Opinión
Hernández Maeso-Figueroa Vázquez, ¡a la nevera! ¡menudo escándalo!

Muriqi se marcha del campo tras ver la roja ante el Girona. / LFP
«Estoy de acuerdo con la sanción. La asumo. Pero solo pido una cosa: que los árbitros se comporten de la misma manera, con idéntica rigurosidad y rigor, con todos los equipos, con todos los entrenadores, en todos los partidos, en todos los campos».
El técnico alemán Hansi Flick lleva solo seis meses en España y ya se ha dado cuenta de cómo funciona esto. Flick, expulsado en el partido del Benito Villamarin, asume los dos partidos de castigo pero, más que justicia, lo que pide es que los árbitros, que no son solo profesionales sino que ganan un auténtico dineral en un negocio de miles de millones de euros, se comporten con idéntico criterio siempre, cosa que no ocurre.
Lo ocurrido ayer en el estadio Son Moix del Real Mallorca es, no solo el mejor ejemplo, horas después de que Flick reclamase igualdad de criterios y decisiones para todos, sino un auténtico escándalo, que, sin duda, será pasado por alto por los jefazos de los dos colegiados, Hernández Maeso, sobre el césped y el peligrosísimo Figueroa Vázquez, en la sala de vídeo.
Olvidémonos del resultado por un día (triunfo más que apoteósico, sublime, heórico, sí, ante un equipo de Champions), por una jornada y, de verdad, centrémonos en el escándalo, en la manipulación que sufre el campeonato por la falta de criterio o por el criterio cambiante de los árbitros, insisto, ya ricos, y, por tanto, a los que se les debería exigir más. Y pensemos, denunciemos, por qué unas veces se consulta al VAR y otras, no. Ya sé que lo saben, pero, en el minuto 31, Bryan Gil le quiere arrebatar un balón, frente a los banquillos, a Muriqi, que extiende su pierna derecha para proteger el esférico, con tan mala suerte, que sus tacos impactan en la tibia del osasunista. Falta. ¿Roja?, pues para Hernández Maeso, no, porque no ha visto la acción tan punible. El curioso Figueroa Vázquez le pide que revise la jugada y Muriqi se va a la calle, con roja.
Podemos debatir, sí. Pero, de pronto, a los ocho minutos, ¡solo ocho minutos después!, ya no podemos debatir, sino que debemos indignarnos, como seguidores del ‘Mallorqueta’, porque Van de Beck le hace, junto a la portería local, la misma entrada, los mismos tacos en la misma tibia-tobillo de Copete, ¡igual, igual, igual, exactamente igual, idéntica agresión! y el tal Hernández Maeso, nacido en Bruselas, ciudad de la justicia europea y en su segunda temporada en Primera, ¡vaya si se le nota!, va y, no solo no le saca la tarjeta roja a Van de Beck, sino que ni siquiera la amarilla.
Peor, peor, peor, mucho peor, le muestra la amarilla a Copete por reclamarle la misma expulsión, idéntica!, que a su compañero Muriqi. Peor, peor, peor, mucho peor, el tal Figueroa Vázquez, que, en la acción de Muriqi con Bryan Gil, no tardó ni 15 segundos en llamarle por el pinganillo a su colega para que viese el vídeo, se hace el sordo, el sordo y el ciego y hasta deja de ser árbitro y aplicar la justicia, permitiendo, con el «¡sigan! ¡sigan! ¡sigan!!» del tal Hernández Maeso, que se perpetúe uno de los mayores escándalos de esta Liga. Difícilmente se producirá uno ni siquiera similar, tan documentado.
Repito, dejemos el resultado. Y centrémonos en que ni a Hernández Maeso ni a Figueroa Vazquez les pasará nada, después de cobrar sus buenos miles de euros este fin de semana. Pero, claro, es el Real Mallorca y a quién le preocupa una injusticia (más) sobre el ‘Mallorqueta’. O, peor aún, sobre un equipo menor.
Es por eso que Hansi Flick tiene razón: los árbitros se atreven a hacer unas cosas a unos y no se atreven a hacérselas a otros. Lo de ayer en Son Moix, repito, es un auténtico escándalo. Acciones idénticas, perfectamente homologables, sanciones dispares. Roja para Muriqi, ni amarilla para Van de Beck. Peor aún: el tal Figueroa Vázquez no sugirió revisión y eso que vio la jugada 20 veces. Nosotros, la vimos una y fue suficiente para saber que nos habían robado… la roja a Van de Beck.
Y aquí nadie pedirá perdón. Y los jefes de Hernández Maeso y Figueroa Vázquez dirán que hicieron un gran arbitraje. Y todos nos quedaremos con cara de tontos. Que es lo que somos por creer, como lamenta Hansi Flick, que los árbitros, de arriba y de abajo, del césped y de la sala de vídeos, se comportan igual con todos los equipos, jugadores y entrenadores. Los dos vídeos del Mallorca-Girona son el ejemplo más evidente de que esto es una vergüenza, te pase a ti o le pase al Barça. n
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