Fútbol. Primera División.
Raíllo se condenó con una mano difícil de entender
El central del Mallorca puso fin a las esperanzas de remontar de los suyos ante el Celta con una acción injustificable cuando lo tenía todo de cara para llevarse la pelota, dejando a los suyos con uno menos tras una roja directa clara

De Burgos Bengoetxea le mostró la tarjeta roa a Raíllo tras revisar la jugada en el monitor. / FDV

El partido ante el Celta fue un cúmulo de despropósitos. Un once con demasiadas rotaciones, una falta evidente de veneno en área contraria, ninguna idea en el centro del campo... El Mallorca cerró ayer una semana horrible de fútbol con su segunda derrota, a la que se tuvo que añadir la ridícula mano de Antonio Raíllo que, aparte de anular cualquier intento de reacción en Vigo, deja al equipo sin su capitán frente al Girona.
La acción que se vivió en el minuto 74 en Balaídos fue muy difícil de entender. Un balón en largo midió al central bermellón y al delantero Douvikas. El ‘21’, que era el último jugador, lo tenía todo de cara y la posición ganada al atacante, pero decidió ayudarse de la mano para llevarse el balón con la cabeza.
Una jugada que no tuvo ningún sentido, pero que ni el asistente en la banda ni De Burgos Bengoetxea se percataron en directo. De hecho, la acción continuó con una falta señalada a favor de los de Arrasate al borde del área del Celta.
Sin embargo, Pizarro Gómez, en la sala VOR, requirió la presencia del colegiado para que revisase la acción. La manó no dejó lugar a dudas. Si acaso, que la acción solo acabase en tarjeta amarilla al tener Raíllo la posición ganada, pero ni de esas. Tarjeta roja, un futbolista menos y un partido tirado a la basura para cerrar cuatro días de pesadilla, llenos de errores individuales.
Por mucho que Arrasate protestara tras ver que su capitán era expulsado, la acción no admitía ninguna interpretación errónea. Fue un error inexplicable, de pillería que hubiera servido antes del VAR, pero que ahora con mil ojos sobre lo que ocurre en el césped, quedará como un fallo.
Ya no estuvo fino ante el Barcelona y ayer ante el Celta cometió una imprudencia. Raíllo, que lo ha jugado todo salvo algunos minutos ante Las Palmas, deberá reflexionar esta semana y animar desde la distancia ante el Girona. De dos victorias seguidas se han pasado a dos derrotas duras. Los falos individuales deben llegar a su fin.
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