Fútbol. Primera División.

Una victoria más que necesaria para el Mallorca

Los bermellones recuperó las buenas sensaciones ante Las Palmas, tirando de efectividad con tres goles en tres ocasiones y sumando un triunfo que rompió la racha negativa a domicilio

Mojica logró el gol de la victoria ante Las Palmas tras una espectacular jugada de estrategia.

Mojica logró el gol de la victoria ante Las Palmas tras una espectacular jugada de estrategia. / EFE

Miguel Chacártegui

Miguel Chacártegui

El Real Mallorca necesitaba un triunfo como el de este sábado ante Las Palmas. Quizás con menos sufrimiento y más tranquilidad, pero lograr una victoria tras dos derrotas consecutivas es el mejor impulso posible para una plantilla que vivía su primera minicrisis de resultados. Y con un calendario exigente hasta Navidad, tener asegurados 21 puntos es algo que nadie les va a arrebatar.

El choque en Gran Canaria, además de ser escenario de una de las jugadas más extrañas vistas nunca en la Liga —al menos en los últimos años—, sirvió para ver a los de Arrasate empezar a recuperar la sensación de solidez mostrada hasta un mes antes. Fue una de las peticiones del técnico bermellón en la previa, especialmente después del bajón a domicilio con las derrotas frente al Espanyol (2-1) y el Alavés. Quería volver a su Mallorca reconocible y lo consiguió, aunque aún queda para que alcance su mejor nivel.

Aparte de la primera mitad, en la que la igualdad —por lo bajo— dominó el partido, en la segunda, más allá de los seis minutos fatídicos, el Mallorca dio una buena imagen. Impenetrable atrás, rápido en la transición y efectivo, algo que echaba en falta tras más de trescientos minutos sin marcar. De hecho, los tres goles llegaron en los únicos tres disparos entre los tres palos del encuentro.

La velocidad a la hora de armar jugadas provocó el primer tanto de los bermellones, con un protagonista claro: Mateu Morey. El de Petra, en blanco hasta ese choque, dio la energía necesaria a la jugada para que llegara a buen puerto. Tras pasársela a Dani, arrancó al espacio. El de Betanzos lo vio, el mallorquín consiguió llegar casi al área pequeña y su envío, tras un rechace, lo aprovechó el gallego para marcar.

Algo parecido ocurrió en el segundo tanto: una jugada con pocos toques de balón y muchos metros recorridos, finalizada por Robert Navarro. El Mallorca, en este curso, es un equipo que sabe sacarle partido a los pocos goles que lleva anotados y que se mueve mejor con espacios que contra defensas cerradas. La estadística dice que si marca primero, gana, algo que se cumplió ayer.

Es cierto que el empate dolió y puso en peligro todo lo cosechado, pero no es menos cierto que uno de los goles tuvo la fortuna de rebotar en Valjent, despistando a Greif, y otro fue desde los once metros. La jugada final, insólita, les sonrió y les puso en bandeja la posibilidad de la victoria, que lograron tras el gol de Mojica. Cuestiones aparte de si la jugada estuvo bien arbitrada o no —que con la mano en el reglamento, sí lo estuvo—, el Mallorca regresó a la isla reforzado en lo anímico y con posibilidades de dejar la permanencia muy cerca antes de que acabe el año.

Por mucho que ya se lleven catorce jornadas de Liga, el proyecto de Arrasate (firmado por tres temporadas) sigue estando en su fase inicial. Y tras un mes de zozobra, con malos partidos y peores sensaciones, volver a ganar insufla moral y convencimiento al grupo de que están en el camino correcto. La siguiente estación es el Valencia en Son Moix, el primero de los tres partidos que jugará en casa en siete días. Pero con una victoria, se trabaja mejor.

Suscríbete para seguir leyendo

Tracking Pixel Contents