 es engañoso porque los tantos de Valjent, en propia puerta, y Rodrygo llegaron en el descuento, pero lo cierto es que a los bermellones no les dio para más. 

Dieron la cara defendiéndose con orden ante un adversario hambriento de títulos, pero cuando se vieron por debajo en el electrónico ya fueron incapaces de reaccionar en el majestuoso King Abdullah de Yeda (Arabia Saudí). En un choque en el que no supo aprovechar sus contadas ocasiones, el rodillo madridista fue demasiado. Sin embargo, el simple hecho de disputar esta competición ya es un premio al que hay que concederle mucho valor y puede volver a la isla con orgullo, por mucho que el resultado sea tan feo.

Y eso que el inicio dio miedo. El empate al descanso era el mejor resultado posible. El arreón inicial de los merengues hubiera tumbado a cualquiera, llegó a tambalearse, pero el Mallorca resistió como pudo ante el mejor ataque del mundo. En apenas tres minutos Lucas Vázquez, llegando desde atrás, y después un tiro seco de Rodrygo, le dejaron claro a Greif que debía estar inspirado. El Real Madrid salió dispuesto a resolver rápido el duelo, con una presión a la salida del balón asfixiante muy incómoda y haciendo daño por bandas. Mbappé remató defectuosamente tras ganarle la espalda a Valjent tras un gran pase de Lucas Vázquez, y después Tchouameni y Bellingham probaron fortuna con disparos que obligaron a intervenir al meta eslovaco. Solo había pasado un cuarto de hora y el encuentro ya empezaba a ser insoportable para los mallorquinistas, que tenían serios problemas para que el balón les durase dos o tres pases. 

No obstante, poco a poco fue despertando, estirando algo más sus líneas buscando sorprender. Muriqi y Dani lideraronn un buen ataque que finalizó con un cabezazo demasiado forzado de Larin. Por fin habían encontrado espacios, unas de las armas que debía explotar ante un rival tan volcado hacia el otro lado del campo. Dani Rodríguez empezaba a aparecer y su descaro era una bendición para sus compañeros. Primero tiró desde demasiado lejos, pero después, asociándose con el kosovar, combinó con talento para que Larin chutara desviado. Otra vez el Mallorca mostró los dientes y, cuando empezaba a asentarse, llegó un mazazo. 

Raíllo, que está incubando un proceso gripal, pidió el cambio y tuvo que ser sustituido por Copete. Sin el capitán el equipo no se descompuso atrás, sufriendo menos que al principio, aunque se echaba de menos extremos más rápidos para dar algún susto a Courtois y, sobre todo, que Darder entrara más en juego. 

Nada más empezar la segunda parte Mojica se sacó de la chistera un buena acción por la izquierda y el balón acabó en Dani, que chutó demasiado alto. Y otra vez el colombiano fue protagonista con un tiro que se marchó fuera. Y en esta acción Tchoaumeni dio un gran susto al recibir un golpe que hizo saltar al campo incluso al médico del Mallorca, pero afortunadamente no tuvo consecuencias para su vida, pero sí para el choque porque fue sustituido por Asencio. 

Cuando el partido estaba con menos ritmo, el Real Madrid asestó el golpe. Darder perdió un balón en el centro del campo y la contra iniciada por Valverde acabó en tragedia. Rodrygo estrelló su cabezazo al palo, Mbappé recogió el balón y su tiro fue repelido por Greif, pero a la tercera Bellingham no perdonó sin que nadie pudiera evitarlo (1-0). Un jarro de agua fría en el minuto 62, a pesar de los 28 grados en Yeda, que rompió todo el plan y desoló al centenar de ‘barralets’ en las gradas.

Arrasate movió el árbol al introducir a Samu Costa, Asano y Robert Navarro, es decir, apostó por dos jugadores veloces y la intensidad del luso, que regresó más de un mes después tras su lesión. Estaba obligado a dar un paso hacia adelante pero la realidad es que no se notó. Incluso Rodrygo, primero, y Mbappé, después, estuvieron cerca del 2-0, pero Greif estuvo en su sitio. Es como si la gasolina se le hubiera acabado a los baleares después del tanto del adversario. Abdón entró en el minuto 79 por Dani Rodríguez para intentar un gol imposible, la especialidad del artanenc.

No obstante, no estuvo ni cerca de eso y el Real Madrid jugó el tramo más plácido del encuentro, sin estar exigido. Los de rojo y negro fueron incapaces de crear una ocasión estando por debajo en el marcador, no les daba para más. Incluso en el descuento Valjent quiso cortar un pase e introdujo el balón en su portería. Y cuando ya solo se esperaba el pitido final del colegiado, Rodrygo anotó un cruel 3-0 que obligaba a sacar el billete de vuelta para casa mucho antes de lo deseado.

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